Siemens Gamesa ha cesado por sorpresa a su consejero delegado, Markus Tacke, después de acumular dos trimestres de resultados negativos y reconocer que registrará por primera vez pérdidas este año desde su creación en 2017 como consecuencia de los efectos de la pandemia. El hasta ... ahora responsable del área de Offshore, Andreas Nauen, tomará las riendas de la compañía de aerogeneradores para intentar relanzarla y superar el bache.
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Según detalla la empresa en un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), esta decisión la tomó el miércoles el consejo e administración ante la «dimisión» presentada por Tacke, «quien, con carácter previo y con el informe de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones, ha sido cesado de mutuo acuerdo en sus funciones ejecutivas como consejero delegado».
Markus Tacke accedió al cargo de consejero delegado en mayo de 2017, en sustitución de Ignacio San Martín, tras la fusión entre el negocio de renovables del grupo alemán Siemens y la compañía vasca de aerogeneradores Gamesa. El presidente, Miguel Ángel López, le ha agradecido en una nota el papel que jugó en esta integración, pero en una presentación posterior ante analistas también dio cuenta de la negativa evolución de la empresa en los últimos tiempos.
Siemens perdió en su primer semestre fiscal (octubre-marzo) 339,3 millones de euros, frente a los 67 millones que ganó un año antes. La empresa cifró en 56 millones el impacto «directo» de la crisis de la covid-19 sólo en el segundo trimestre.
Y lo que viene no pinta mejor. La compañía reconoce en un comunicado que los costes de los proyectos y el impacto financiero asociado a la covid-19 resultarán en un resultado neto de explotación (ebit) antes de PPA (contratos a largo plazo) y de costes de integración y reestructuración negativo en el tercer trimestre.
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El ebit positivo anticipado en el cuarto trimestre no se espera que compense completamente la evolución negativa de todo el año fiscal. En resumen, que todo apunta a sus primeras pérdidas anuales desde su creación en 2017.
El coronavirus, con los consecuentes problemas en la cadena de suministro y en la ejecución de proyectos, se han sumado a los que ya lastraron las cuentas en el primer trimestre (de octubre a diciembre según su ejercicio fiscal), básicamente el retraso en varios contratos en el Norte de Europa y el hundimiento del mercado indio.
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En el fondo lo que subyace es la incapacidad de la empresa de hacer rentable la división onshore (aerogeneradores terrestres), donde ya hace tiempo que el grupo reconoce la necesidad de un fuerte ajuste. Esta pata del negocio es la que dominaba la antigua Gamesa, mientras que Siemens siempre ha estado más centrada en la parte offshore, que evoluciona muy bien.
El anuncio de estas malas perspectivas causó el desplome de la compañía en Bolsa. Poco después de la apertura, se dejaba cerca de un 9%. De nada sirvieron sus mensajes tranquilizadores en el sentido de que «a pesar de los retos a corto plazo, las perspectivas a futuro de la industria y de la compañía siguen siendo atractivas».
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