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El panorama empresarial español atraviesa una zona de fuertes turbulencias. Parece como si se hubiese contagiado de los males que aquejan al mundo de la ... política. Primero fue Telefónica, que recibió el dinero y el acoso de un gigante saudí. Luego Talgo, sometida a los vaivenes que azotan a los huérfanos mercantiles, y ahora es Naturgy quien se ve acosada por otro gigante árabe, esta vez emiratí. Cambie el verbo 'acosar', que es violento, por el de 'interesar', que es más suave, y el problema no sufrirá cambios en naturaleza profunda. El problema consiste en que padecemos dos males de difícil solución. Uno es la carencia de potencia de fuego. Estas operaciones se desarrollan en el mundo de las 'grandes ligas', al menos la primera y la última, en el que es necesario disponer de un 'fondo de bolsillo' ancho y largo para sentarse a jugar en la mesa. Aquí nos cargamos en su día el sector público empresarial por razones cuya explicación y consecuencias necesitan de mayor espacio y no hay alternativa privada, y lo hemos sustituido por ese conglomerado, mezcla de monje y soldado, que es Criteria, es decir La Caixa, que tiene muchos frentes que atender y no puede satisfacer todos los deseos y las urgencias coyunturales del Gobierno.

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