Las compañías de bandera que nacieron en el periodo de entreguerras bajo el cobijo de sus Estados son ahora la pieza más codiciada por los países, pero no precisamente los que las hicieron crecer, sino regímenes alejados a miles de kilómetros que se sirven de ... los abruptos ingresos por el petróleo para ir controlando energéticas, bancos y operadoras de renombre como Telefónica. El asalto de la teleco saudí STC no es más que el último ejemplo de cómo las dinastías del Golfo Pérsico pugnan por negocios boyantes en toda Europa y Estados Unidos para conseguir rendimientos, sí. Pero tener a mano verdaderos centros de estrategia mundial.
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Las joyas de la Corona, las grandes corporaciones que mejor han representado a la marca España en todo el mundo, van siendo controladas por los fondos soberanos de Arabia Saudí, Qatar, Emiratos Árabes oKuwait, pero también Singapur o China. Los fondos soberanos –una suerte de empresas estatales cuya fortaleza financiera les permite moverse como pez en el agua por el resto del mundo– siguen extendiendo su poder a base de unos recursos que no todos los países tienen: petróleo, en el caso de los fondos del Golfo Pérsico; industria y tecnología, como Singapur;o pujanza económica y demográfica, como la del gigante chino.
Esos ingresos son los que le permiten haberse convertido en accionistas de referencia de empresas españolas cuyo poder no es mayoritario, pero sí vital, y en la mayoría de los casos, desconocido. Sirven de apoyo financiero, dan estabilidad a la compañía y permiten aportar una tranquilidad que casi ningún otro gran inversor (un fondo, un plan de pensiones o una aseguradora, por ejemplo) tendría.
Para Víctor Burguete, investigador sénior en el área de Geopolítica Global y Seguridad de CIDOB, «los beneficios extraordinarios generados el año pasado ha acelerado su capacidad de realizar estos planes de expansión». La guerra de Ucrania provocó un alza en el precio del petróleo, que llegó a superar los 120dólares por barril en pocas semanas, una circunstancia que les permitió contar con más liquidez de la que ya tenían. «Estos países disponían de planes de diversificación del petróleo en las últimas décadas», apunta este experto. Pero la guerra lo aceleró todo, indica.
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La pujanza de esos grandes accionistas es tal que solo en 2021 (el último con datos actualizados del ICEX e IE) España captó 2.800 millones de euros. Lo hizo a través de operaciones con 12 compañías, desde octubre de 2020 hasta diciembre de 2021. GIC (el fondo de Singapur) y Mubadala (el de Abu Dabi y Emiratos Árabes Unidos) son los más activos en España por volumen y operaciones. Los 98 fondos soberanos activos en 2021, de 70 países, han realizado 450 operaciones, un 171% más que el año anterior.
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Aunque Estados Unidos es el primer destino de inversión de estos fondos un año más; e India se ha convertido en el segundo mercado con más operaciones, por delante de China y Reino Unido; lo cierto es que España también se ha configurado como epicentro por el interés de este tipo de inversores. Tanto es así que Madrid acogerá en octubre la reunión del IFSWF, el foro que aglutina a la mayoría de los principales fondos soberanos. En ese foro internacional no se encuentra el de Noruega, un megafondo de pensiones que, gracias a los recursos del crudo y el gas puede invertir en todo el mundo–.
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Javier Muñoz Neira, socio responsable de Asset Management de KPMG en España, apunta que el capital con el que cuentan estas instituciones «es clave para las economías, dado que permite mitigar los shocks económicos, salvaguardan la riqueza de generaciones futuras y desarrollan inversiones clave para el desarrollo» de sus países. Además –apunta– sus movimientos anticipan el camino por el que discurrirá la economía mundial: «El destino de sus inversiones representa un buen termómetro sobre futuras tendencias futuras».
Si hay un sector por el que habían apostado en España es el de la energía. A la ya mencionada posición de Qatar en Iberdrola –donde ostenta un 8,6% del capital–, otro fondo, como el de Emiratos (denominado Mubadala) tiene más de un 60% de otra energética, Cepsa;y ha adquirido un 3,1%en Enagás. A todo ello hay que añadir el 10% de Telefónica por parte de STC Group, el principal operador saudí.
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Aunque son las de las grandes cotizadas las posiciones que más interesan, en realidad estos fondos soberanos se están mimetizando de tal forma en la economía local y regional, que en muchas ocasiones son propietarios de medianas empresas poco conocidas para el público, pero con un gran valor añadido y, sobre todo, punteras en la transformación de la economía.
Los informes del ICEXapuntan a que el interés de estos países se centra en la tecnología, las energías renovables, la sanidad, el reciclaje y hasta la seguridad alimentaria española. Su expansión es imparable.
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La fortaleza que aportan también y la ayuda que imprimen suponen un alivio para que las empresas puedan avanzar. El gran riesgo que corren las economías occidentales es acabar engullidas por unos propietarios que se encuentran al otro lado del mundo.
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