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Ya se acumulan diez días de huelga de los estibadores en el Puerto de Bilbao y las graves consecuencias de este parón en plena crisis por la pandemia son cada vez más evidentes. Las consignatarias han desviado más de la mitad de los ... barcos a otras terminales como Santander o Gijón y el tráfico en contenedores y mercancía general se ha desplomado más del 70% en una semana, según datos de BilboEstiba, la plataforma que aglutina a las cuatro compañías estibadoras. Este bloqueo está causando importantes problemas logísticos a una industria ya muy debilitada y afectando a gremios como el de los camioneros, condenados a esperar largas colas y con caídas en la facturación del 60%. Hay 800 atrapados en los muelles esperando a cargar o descargar.
Ante esta situación, el Gobierno vasco urgió este lunes a trabajadores y patronal a llegar a un acuerdo. «El puerto está perdiendo barcos que se están trasladando a otros lugares y que va a costar recuperar. Además, la afección a la economía vasca es también importante en un momento en el que el esfuerzo se debería centrar en recuperar la actividad para salir de la crisis», señaló a EL CORREO la consejería de Arantxa Tapia.
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Pero la posibilidad de un pacto parece cada vez más lejana y la tensión aumenta. De hecho, los sindicatos Coordinadora, UGT, LAB y Kaia -ELA se ha desmarcado- metieron el pasado viernes otro preaviso de huelga de forma que los 16 días previstos inicialmente -del 9 al 25 de octubre- se prolongan hasta el 8 de noviembre.
Las empresas estibadores aglutinadas en BilboEstiba -la china Cosco, Bergé, S.L.P. y Toro y Betolaza- advirtieron este lunes de amenazas a los trabajadores ajenos a la estiba y el incumplimiento de los servicios mínimos. Denuncian acciones de los piquetes como el robo de llaves de las máquinas y piden la movilización de la Ertzaintza. Tras alertar del impacto que esta huelga está teniendo en el abastecimiento de la industria en un momento tan delicado, han solicitado el arbitraje del PRECO, un organismo de mediación que depende del Consejo Vasco de Relaciones Laborales (CRL). Inciden en que frente a los 22 barcos de contenedores y mercancía general que entraron la semana antes de la huelga, la cifra ha caído a 10.
La estibadores intervienen en casi la mitad del tráfico del Puerto de Bilbao, ya que la otra parte corresponde a Petronor y el gas. Su labor es esencial en el movimiento de contenedores y mercancía general (como los productos siderúrgicos), que ya acumulaban caídas superiores al 10% hasta agosto por la pandemia. Sin contar la parte de líquidos, la terminal vasca, quinta más importante de España y principal en el Cantábrico, mueve el 54% de las exportaciones y el 46% de las importaciones.
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Quizás su relevancia se entiende aún mejor con el dato de que cada día acceden al puerto cerca de 3.900 camiones, que ahora están sufriendo las consecuencias de esta huelga. «Respetamos el derecho al paro, pero exigimos compensaciones por los perjuicios económicos que están sufriendo los transportistas», señala la secretaria técnica de la Asociación de Transportistas Autónomos Vascos (Asotrava), Amaia Martínez. Los camiones están afrontando caídas del 60% en su facturación. «Nos mandan a los puertos a los que están desviando las mercancías como Gijón, pero no tienen capacidad y también allí hay esperas», se quejan.
Para comprender el conflicto es necesario aclarar primero que la contratación de los estibadores se realiza a través de una plataforma centralizada denominada BilboEstiba, de la que son accionistas las cuatro empresas del sector. Esa plantilla fija está compuesta por 320 personas y aparte se recurre a un centenar de eventuales de la empresa de trabajo temporal Randstad.
Los sindicatos denuncian incumplimientos del convenio vencido en 2019 mientras se negocia el nuevo, en medio de un fuerte pulso por la liberalización de la actividad. Argumentan que se vulneran sus descansos por escasez de personal, mientras se hacen contratos de un día a los eventuales durante años. Exigen que se hagan fijos a una parte de los trabajadores de la ETT.
Las empresas critican que la huelga solo obedece al empeño de los estibadores, un colectivo muy bien remunerado con salarios base de más de 50.000 euros, en mantener un control de los muelles que va en contra de la ley. Aseguran que no habría falta de manos si se aviniesen a cumplir la normativa y aceptar que las tareas complementarias no les corresponden a ellos. Advierten que si no hay flexibilidad el puerto va a perder aún más competitividad, al tiempo que reclaman apoyo institucional.
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