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Iberdrola ha presentado hoy su ambicioso plan estratégico para seis años, el periodo que va de 2020 a 2025, en el que se incluyen inversiones por un total de 75.000 millones de euros y también la creación de 20.000 nuevos empleos ... en todo el mundo. El impulso de la transición energética es la ola que la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán quiere aprovechar para incrementar su ritmo de inversión que le llevaría a alcanzar también al final de ese periodo un beneficio neto anual en el entorno de los 5.000 millones de euros, frente a los 3.400 conseguidos en 2019.
Iberdrola celebra hoy su 'Capital Market Day', el día del inversor, con un mensaje de crecimiento acelerado, a mayor velocidad de lo que se había anunciado en las últimas comparecencias del presidente. «Nuestro modelo de negocio, tras 20 años anticipando la transición energética, nos sitúa como un agente tractor clave en la transformación del tejido industrial, impulsando con nuestra experiencia, compromiso social y capacidad financiera, un modelo de crecimiento económico sostenible a largo plazo capaz de hacer frente a los retos actuales de la sociedad», ha indicado hoy Galán.
Una parte importante de esas inversiones, 14.300 millones de euros, se ubicarán en España, donde la empresa quiere aumentar de forma considerable el despliegue de parques de generación renovable, así como en las redes de distribución. Esta inversión supone un aumento del 60% en comparación con lo que destinó a España en el anterior plan estratégico. Por otra parte, Estados Unidos y Reino Unido concentrarán 34.000 millones de euros, al tiempo que destinará 11.000 millones a lo que la compañía califica como «otras áreas internacionales», dentro de un proceso de expansión internacional que ya ha iniciado con su incursión en Australia. México, sin embargo, queda de momento fuera del radar de las nuevas inversiones del grupo, debido a la beligerancia del Gobierno de Manuel López Obrador con las empresas extranjeras.
Al finalizar el periodo de vigencia del plan estratégico, en el año 2025, Iberdrola quiere contar con una base de 60 millones de clientes, frente a los 42 millones actuales que tiene, principalmente en España, Reino Unido, Estados Unidos, México y Brasil, sus principales áreas de actuación. Como regla general, la compañía dirigirá la mayor parte de sus inversiones, por encima del 80%, a países con la máxima calificación de solvencia. En términos de negocio, al final de este plan estratégico de cinco años, Iberdrola será una empresa que tendrá en Estados Unidos el corazón principal de su negocio, tras la reciente adquisición de la compañía PNM y la trayectoria ya acumulada por su filial en este país, Avangrid. En concreto, Ignacio Sánchez Galán, ha asegurado que en 2025 el 40% de los activos de la compañía estarán en Estados Unidos y tan sólo el 23% en España.
La compañía ha destacado que su actividad va a permitir consolidar medio millón de empleos durante los próximos cinco años, en los que incluye a la plantilla propia pero también a la de sus proveedores, que verán incrementada su actividad como fruto de las inversiones. Así, ha asegurado que Iberdrola prevé 20.000 incorporaciones de nuevos empleados hasta 2025.
El plan también ha medido el esfuerzo fiscal de la compañía, que en 2019 aportó 8.200 millones de euros en impuestos a las arcas públicas de los países en los que opera. Así, esa contribución al sostenimiento de los presupuestos públicos se prevé que ascienda a 12.000 millones de euros anuales.
En torno a la remuneración de los accionistas, la empresa apuesta por repartir entre el 65% y el 75% de su beneficio neto anual, lo que permitirá mantener un dividendo en crecimiento durante los próximos años. Según las estimaciones, esta remuneración a los más de 600.000 accionistas que tiene la empresa tendría «un suelo creciente situado entre 0,40 y 0,44 euros por título al año». El objetivo, sin embargo, es situar el dividendo en torno a los 0,56 euros por título y año en el horizonte de 2025.
El presidente ha aprovechado la ocasión para realizar un balance sintético de los 20 años que lleva como primer ejecutivo de la compañía, para señalar que durante este periodo se ha convertido en «un líder energético global, que ha cuadruplicado su capacidad renovable, quintuplicado su ebitda, cuadruplicado su beneficio neto y sextuplicado su capitalización bursátil, al tiempo que ha reducido sus emisiones de CO2 en un 75%, ha cerrado sus plantas de carbón y triplicado la retribución a sus accionistas».
Galán ha matizado que durante algún tiempo la tecnología de producción del denominado hidrógeno verde necesitará de ayudas públicas, debido a los elevados costes que supone. El presidente de Iberdrola estima que en el futuro, con el desarrollo tecnológico y el aumento del tamaño de las instalaciones dedicadas a su producción podrá alcanzar precios competitivos. La producción de hidrógeno se ha convertido en una de las tecnologías con más futuro como alternativa energética, con un importante apoyo por parte de la Unión Europea. Iberdrola acaba de presentar un proyecto ambicioso en esta línea para que forme parte de la cadena de producción del grupo de fertilizantes Fertiberia. Galán ha indicado que el “aumento de tamaño de los electrolizadores en el futuro rebajará los costes”, aunque ha defendido que en estos momentos es necesario realizar una tarea similar a la que se ha hecho con la energía eólica, que ha recibido importantes subvenciones hasta alcanzar un alto grado de competitividad.
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