«Para que haya más empresas hay que decirle a la Administración: ¡quítate de en medio!»

- ¿Comparte usted esa idea crítica de que Estados Unidos innova, China fabrica y Europa regula?

- Los estereotipos son malos pero muchas veces encierran grandes verdades. Y hay mucho de cierto en esa frase. Deberíamos explorar un equilibrio entre inventar y colaborar.

- Detálleme a qué se refiere.

- Vamos a un mundo totalmente polarizado con dos grandes polos. A un lado China, Rusia y sus aliados. Al otro lado Estados Unidos y Europa deberían inventar y colaborar. Es esta alianza la que permitiría hacer frente a la amenaza china.

- Lo califica de amenaza...

- Es un país que no cree en la reciprocidad, que copia y esto no es sostenible en el tiempo. Si en algo estamos de acuerdo republicanos y demócratas, en un momento tan polarizado y difícil como el actual, es en que la seguridad nacional y nuestra competitividad depende de que hagamos frente a China.

- Vaya, algo en lo que están de acuerdo con Trump.

- Si, pero Trump quiere arreglarlo levantando un muro y nosotros creemos que hay que hacerlo de otra forma. Mediante esa alianza de cooperación con Europa y también con una especie de Plan Marshall en Sudamérica. Hemos cometido muchos errores en los últimos treinta años, en especial trasladar buena parte de la capacidad de producción a China.

- Pero suena excesivo hablar de un problema de seguridad nacional.

- No lo crea. El 92% de los antibióticos que se consumen en Estados Unidos se fabrican en China. El 21% de los fertilizantes que se usan en el campo también. Estados Unidos, la mayor potencia del mundo, se vio de rodillas mendigando mascarillas o respiradores en la pandemia. Esto no puede volver a ocurrir.

- Como subsecretario de Comercio con Obama usted trabajó en la atracción de inversiones extranjeras. ¿Qué condiciones tiene que tener un país o una región para ser atractivo a las inversiones?

- Hay un elemento clave por encima de todos los demás y es la seguridad jurídica y la estabilidad regulatoria, eliminar incertidumbres. Las empresas son capaces de gestionar otras variables, como los salarios, pero no pueden vivir con incertidumbre regulatoria.

- Vaya, en España no vamos bien en esa disciplina, más bien estamos en revolución legislativa perramente. ¿Qué hay que decirle a una Administración para favorecer la creación de empresas?

- Es sencillo. Para atraer inversiones hay que decirle al poder público ¡quítate de en medio! La burocracia es una losa. No hay más que ver como ha funcionado el IRA de Biden para incentivar la inversión en transición energética. Publicadas las condiciones, la iniciativa y la gestión queda en manos de las empresas. Aquí, con el Next Generation hay una aprobación en Bruselas, que luego llega a los estados, que a su vez lo hacen descender a comunidades autónomas, a ayuntamientos y a empresas. A su vez éstas tienen que cumplir una tortuosa burocracia... Los americanos son más prácticos. Odiamos las subvenciones.

- Pero el IRA es un programa de ayudas...

- Pero no de subvenciones. Son incentivos fiscales. Tu inviertes, arriesgas, buscas la financiación y te comprometes en un proyecto. El Gobierno lo que te dice es que cuando lo hagas te hará una rebaja en el impuesto sobre los beneficios. Esto funciona mejor. Ahí están los datos. Tenemos un desempleo del 3,1% y los salarios están en máximos históricos.

- ¿Cree que si Trump llega de nuevo a la Presidencia paralizará los incentivos a la transición energética?

- Aunque creo que le va a sorprender la respuesta, rotundamente no. Puede variar la velocidad, ir más lento, pero no la dirección. Más del 60% de las inversiones y algo más de la mitad de los proyectos se han ejecutado en estados republicanos. ¿Alguien cree que Trump le va a decir a sus gobernadores que les paraliza un elemento clave de tracción de la economía de sus estados? No creo que se atreva. Las encuestas en Estados Unidos revelan que la población quiere que el Gobierno federal haga más y no menos de cara a la transición energética.

- ¿La industria de los combustibles fósiles en Estados Unidos trata de frenar la implantación del vehículo eléctrico?

- Con todas sus fuerzas. Pero esto tiene una explicación lógica. Ellos buscan ganar tiempo. Pero debemos convencernos de que no hay seguridad energética sin transición energética. La invasión de Ucrania ha dejado al desnudo la dependencia de algunos países del gas ruso, por ejemplo.

- En España, la principal compañía de combustibles fósiles, Repsol, se ha embarcado en un proyecto de producción de combustibles sintéticos. Es una de sus alternativas en la transición. ¿Que le parece?

- Es una utopía que no irá a ninguna parte. Son reacciones lógicas que tienen otros antecedentes en la historia. Es como la reacción de los fabricantes de carretas frente a la implantación del automóvil. O la de los fabricantes de velas contra la extensión de la electricidad.

- Ser empresario en Estados Unidos está bien visto ¿no?

- En cualquier encuesta que se realiza entre los jóvenes norteamericanos la inmensa mayoría dice que de mayor quiere ser empresario. Pero es que además también la cultura sobre el empresario es la contraria que la española. Allí se da por supuesto, de saque, que el empresario hará las cosas bien y dentro de la legalidad, sin subterfugios. Aquí se piensa lo contrario. Eso sí, en Estados Unidos el empresario que no cumple la legalidad tiene una penalización mayor.

- Justo lo contrario de lo que sucede aquí en la aspiración juvenil. Gana con creces la aspiración a ser funcionario.

- Los funcionarios son necesarios pero en su justo término.