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El Tribunal Supremo ha zanjado la disputa jurídica que existía en torno a la plantilla del astillero vizcaíno La Naval de Sestao, que entró a finales de 2017 en un proceso que le condujo a la quiebra. El alto tribunal ha emitido ... un auto en el que rechaza una reclamación formulada por los sindicatos CAT, CC OO y ELA, para que se anulase el despido de los 177 trabajadores que formaban parte de la plantilla de la empresa.
Los sindicatos defendían que en el ERE de extinción de sus contratos se había obviado la existencia de un hipotético grupo de empresas, del que formarían parte La Naval así como dos de sus principales accionistas: Astilleros Murueta e Ingeteam. El juzgado mercantil que tramitó el procedimiento de quiebra no apreció la existencia de ese grupo, tampoco lo admitió el Superior de Justicia del País Vasco y el Supremo ratifica ahora que en ningún momento se han esgrimido indicios suficientes. Ambas empresas eran, al mismo tiempo, accionistas y proveedoras de La Naval, pero los jueces han considerado que eso no basta para que pueda entenderse que el astillero formaba un grupo empresarial con ellas. El informe de la Fiscalía que ha manejado el Supremo para tomar la decisión también se inclinaba por rechazar la reclamación sindical.
Lo cierto es que la decisión del Supremo llega un poco tarde para las opciones que, aunque tímidas, han existido en torno a la posibilidad de rescatar La Naval como astillero para la construcción de grandes buques. Pese a las advertencias del Gobierno vasco e incluso de los administradores concursales, los tres sindicatos decidieron mantener viva su demanda judicial, aunque la misma actuaba como un freno para potenciales inversores. El plazo para presentar ofertas sobre el astillero como unidad de negocio se mantuvo abierto durante año y medio, desde marzo de 2019 al pasado 30 de septiembre, sin que nadie se atreviese a pujar. La clave estaba en que ningún empresario quería asumir el riesgo de adquirir el astillero si existía un procedimiento judicial abierto que sembraba la duda sobre si aún había o no 177 empleados vinculados a la empresa. El sindicato UGT fue el único que prefirió mantenerse al margen de esa vía judicial, al tiempo que sus responsables advirtieron que era una estrategia peligrosa porque podía impedir la llegada de inversores.
Desde finales de septiembre se ha iniciado una nueva fase en la que se abordará una liquidación por lotes y ya como una empresa despiezada, aunque ello no impedirá que alguien pueda presentar una oferta por los elementos suficientes para retomar la construcción naval. Entre los proyectos que sobrevuelan sobre La Naval, figura el de un importante fondo de inversión internacional que busca crear en los 300.000 metros cuadrados de terreno una importante zona logística. Al parecer, como parte de ese proyecto también figura la apertura de un astillero dedicado a reparaciones de buques. En la anterior fase de venta este grupo estudió la posibilidad de realizar una oferta pero renunciaron ella en el último momento. La razón esgrimida fue, precisamente, la existencia del procedimiento judicial que generaba dudas sobre la situación de la plantilla. Las últimas estimaciones apuntan a que la adjudicación de los diferentes lotes en que se dividirá el astillero culminará en el primer trimestre de 2021.
177 trabajadores fijos tenía el astillero en el momento de paralizar su actividad
Concepto El astillero ha entrado ya en un proceso de liquidación por lotes que terminará en 2021
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