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Imaz, en el centro, acompañado por López Atxurra y Luque. E.C

Repsol apuesta por desarrollar en Petronor su nuevo giro hacia las energías renovables

La primera se destinará a la producción de combustibles sintéticos a partir de hidrógeno generado con energías renovables y la segunda reutilizará los gases que utiliza la refinería para su proceso productivo

Lunes, 15 de junio 2020

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El grupo Repsol ha vuelto a situar a la refinería de Petronor como su vanguardia tecnológica, como ya hizo en 1986 cuando la convirtió en la primera instalación española en producir gasolina sin plomo; y en otros tantos hitos posteriores como la planta URF, conocida ... como planta de coque, que implicó la mayor inversión industrial vasca hasta el momento. Otra cosa tienen en común la unidad URF y los nuevos proyectos industriales presentados ayer por el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz: ambos surgen en momentos de crisis y de gran incertidumbre -uno en 2009 y este, tras la pandemia-. Asimismo, plantean saltos tecnológicos cualitativos para abrir nuevas vías de negocio, reducir los impactos medioambientales y asegurar el futuro de la refinería vasca. Estas nuevas inversiones suman 80 millones de euros y suponen la instalación de dos plantas en el Puerto de Bilbao, una dedicada a la producción de combustibles sintéticos a partir de hidrógeno generado con energías renovables y otra de producción de gas para el funcionamiento de la refinería a partir de residuos urbanos. Estarán operativas en 2024.

La primera planta, la más vanguardista tecnológicamente, requiere de una inversión de 60 millones y tiene por objeto producir combustibles sintéticos a partir de hidrógeno 'verde'. Será «una de las mayores plantas del mundo» de este tipo de combustibles, como remarcó Josu Jon Imaz, y para su ejecución Repsol ha conformado una novedosa y potente alianza tecnológica con la petrolera Saudi Aramco. También participa en el proyecto el Ente Vasco de la Energía (EVE), dentro de la estrategia de colaboración público privada que alabó Imaz.

Además del consejero delegado de Repsol, en las explicaciones de los proyectos tecnológicos participaron el presidente de Petronor, Emiliano López Atxurra, y el consejero delegado de la refinería, José Gregorio Duque. Especificaron que la característica de este sistema para producir combustibles sintéticos es que sus «únicas materias primas» son agua y C02. Después, la electricidad necesaria para la conversión en hidrogeno provendrá de fuentes renovables, ya sea de los propios parques eólicos y fotovoltaicos que promueve Repsol o de acuerdos específicos con compañías eléctricas.

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Los nuevos combustibles sintéticos podrán utilizase en motores de combustión de coches, camiones o aviones, así como en otras aplicaciones. Pero dado que en su proceso productivo se han empleado tecnologías verdes de reutilización de CO2, su balance de emisiones netas es cero.

La segunda planta estará liderada por Petronor y conllevará una inversión de 20 millones de euros. Su función será generar gas a partir de residuos urbanos inertes (papel, cartón, plásticos, telas, etc.) que se utilizará en el proceso productivo de la refinería, con lo que se evitará el consumo de otros combustibles. Esta nueva planta de pirólisis podrá procesar el principio unas 10.000 toneladas al año de residuos urbanos y su capacidad podrá ampliarse en fases posteriores hasta 100.000 toneladas anuales aproximadamente, el equivalente a todos los residuos urbanos del entorno.

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Blindar la refinería

La puesta en marcha de estas dos plantas supondrá la creación de 30 puestos de trabajo directos, una cifra en sí misma no muy elevada, pero que Imaz contextualizó en un marco mucho más amplio, como el propio futuro de la refinería vizcaína, el primer contribuyente de la Hacienda -el año pasado aportó 771 millones de euros-. Así, explicó que «la fortaleza» de este proyecto radica en «que es la vía para garantizar el resto de puestos de trabajo de la refinería a futuro» -ahora tiene 1.000 empleados- porque «prepara» a estas instalaciones para hacer frente al desafío del horizonte 2030-2040, en el que «los combustibles sintéticos empiecen a ser parte necesaria de la cesta de descarbonización de una refinería».

En todo momento el consejero delegado de Repsol insistió en la capacidad «escalable» -que en lenguaje empresarial significa con gran potencial de crecimiento y expansión- de este proyecto. Dicho de otro modo, en el futuro podría llegar a ser un negocio mucho más relevante en Petronor y en el conjunto de Repsol.

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Otro factor a tener en cuenta, es que estos proyectos se sustentan sobre la base de las «capacidades industriales actuales». Imaz enfatizó que «para salir de esta crisis tenemos que apostar con decisión por mantener el empleo industrial y por desarrollar proyectos industriales».

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