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La industria vasca ya atravesaba serias dificultades des por los problemas de Alemania y Francia y el primer mes de Donald Trump como presidente de ... Estados Unidos, con continuos anuncios de aranceles, ha encendido todas las alarmas. El Gobierno vasco ha reaccionado con la creación de un grupo de trabajo que aglutina a todos los clústeres y asociaciones que se reunió por primera vez la semana pasada.
- En un principio no se convocó a Confebask. ¿Qué ocurrió?
- Fue un malentendido que se solucionó.
- ¿Qué expectativas tienen en ese grupo de trabajo y cómo valora la iniciativa?
- Creo que es una iniciativa muy positiva porque crea país. Se está reuniendo en un único foro a todos los agentes y a todas las industrias actoras con un objetivo común. Todos estamos aportando, en la medida de lo posible, nuestros puntos de vista para que el Gobierno vasco pueda actuar de la forma más rápida posible. La incertidumbre del panorama internacional se suma, además, a unos costes laborales al alza, a un absentismo que afecta a la competitividad y a la dificultad para encontrar los perfiles adecuados.
- ¿Qué debería hacer la Unión Europea para afrontar un desafío de tanta magnitud? ¿Confía en que sepa plantar cara a Trump?
- Uno de los grandes problemas que hay es que no vemos a Europa lo suficientemente alineada. Hace falta una voz única. Es verdad que todo está avanzando muy rápido y quizás Trump está yendo más lejos de lo que esperábamos. La situación que se está creando es gravísima. Aunque Estados Unidos solo supone un 8% de las exportaciones vascas, hay mucho miedo por el efecto rebote, es decir, por lo que pueda pasar al resto de las economías europeas como Alemania y Francia. Además existe el riesgo de que Europa se llene de productos chinos o indios que tengan más dificultades para entrar en EE UU.
- La industria ya está mostrando graves dificultades. ¿Cuál es el diagnóstico?
- El diagnóstico es muy preocupante. Está empezando a haber ERTE y también cierres. Aparte de casos conocidos como el de Guardian, también se registran cierres ocultos que no trascienden de empresas ligadas a sectores como la automoción, que está sufriendo mucho. Y me gustaría llamar la atención sobre el hecho de que en este contexto tan complicado se hayan convocado movilizaciones en Talgo. Con todo lo que ha costado conseguir esa operación, el esfuerzo público privado realizado... y de repente esa respuesta. No se entiende. Hay que trabajar en modo país.
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