Sí, pero... El termómetro de la economía vasca, que elabora la Dirección de Economía y Planificación del Departamento de Hacienda y Economía encabezado por Pedro Azpiazu, arroja en febrero un valor de 104,5, con lo que Euskadi se sitúa todavía en la franja ... de crecimiento sólido, por encima del nivel 100. El 'pero' es que este valor asignado por los analistas es casi dos puntos inferior al de enero -y veinticinco por debajo de abril del año pasado, el dato más antiguo facilitado por el Gobierno vasco-, por lo que mantiene «una imagen de clara desaceleración» a lo largo de los últimos meses, aunque «con una pérdida de intensidad un poco más suave de lo inicialmente previsto». En suma, que la economía vasca sigue perdiendo temperatura.
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El Ejecutivo autónomo puntualizó ayer que, como consecuencia de la actualización del dato de crecimiento interanual del cuarto trimestre de 2018, que fue del 2,4% -mientras el medidor operaba con un 2,0%-, el termómetro «ha experimentado un cambio de escala, que supone una revisión de toda la serie». Por ello, finalmente el valor asignado a enero es de 106,3 y el de febrero, de 104,5.
Puesto que la función del termómetro es la de «alertar de una forma anticipada de cambios de dirección en la evolución de la economía más que estimar la tasa de crecimiento del PIB», lo detectado «anticipa la continuidad de la desaceleración en el primer trimestre de 2019».
¿Y qué es lo que ha sucedido? El monitor de indicadores de febrero recoge 15 variables mensuales con una elevada correlación con el Producto Interior Bruto vasco. Se adjudican las peores previsiones al índice de producción industrial (con un -0,7) y a la matriculación de vehículos de carga (-4,9); y la mejor, en la franja de 'excelente', a los viajeros en avión (6,8).
El paro se mantendría con una previsión muy buena (-5,8), al igual que la afiliación a la Seguridad Social (1,8), las importaciones en bienes de equipo (5,4), la venta de viviendas (8,1), la cifra de negocios en servicios (3,6) y el empleo (1,8).
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Con una buena situación figuran los contratos realizados (1,2), las pernoctaciones en hoteles (5,8), el empleo minorista (1,1), el índice de comercio minorista (0,8) o el índice de actividad industrial(1,7).
Curiosamente, por ir en sentido contrario a lo apuntado ayer, el pasado lunes el propio Gobierno vasco difundió las previsiones realizados por los diecisiete clústeres de Euskadi sobre sus previsiones para los próximos seis meses. Pues bien, la mayoría de los sectores, a excepción del papelero, pronosticaban que se mantendría o crecería el negocio y el empleo. Hasta el punto de considerar factible concluir el año con un incremento del PIB del 2,3%, la creación de 13.500 puestos de trabajo y una tasa de paro por debajo del 10%, adelantándose así un año a la previsión de Urkullu para toda la legislatura, que concluye en otoño de 2020.
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