Las bodegas se quedan con decenas de pedidos en el aire

En Bodegas Valdemar, en la localidad alavesa de Oion, ya han notado el impacto. Tenían un par de pedidos «aprobados» para salir ya hacia Rusia que por ahora se quedarán en sus almacenes. «El cliente no sabe si nos los va a poder pagar y nosotros no sabemos si van a llegar, así que entre las dos partes hemos decidido pararlos», explica Ana Martínez de Bujanda después de meses de trabajo para sacar adelante la operación. El papeleo para empezar a vender en ese país, que en 2021 importó 3,8 millones de litros de Rioja, se puede alargar «un año». «Lo peor ahora es la incertidumbre, no sé si al final tendré que poner estos pedidos en otro mercado», admite.

Ignacio Gil, de Mitarte, en Labastida, llevaba «cuatro o cinco meses» con un pedido en marcha hacia Rusia y en un mes o poco más lo iba a tener listo. El envío se ha quedado esta semana parado. «Mira cómo están las cosas, no sabemos si va a llegar», zanja. María de Simón, al frente de Valserrano, en Villabuena, añade otro miedo: no cobrar. En esta bodega tenían los trámites recién iniciados con un comprador ruso, pero su compañía de crédito ha dejado a este país fuera de cobertura así que, de seguir adelante con la operación, «o nos pagan por anticipado» o el negocio corre por su cuenta y riesgo, sin posibilidad de que la aseguradora le compense una parte del posible impago. «Sólo queda esperar», se resignan en Araex, conscientes de que el alcance de esta guerra «es impredecible».