Luis Zeitouni y Lavaro de Lera, fundadores de Kukumiku. Jordi Alemany

Los empresarios que vienen

El emprendizaje social se hace un hueco entre los jóvenes universitarios o recién licenciados vascos

iratxe bernal

Viernes, 15 de septiembre 2017

Sus proyectos son aún tan incipientes que ni aparecen en ninguna estadística. Éstas sólo recogen que cada vez más jóvenes universitarios o recién licenciados –cerca del 20%– «quieren» emprender en vez de trabajar para otros y su predilección por las ideas que suman fines sociales, ... innovación y un modelo de negocio sostenible. Ya sea recaudando fondos para proyectos solidarios, buscando fuentes de energía alternativas o desarrollando sistemas de salvamento en catástrofes naturales, se preparan para dar el salto definitivo entre el querer y hacer desde ya.

Publicidad

Kukumiku Crowdfunding solidario

Álvaro de Lera y Luis Zeitouni crearon hace dos años Kukumiku, una plataforma para captar fondos para fines solidarios. El crowdfunding o microfinanciación es ya un recurso habitual para sacar adelante proyectos empresariales o artísticos. Por lo general, finalizado el proceso, quienes realizan una aportación reciben una muestra del producto desarrollado o un ejemplar del disco editado gracias a su colaboración. Aquí, en cambio, las aportaciones son donaciones; no hay contraprestación. Sólo el orgullo de haber ayudado a sacar adelante una iniciativa que mejorará la vida de otros. «Todo empezó porque una amiga enfermera era cooperante en Etiopía y al regresar traía pequeños objetos de artesanía que vendía para recaudar fondos. Otras veces, incluso lograba que alguna empresa le donara tal o cual producto y organizaba sorteos. Nosotros quisimos ayudarla haciendo un poco más visibles esas iniciativas», explican. Ellos, gestor de proyectos informáticos uno y politólogo especializado en relaciones institucionales el otro, con la treintena recién estrenada ambos, se pusieron en marcha constituyendo una fundación, también llamada Kukumiku, de la que Leire, la amiga enfermera, es una de las vocales. «Nos pareció un paso básico para dotar al proyecto de mayor transparencia. Por desgracia hay quien abusa de la solidaridad, y cuando eso ocurre nos mancha a todos. Aquí la confianza es vital y, del mismo modo que nosotros investigamos cada proyecto antes de apoyarlo, debemos ser transparentes para quienes nos quieran investigar a nosotros», aseguran.

Desde que nació Kukumiku, con uno de los viveros de Lan Ekintza como sede, ya ha recaudado 110.000 euros para más de un centenar de proyectos promovidos desde su web por otras fundaciones, asociaciones, colegios o incluso particulares. Proyectos con destinos no siempre lejanos, porque «también aquí hay quien necesita ayuda». «Hemos apoyado campañas para llevar material escolar a un orfanato de Malaui pero también para La facultad invisible, una asociación integrada por ganadores del Premio Nacional de Excelencia Académica del Ministerio de Educación que querían proporcionar becas a estudiantes de aquí que se han quedado sin ella por los recortes. Al final con su ‘Apadrina un becario’ sacaron 15.000 euros y ayudaron a nueve universitarios», explican Álvaro y Luis orgullosos y sabedores de que ese orgullo es lo único que se llevan para casa.

BioLum Dispositivos bioluminiscentes

BioLum, la idea de Maitane Pérez y Maider Junkal, nació de un proyecto en una de las asignaturas del grado de Biología que cursan. Debían de estudiar la bioluminiscencia, es decir, la capacidad de algunos organismos vivos para producir luz. El caso más conocido es el de las luciérnagas, pero ellas optaron por centrarse en los microorganismos, «que tienen un gran potencial pese a su mala fama», explican reivindicativas. Al final escogieron dos bacterias marinas «bastante comunes» e idearon una ampolla o burbuja de plástico biodegradable dentro de la que reproducir las condiciones en que los microorganismos producen luz, de manera que ésta se pueda activar cuando se quiera.

Animadas, llevaron la idea a uno de los talleres para emprendedores de la UPV, donde aprendieron qué es lo primero que tiene que hacer un emprendedor: «criticar, criticar y volver a criticar tu idea», ríen. Allí, de la mano del doctor en genética Adrián Odriozola, se prepararon para participar –y con éxito– en el concurso Think Big de la propia Universidad y para presentar su candidatura en la próxima edición de YUZZ, un certamen para jóvenes con ideas de negocio impulsado por el Santander que, además de ayudas a la financiación, ofrece la posibilidad de lograr una ilusionante estancia en Silicon Valley.

Publicidad

«Creérselo» es lo segundo que debe hacer el promotor de cualquier proyecto empresarial y en ello están, aunque con 20 años cada una también reconocen que no les vendría nada mal trabajar antes para otros. «De la Universidad sales muy bien formado, pero a trabajar se aprende trabajando. Nuestra idea es tratar de desarrollar el proyecto de forma paralela a nuestras carreras por cuenta ajena, pero sin perder de vista que es una idea que es factible y que puede desarrollarse en el País Vasco, aprovechando recursos naturales propios y generando empleo aquí», dicen comprometidas.

Looc Dispositivos para rescates en alta montaña

«Yo, en cambio, creo que hay que intentar lanzarse y dedicarse a ello con todos los sentidos desde el principio». Quien se muestra tan decidido es el vitoriano Jon Barredo, otro de los ganadores de la edición de este año del Think Big. Lo dice porque ya estuvo entre los ganadores de hace dos años y aquel primer proyecto aún sigue en marcha y le ha dado ya una buena dosis de experiencia en «el mundo real tratando con clientes, proveedores, plazos, imprevistos e incluso, por qué no decirlo, con alguna reclamación».

Publicidad

En Never Too Late, una empresa junior nacida en Sarriko, Jon organiza junto a otros seis estudiantes de la UPV viajes para practicar deporte, generalmente en la montaña. Algo de esa afición a los deportes alpinos acabó dando origen a Looc, el nuevo proyecto: diseñar pequeñas balizas bluetooth que los esquiadores o alpinistas pueden incluir en su equipación y que, en caso de accidente o avalancha, permitirían su localización exacta a través de un móvil. Aunque aún no lo han desarrollado con tecnología propia, ya han probado la eficacia del sistema con ayuda de los bomberos de Huesca.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad