Las factorías vascas de Arcelor se libran de los ajustes de plantilla, que se centrarán en Asturias

ArcelorMittal aclaró que, «de momento», descarta realizar ajustes de empleo en las plantas de la Acería Compacta de Bizkaia de Sestao (ACB), así como en el tren de laminación ubicado en la localidad vizcaína de Etxebarri. Ambas -al igual que la planta de producción navarra de Lesaka, que también queda al margen del ERTE- estaban en principio afectadas por los ajustes que se van a realizar en la división de productos planos. Las factorías ubicadas en Gipuzkoa -Bergara y Olabarria- están dedicadas a la producción de productos largos, más vinculados a la construcción y por ahora al margen de los ajustes.

En las instalaciones de la ACB se producen boinas laminadas en caliente, mientras que en Etxebarri se realiza una transformación de la chapa para producir lo que en términos coloquiales se conoce como hojalata. A pesar de que ambas entran dentro de lo que se identifica como productos planos y que son estos lo que atraviesan un momento más delicado en la industria del acero en Europa, ArcelorMittal cree que puede mantener los ritmos de producción previstos. Pese a ello, la compañía mantiene su proyecto de cierre total de la planta alavesa de Agurain, dedicada al corte de chapa y en la que trabajan 15 empleados. La multinacional ha anunciado que ese cierre se producirá a lo largo del primer trimestre.

En cualquier caso, la ACB de Sestao vive desde finales de 2016 una situación excepcional, tras haber permanecido paralizada por completo su producción durante siete meses. Desde entonces su funcionamiento se ha reducido a los fines de semana y turnos de noche, para aprovechar así las tarifas más baratas de consumo eléctrico y su producción apenas llega a la quinta parte de su capacidad real. Fuentes de ArcelorMittal señalaron ayer que, en principio, se mantiene la planificación de intentar producir 300.000 toneladas de bobinas de acero a lo largo del año 2020. La cifra supone 25.000 toneladas más que en 2019 y está basada en la idea de que el mercado puede reactivarse en la segunda mitad del año.

La situación del mercado de acero en Europa es muy delicada. Pese a que la Comisión Europea había adoptado algunas medidas para contener la avalancha de productos de países ajenos a la UE, lo cierto es que en la práctica se están revelando como insuficientes. El sector ya ha demandado a las autoridades europeas medidas adicionales para proteger la producción del continente.

Una de los problemas que aquejan a este sector en Europa es lo que los expertos denominan «la segunda vuelta» de los aranceles impuestos por Donald Trump a las importaciones de acero en Estados Unidos. Un gravamen del 25% que ha reducido de forma considerable la entrada de estos productos en el mercado norteamericano, para favorecer a la industria nacional. Ahora, buena parte de la producción mundial que no consigue entrar en Estados Unidos se desvía a Europa, lo que provoca un exceso de oferta y con ello una tensión de los precios a la baja. Por si fuera poco, esa producción ajena a la UE llega de países bastante laxos en el cumplimiento de medidas medioambientales, lo que supone también que sus empresas soportan menores costes que los europeos.