Petronor no prevé recuperar la plena actividad a corto plazo en la refinería

Los últimos datos disponibles sobre el consumo de carburantes en España indican que la demanda aún es inferior a la que existía en el mismo periodo de 2019, antes de que se declarase la pandemia. En concreto, el consumo de combustibles de automoción aún es un 9,5% inferior al de ese ejercicio, mientras que el agujero en la demanda de queroseno de aviación es brutal: un 70% menos. Aún hay muchas dudas en el sector en torno al consumo durante los meses de julio y agosto ya que las condiciones de movilidad no serán plenas. La operación «paso del estrecho», que cada año supone la travesía de 3,3 millones de viajeros entre el norte de España y Marruecos, ha sido anulada de nuevo este verano y desviada a puertos de Italia y del sur de Francia. Petronor no es la única instalación del grupo Repsol que se mantiene con una capacidad de producción reducida ya que también se encuentra e la misma situación de la La Coruña.

Fuentes de la compañía señalan que además de la debilidad del mercado interior también hay una demanda limitada de exportaciones, un mercado al que Petronor destina tradicionalmente el 40% de su producción de carburantes. La actividad de la refinería, además, tiene una trascendencia directa en la capacidad de gasto del conjunto de las administraciones vascas, ya que es una de las principales fuentes del ingreso público en Euskadi. En 2019 la actividad generada por la empresa permitió ingresar 826 millones de euros a la Hacienda foral vizcaína. Esa recaudación se reparte también con el Gobierno vasco e incluso con el resto de territorios, debido a los sistemas de compensación que existen para el IVA y los impuestos especiales.

A pesar de lo prolongado de la crisis, Petronor retrasó hasta el pasado mes de mayo la adopción de medidas de ahorro en sus costes laborales, con la aplicación de un ERTE parcial, que afecta a 364 de los 965 trabajadores de la compañía aunque en un grado muy diferente en cada caso. La reducción de jornada es equivalente a una suspensión total de jornada de 40 empleados. La negociación de ese ERTE disparó una elevada conflictividad con la plantilla, con un paro de 10 días y jornadas de huelga intermitentes, que condujeron a la presentación del expediente sin acuerdo. La empresa había propuesto un complemento de hasta el 80% en las percepciones salariales de los afectados pero los sindicatos lo rechazaron y el asunto está en los tribunales.

Por otra parte los sindicatos han exigido a la compañía que cumpla los compromisos que había adquirido antes de la pandemia en relación a la incorporación de nuevos trabajadores, que debían formar parte de una bolsa de trabajo de eventuales. Fuentes de la empresa han señalado que pese a la paralización parcial de las instalaciones durante el último año se han incorporado 24 trabajadores en el último año pero han paralizado la contratación de los 17 restantes porque, indican, «no se justifica en la actual situación, con una parte importante de la refinería parada».