![El cooperativismo de Mondragón afronta un debate trascendental para su futuro](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202211/06/media/cortadas/ucin6-kbqG-U180613040588eP-1248x770@El%20Correo.jpg)
![El cooperativismo de Mondragón afronta un debate trascendental para su futuro](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202211/06/media/cortadas/ucin6-kbqG-U180613040588eP-1248x770@El%20Correo.jpg)
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En toda organización conviven diferentes ópticas y sensibilidades, pero esas diferencias convierten en determinantes los próximos 30 días para la Corporación Mondragón, que encara un momento trascendental en sus 66 años de historia. Y es que entre el 15 de noviembre, cuando se celebrará el ... congreso anual de Mondragón, y mediados de diciembre -la asamblea de socios de Orona-, podría sustanciarse la salida de la corporación del fabricante de elevadores, pero también de las nueve firmas integrantes del grupo Ulma.
Las posiciones sobre cómo debe ser el gobierno de las 95 cooperativas englobadas en el modelo fundado por el padre Arizmendiarrieta el 14 de abril de 1956 ahondan en las diferencias tras esta drástica decisión. Orona y Ulma, que están analizando su posicionamiento en reuniones con sus socios, no son cualquiera en el seno del primer grupo empresarial de Euskadi y el décimo de España: representan el 50% de los beneficios de la división industrial de Mondragón, con 172 millones de euros; el 30% del empleo, con 10.842 personas; y el 30% de las ventas, con 1.752 millones.
Las cifras suponen ya en lo cuantitativo un hito para la historia de Mondragón; y en lo cualitativo, una posición que va más allá de dos agrupaciones, dado su peso en el conjunto del área industrial. En cualquier caso, el impacto que pueden generar con su salida supera de largo al que provocaron Irizar -autocares- y Ampo -macroválvulas- en 2008, cuando abandonaron el paraguas de Mondragón.
Según ha confirmado EL CORREO, desde Orona y Ulma se han trasladado a la dirección de la corporación sus planteamientos y propuestas de gobernanza. Aunque fuentes de Mondragón explican a este periódico que «oficialmente» no tienen conocimiento de un proceso que puede terminar con la salida de Ulma y Orona. Lo que sí señalan desde los servicios corporativos es que «nos gustaría» que ambas organizaciones «visualizaran su futuro en el marco de Mondragón». A pesar de todo, reconocen que «si sus socios por mayoría así lo deciden, tendremos que aceptarlo». Y no ocultan su temor a que pueda extenderse en el futuro este movimiento de secesión.
En el fondo emerge el debate sobre un modelo más o menos centralizado y uniformador que refuerce o no los servicios corporativos que lidera el presidente, Iñigo Ucín. No es nuevo, aunque fuentes del mundo cooperativo señalan que la estructura actual permite a cada compañía tomar sus decisiones con libertad. «Nadie tiene que pedir permiso para abrir una planta en otro país».
El caso es que, como señala a este periódico un buen conocedor del mundo de Mondragón, se da un fenómeno cultural que hace «convivir a diferentes» en el mismo ecosistema, a veces tan diverso como sus 80.000 trabajadores. «Puede haber entidades», explica, que «son como una compañía familiar de primera generación», con «la ilusión y el esfuerzo intactos». Firmas que comparten corporación con otras «que son como empresas que ya están con la tercera generación familiar y que priorizan la seguridad y la estabilidad más que el desarrollo de un proyecto nuevo».
No es extraña esa apelación a la dificultad de convivir entre diferentes. La corporación se organiza en cuatro áreas: la industrial, donde destacan Orona y Ulma; la de distribución, donde se ubica Eroski; la financiera, con Laboral Kutxa, y la de conocimiento, donde se encuadra la Universidad. Todas ellas y sus respectivas divisiones están representadas en el consejo general que se reúne semanalmente bajo la presidencia de Ucín.
Una de las principales diferencias que evidencia el movimiento de Orona y Ulma es el desarrollo de un sistema cooperativo que priorice una «visión que no sea monolítica e inmutable y que permita la convivencia entre diferentes tamaños y sectores». Frente a la que aboga por un modelo más corporativo que da más peso a la «visión de grupo» y, por ende, a los servicios centrales. No se trata de un debate nuevo, explican desde el entorno cooperativo, es una discusión intelectual «viva y un síntoma de salud que por otra parte siempre ha estado en el pulso de la corporación».
La última revisión en profundidad del modelo se realizó en 2016, tras la crisis de Fagor Electrodomésticos. Esa quiebra, que hirió el alma de Mondragón, terminó con una ponencia que revisó la gobernanza de la corporación y en la que se dieron algunos cambios enfocados a cierta descentralización, que afectaron también a la regulación de los fondos para inversiones y al apoyo entre las cooperativas: las que tienen beneficios aportan un 10% para respaldar proyectos y a las que están en dificultades.
En este trabajo tuvo un papel determinante Xabier Mutuberria, quien ha sido director general de Orona durante más de 25 años. Desde 2021 cedió ese cargo a Aitor Azkarate, aunque su ascendencia sobre la organización que ahora quiere dejar Mondragón sigue siendo importante. Él formó parte de la comisión gestora que definió las líneas de actuación de futuro para el grupo cooperativista, junto al entonces presidente de Eroski, Agustín Markaide, el actual de Laboral Kutxa, Txomin García, y el que fuera vicepresidente del área industrial, Javier Sotil.
Precisamente ese perfil de Mutuberria y su peso en Orona hacen que el planteamiento de esta cooperativa tenga más relevancia que sus, ya de por sí, importantes cifras. Este gestor, además, es uno de los que todavía quedan en cargos de dirección y que convivieron con la generación que sucedió al padre Arizmendiarrieta.
Enfrente de la corriente canalizada por estas dos cooperativas, hay quienes explican que la organización «cuenta ya con una libertad de movimientos que permite acoger esa diversidad». Y recuerdan la importancia de los servicios corporativos «para ayudar a las cooperativas con problemas y reforzar una imagen de marca que es un gran paraguas para abrir mercados».
El próximo 15 de noviembre, Mondragón celebrará su congreso anual. Una cita a la que están llamadas las 95 cooperativas que conforman la agrupación. Esta reunión cuenta con un orden del día muy reglado y en el que se puede recoger o no una ponencia que es enviada a las cooperativas meses antes para que puedan preparar enmiendas o alternativas. Fuentes conocedoras del proceso señalan que este año solo se llevará una ponencia de carácter «técnico» sobre la relación de Laboral Kutxa y la corporación. Algunos agentes dudan además sobre la asistencia de Ulma y Orona al cónclave, lo que evidenciará aún más la distancia de las posiciones. De hecho, el pasado 21 de octubre se celebró una reunión dedicada explícitamente a la gobernanza en el Kursaal de San Sebastián, a la que no acudieron ni Orona ni Ulma. Así, más allá del orden del día del 15 de noviembre y de quién vaya o no al congreso, sobre él planearán los motivos y causas que el posicionamiento de estas dos compañías está trayendo a primer plano.
De momento, Orona está explicando su posición sobre la ponencia a sus socios en diferentes reuniones y asambleas, en un proceso que arrancó el miércoles de esta semana y que Ulma está preparada para iniciar también. El calendario de Orona fija entre el 9 y el 16 de diciembre el momento para cerrar esta «reflexión interna» con una asamblea general de socios que tendrá lugar tres semanas después del congreso anual de Mondragón, poniendo así fin a 30 días determinantes.
Este proceso llega en un momento en el que la corporación sigue presentando un balance muy positivo, con un crecimiento de su facturación el pasado ejercicio del 5%, con 11.404 millones. En los primeros cinco meses de este año -último dato oficial-, las cooperativas del grupo crecieron el 10%, con unas ventas que rozaron los 4.500 millones. Y ahora, todo ese mundo se enfrenta a un debate trascendental.
El grupo Ulma no se vertebra por una actividad, sino que se trata de la agrupación de nueve cooperativas que trabajan en áreas muy amplias y diferenciadas. Su campo va desde maquinaria agrícola a construcción, ingeniería de productos eléctricos, logística o 'packaging'. En total emplea a 5.426 personas, con una facturación de 910 millones de euros y un beneficio de 75 millones.
El constructor de ascensores y elevadores de Hernani es el quinto fabricante mundial del sector. En total emplea a 5.507 personas y aglutina a alrededor de 1.700 socios. Sus ventas ascienden a 842 millones, con los que genera un beneficio de 97 millones de euros. Los productos fabricados por la cooperativa guipuzcoana se venden en 100 países, aunque todos sus centros de producción están en Euskadi y Navarra.
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