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Manu Álvarez
Economía
Jueves, 20 de junio 2024, 12:33
El Gobierno vasco impulsará la creación de un macrofondo de inversión, a imagen de los fondos soberanos que operan en algunos países del norte de Europa, como es el caso de Noruega, aunque con una combinación de recursos públicos y privados. El objetivo es tomar ... participaciones accionariales en grandes compañías -se alude de forma textual a «multinacionales vascas»- con el objetivo de influir para evitar la deslocalización de sus centros de decisión. La experiencia de los últimos años ya ha demostrado que este objetivo difícilmente se puede conseguir con un fondo de algunos cientos de millones de euros, como es el Finkatuz del Ejecutivo vasco, y que hay que pasar a una dimensión de miles de millones, para lo que es necesario una confluencia entre recursos de la
Administración pero también de inversiones privadas. Para reforzar aún más esa política PNV y PSE se comprometen a «agilizar» la toma de decisiones en Finkatuz -el fondo ha consumido el último año y medio sin nuevas inversiones-, al tiempo que se comprometen a a modificar la normativa de las EPSVs para facilitar sus inversiones en empresas de la comunidad autónoma.
El programa recoge también una clara apuesta por la descarbonización, que incluye el compromiso del Ejecutivo de no participar como accionista en empresas que estén vinculadas a los combustibles fósiles -hay todavía alguna participación pública en firmas relacionadas con el gas- más allá de 2030. Sin embargo, recoge un guiño muy claro a la estrategia de Petronor, al incluir el respaldo a los procesos industriales vinculados a los combustibles sintéticos, en especial para el segmento de aviación, que es una de las apuestas estratégicas de la compañía vasca.
No hay duda, es una tradición que se mantiene desde hace décadas en la Administración vasca, que habrá una apuesta por el impulso de la industria porque este sector marca la diferencia en el modelo de crecimiento y garantiza altos niveles de remuneración salarial, al tiempo que permite moderar los ciclos de depresión de la economía. En esa línea el nuevo Ejecutivo quiere mantener el impulso en las inversiones destinadas a la investigación y desarrollo, para alcanzar una tasa del 6%, en línea con los países más avanzados de la UE.
Hay también una apuesta decidida por la transición energética pero sin poner en riesgo la industria, lo que supone asumir una posición moderada y no radical en este tema en el que está en juego el futuro de una parte del entramado económico del País Vasco, vinculado a tecnologías que van a desaparecer en ese camino. Así, junto con el compromiso de impulsar la generación eléctrica renovable -900 megavatios en la legislatura- el programa también lanza un guiño a Petronor, al comprometer el respaldo a la producción de combustibles sintéticos, en especial para el uso en aviación, que es una de las apuestas estratégicas de la compañía filial del grupo Repsol.
Son destacables algunas cosas sobre las que el programa pasa de puntillas, como es el caso de la anunciada reforma fiscal que va a abordarse en la segunda mitad del año. El PNV ha impuesto que el papel del Gobierno vasco quede reducido al de impulsor y generador de algunas ideas, pero sin ejercer el liderazgo que reclama el PSE pero que le corresponde por reparto competencial a las diputaciones. En esa línea el programa sí admite la necesidad de impulsar las deducciones fiscales que incidan en la transición energética, como vía para anunciar en un eje de actuación que afecta no solo a cuestiones medioambientales sino también al desarrollo de muchos sectores industriales, como el energético o el del automóvil.
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