¿Trabajo presencial o teletrabajo? La menor incidencia de la pandemia y el avance sostenido de la vacunación están dinamizando la economía, y eso se percibe también en el paulatino retorno a las pautas laborales anteriores al coronavirus. Se repliega el trabajo en ... remoto y ya es apreciable una vuelta a las oficinas que, salvo excepciones, se ha desarrollado parcialmente y estableciendo turnos presenciales rotatorios.
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Aunque la regulación todavía exige mantener distancias y grandes medidas de seguridad. Complican la vuelta a muchos despachos, lo que unido ahora en junio al inicio de los horarios de verano, hace que gran parte de las empresas vascas hayan decidido esperar a septiembre para un retorno presencial masivo. Como en todo se producen excepciones: algunas firmas muestran con orgullo haber retomado la normalidad completa; otras, en cambio, prefieren apoyarse en la flexibilidad del teletrabajo hasta que la pandemia esté bajo control.
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En estas últimas semanas, el regreso a las oficinas se ha acelerado. Sobre todo, en las firmas industriales y en las de servicios que tienen trato directo al público -distribución comercial, energía o bancos-. Mientras en otros segmentos profesionales -como consultorías, ingenierías o servicios tecnológicos- llevan un ritmo de retorno más progresivo y no prevén acelerarlo, por lo general, hasta el otoño. Se da la circunstancia de que en este segundo grupo antes de la pandemia ya tenían introducido el teletrabajo.
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Grandes compañías consultadas por El CORREO que han retomado por completo la presencia en sus servicios centrales son Iberdrola, Eroski, Mercedes, Kutxabank, Norgestión o PWC. Y entre las que mantienen sistemas mixtos -con grupos rotatorios en remoto en torno a un 50%- se encuentran Sener, Orbea, Laboral Kutxa, Euskaltel, PKF Attest, LKS Next o Telefónica. Tras la pandemia, muchas firmas prevén adoptar estructuralmente el teletrabajo, como Telefónica que lo ofrecerá a todo el personal. Otras como Ibermática aún permanecen 100% en remoto y sin ninguna prisa para el retorno.
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El secretario general de la patronal vizcaína Cebek, Francisco Javier Azpiazu, tiene muy claro que a medida que «avanza la vacunación está cambiando el chip, quitando muchos miedos y sin duda se va a volver a un trabajo más presencial». Pero ojo, Azpiazu advierte de que «hay un antes y un después con el teletrabajo. No volveremos a un 100% presencial, avanzaremos a un modelo híbrido, a un trabajo presencial que combinará la flexibilidad y las ventajas del remoto». Una encuesta de Cebek entre las empresas asociadas para conocer su experiencia con el teletrabajo vincula los aspectos positivos con la flexibilidad y la conciliación, y las desventajas con la reducción de las relaciones personales y la desvinculación con la empresa. Para Azpiazu lo más preocupante es que, en la distancia, «la falta de roce entre las personas no te permite conectar igual, compartir ideas y hace más difícil innovar».
1 Ahorro de tiempo y de costes en los desplazamientos, habitualmente en vehículo tanto propio como colectivo.
2 Mejor conciliación familiar para los trabajadores que se acogen a esta fórmula.
3 Comodidad como consecuencia de desarrollar el trabajo desde el domicilio.
4 Fomento del talento digital, una habilidad básica en la recuperación tras la pandemia.
5 Flexibilidad horaria, uno de los elementos más apreciados para trabajar en una empresa.
6 Cuestiona el presencialismo. Lo importante no es estar en la oficina, sino ser productivo.
Tras más de un año en remoto, el regreso a la oficina no está resultando algo tan sencillo como decir 'todos de vuelta'. Están surgiendo problemas que hacen que los responsables de recursos humanos aboguen por procesos graduales, sin forzar los plazos.
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Uno de los contratiempos inesperados ha sido el denominado 'estrés de la vuelta'. Aún hay personas vulnerables por su salud o que tienen miedo y todavía no quieren exponerse a riesgos como el transporte público o compartir espacios cerrados con gente ajena a su núcleo convivencial, por mucho que se respeten las medidas de distancia y seguridad, lo que les genera muchísima tensión. Los hay también que han cambiado su residencia de ciudades a pueblos y ahora las oficinas les quedan muy lejos. Otros que han podido mejorar su conciliación familiar y la ven peligrar. E incluso quienes habían podido reducir mucho sus gastos en transporte y en asistencia y cuidados familiares y ahora se resisten a retomar esos costes.
Unai Saez Prieto, director de Recursos Humanos de PKF Attest, explica que el trabajo a distancia ya estaba implantado en la organización, pero no generalizado. Ahora, y de cara a un retorno masivo a las oficinas, ve «necesario hacer un proceso paulatino, no sólo en función del estado de la pandemia y de la regulación, sino también de las personas. A algunas volver a la rutina anterior les puede cambiar la vida radicalmente y eso genera mucho estrés, lo que en algunos casos puede llevar a una bajada de rendimiento o incluso depresión». Otro elemento que causa problemas de adaptación es que hay profesionales que se han acostumbrado a concentrarse en silencio y sin interrupciones. Y ahora de nuevo en las oficinas se descentran y tiene problemas para trabajar. O al contrario, los que llegan afectados tras haber llevado muy mal trabajar en soledad. «Habrá que ir adaptándose a las nuevas circunstancias, hacer esa especie de travesía en el desierto con tiempo y con mucha flexibilidad».
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El fabricante de bicicletas Orbea ha visto en el teletrabajo una puerta hacia una mayor motivación del personal y también un atractivo para captar nuevo talento. Su ubicación en Mallabia, le sitúa lejos de las tres grandes capitales y, por tanto, los tiempos de desplazamiento son altos. «Venir desde San Sebastián lleva más de una hora», explica Olga de Miguel, directora de Personas de Orbea, que recuerda que ya desde 2017 tenían abierta la posibilidad de teletrabajo «como un incentivo laboral», con cuatro o cinco días al mes.
futuro
De Miguel avanza que «no creemos que volvamos a un modelo 100% presencial». De hecho, tienen en marcha una reflexión interna muy avanzada para aplicar un sistema mixto, con entre un 30% y un 50% de teletrabajo. «Será flexible, adaptado a cada caso, pero vemos que esa reducción de desplazamientos rebaja la siniestralidad 'in itinere', reduce emisiones y permite a las personas ganar tiempo para su vida personal y eso genera compromiso». De Miguel va incluso un paso más allá y cree que «nos puede ayudar a captar talento», con profesionales que no quieran tener que desplazarse tanto.
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1 Evitar la desvinculación física y emocional con la empresa y los compañeros.
2 Combatir una reducción muy clara de las relaciones interpersonales.
3 Luchar contra la eliminación y la reducción del trabajo en equipo.
4 Prevenir la deslocalización tanto de las tareas como de los empleados.
5 Minimizar la falta de 'roce' y de la necesaria interactuación entre trabajadores, elemento que fomenta la innovación.
6 Frenar la desmotivación que acostumbra a generar la distancia.
El caso de la compañía tecnológica Ibermática, con casi 3.800 profesionales, difiere mucho con los anteriores casos: mantiene su funcionamiento en remoto casi por completo y no se plantea revisarlo hasta otoño e incluso podría prolongarlo hasta 2022. Su director de Estrategia, José Manuel Barrutia, asegura que la distancia no les ha impactado ni en productividad ni en negocio. «Para nosotros ha sido una prueba de que nuestras propias soluciones son efectivas». Así, «más de un centenar de personas nuevas que han entrado en la empresa lo han hecho directamente en modo teletrabajo, sin conocer a nadie y aún así han funcionado muy bien». De cara al futuro, Ibermática ha quitado en sus oficinas los puestos fijos y establecido lo que se llama 'mesas limpias', donde quien va a trabajar enchufa su ordenador.
Ander Sansinenea, director de Consultoría de Personas en el grupo LKS Next, reconoce que su alta base tecnológica les permite mantener su eficiencia en remoto y que por ahora sólo ha regresado a las oficinas un 20% del personal. Para acudir a las mismas, los profesionales tienen que consultar en una 'app' la disponibilidad de espacio en función de las medidas de seguridad. Rechaza la idea de que el trabajo presencial sea más efectivo y permita un mejor control de la productividad. «La tecnología no es el problema, la barrera es cultural, hace falta cambiar la cultura del presidencialismo y del control por una cultura basada en la confianza y la fijación de objetivos».
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