Sener mantiene congelado su proyecto de fábrica de electrolizadores en Euskadi

Sener constituyó una sociedad instrumental que debía dar cobertura jurídica a la nueva empresa y la bautizó como SJC Hurargi, con sede en Getxo. Las siglas SJC ya anticipaban que sería una sociedad conjunta entre Sener y la firma belga John Cockerill, empresa bicentenaria que nació para actuar en el sector de la siderurgia y que ha derivado en un especialista en electrolizadores. Es el socio tecnológico que eligió Sener para iniciar esta aventura pero, de momento, ni siquiera ha entrado en el capital de la sociedad instrumental. Otro signo de congelación. Fuentes de la ingeniería aseguran que las relaciones con la firma belga son buenas, aunque en el sector del equipamiento eléctrico corre la idea de que Sener quiere desarrollar su propia tecnología de electrolizadores. Algo que, advierten, «le costará bastantes años». Más congelación.

Desde Petronor, otra de las partes implicadas, apuntan que su papel en este proceso ha sido el de «impulsores, con un compromiso de compra de electrolizadores en el caso de que esa fábrica se convierta en realidad», pero matizan que todo lo relacionado con el proyecto industrial depende de Sener. La compañía, filial del grupo Repsol, confirma que encargó a Sener un pequeño electrolizador de 2,5 megavatios, que será fabricado en realidad por John Cockerill, pero no ha cerrado todavía la adquisición de otros que tiene previsto. Ese equipo debía estar ya instalado y también se ha retrasado. Las estimaciones apuntan a la primera mitad de 2023 como nueva fecha e irá ubicado en el Parque Tecnológico de Abanto, donde Petronor instalará sus laboratorios de desarrollo del hidrógeno. El resto, uno de 10 megavatios para su planta de experimentación de combustibles sintéticos en el Puerto de Bilbao y otro de 100 megavatios para alimentar la refinería de Muskiz, no se han contratado aún.

La fábrica de electrolizadores y estas inversiones son algunos de los proyectos estrella del Corredor Vasco de Hidrógeno, asociación en la que se han integrado más de un centenar de empresas, instituciones y centros tecnológicos. También es uno de los proyectos que han solicitado ayudas de los fondos europeos. Fuentes sindicales aseguran que Repsol trabaja con la empresa pública Navantia para impulsar una fábrica de electrolizadores en Galicia con el fin de proporcionar alternativas de empleo a la construcción naval.

Si la construcción de esta fábrica de electrolizadores fracasa, será la segunda decepción para el País Vasco en el mismo segmento. El primero fue el proyecto Iberlyzer, auspiciado por Iberdrola, Ingeteam y la norteamericana Cummins, que se escapó. Cummins se ha quedado sola, con la ventaja de ser propietaria del conocimiento para fabricar electrolizadores, lo que le ha permitido avanzar con rapidez. Hace meses anunció la compra de 60.000 metros cuadrados de terreno en Guadalajara -desechó las opciones de instalarse en el País Vasco- y esta misma semana ha comunicado el inicio de las obras de la fábrica.