Directivas que inspiran a todas las mujeres

Todo empezó como una empresa familiar y acabó incorporando un proceso único en su producción. Begoña San Miguel lleva 26 años en la compañía OJA-REN, de troquelería y producción de piezas para automoción. «Empecé haciendo trabajos de administración, hasta que en 1996 mi suegro se retiró y mi marido lo relevó», recuerda. Los conocimientos de ambos –él, licenciado en Derecho y ella, en Empresariales– fueron clave para darle un nuevo empujón a la firma, que pasaba por un momento complicado. «Teníamos muchos clientes antiguos, pero casi ninguno nuevo. Era momento de cambiar, de innovar».

Decidieron entrar en el sector de la automoción y la empresa creció. Se incorporó un equipo joven, compraron una prensa de 400 toneladas… Sus instalaciones en Gernika empezaban a quedarse pequeñas y construyeron una nave en Boroa. «Nos trasladamos en 2008, el año de la crisis. Estuvimos más próximos al cierre que a la supervivencia».

Hoy tienen 55 personas en plantilla y el 87% del volumen de trabajo viene de la automoción. En mayo de 2017 incorporaron una prensa servo en la producción y la tecnología 'transfer', siendo la primera factoría que combinaba ambas. «Esta prensa tiene unos movimientos más rápidos y crea unas piezas de mayor calidad. Además, la tecnología 'transfer' hace que se genere menos chatarra, bajando el coste de la pieza».

OJA-REN cuenta con equipos donde hay mujeres y hombres por igual. Tienen ingenieras, directoras de departamento, de control de calidad... «En mi trayectoria me he encontrado a muchas mujeres en cargos de responsabilidad, aunque los números hablan de grandes diferencias». Se toma el Premio AED como un reconocimiento a todo el equipo de OJA-REN. «En lo personal, espero que sirva para inspirar a otras mujeres. Hace falta tomar medidas para revertir los números que dicen que somos menos».

Iba para ingeniera, pero se decantó por el mundo de los números. En él ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional, como directora financiera de Batz Group. «Llevo 18 años en puestos directivos y un par de ellos siendo directora general», calcula Ana Camacho. Asumió el cargo con naturalidad y nadie puso en cuestión que no fuera ingeniera. «Lo importante era que fuese una persona de dentro, que conociera la empresa».

En su tiempo a cargo de la compañía ha habido grandes cambios. Hace 8 años, pasaron de ser una matriz operativa del Grupo Mondragón a convertirse en un proveedor mundial. «Tuvimos que cambiar la forma de gestionar personas. Ahora tenemos 1.700 trabajadores repartidos en plantas de todo el mundo». Batz Group trabaja con los sectores de automoción, energía y aeronáutica. ¿Se trata de un ámbito masculinizado? «Hasta hace tres o cuatro años yo era la única mujer en los comités de dirección. Por suerte, parece que la situación está cambiando poco a poco». Al bajar al taller de troquelería, en cambio, siguen siendo todo hombres. «Tenemos jefas de proyecto, diseñadoras…, pero todavía no hay ninguna en producción. Es lo que nos queda por hacer en el sector», reconoce.

Da clases en dos masters de la Universidad de Mondragón y «a mis alumnas les digo que peleen por lo que quieren y que no dejen que nadie les ponga límites. Que se los marquen ellas». En eso, el reconocimiento de AED también ayudará: «Desde la asociación desarrollan una labor clave para visibilizar a las mujeres en el mundo empresarial».

En un momento en el que las empresas cada vez necesitarán más talento y altas cualificaciones «hay que animar a las mujeres a que se incorporen a este tipo de trabajos». Queda mucho por hacer, por parte de las instituciones, de las empresas y la sociedad. «Euskadi está bastante adelantada, con un entorno cooperativo desarrollado». En las cooperativas el sistema retributivo se basa en los puestos, no en las personas. «Por eso es difícil que haya una discriminación, otra cosa es el entorno del sector...».

Su madre y sus abuelas, con su ejemplo de vida, enseñaron a Marta Uriarte la importancia de trabajar duro y de ser autosuficiente. «Ellas fueron el ejemplo a seguir. En mi campo no contaba con ninguna mujer como referente», reconoce la directora gerente del Transbordador de Bizkaia. Ha desarrollado su carrera en diferentes empresas. Trabajó en la multinacional Down Chemical y en la compañía de seguros Aurora Polar, donde fue directora de Servicio, Control y Calidad tres años y, después, de Recursos Humanos.

Decidió hacerse cargo de los negocios familiares y se puso al frente del Transbordador de Bizkaia, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2006. «Uno de los retos ha sido garantizar el servicio de transbordo y poner en valor y llevar a lo más alto esta insigne obra», destaca Uriarte. También la conservación del monumento, con obras de consolidación parcial estructural en 2010 y 2011. «Hubo que cambiar piezas dañadas, reforzarlas, cambiar la pintura de la estructura y cables... », enumera. A partir de 2012 el trabajo se centró en acciones divulgativas, de promoción del Puente de Bizkaia a nivel nacional e internacional. Recientemente, el puente ha celebrado su 125 aniversario. «Ha habido retos a diario y hasta la fecha con trabajo, recursos, mucha ilusión y entusiasmo hemos podido superarlos».

En las empresas cada vez se ve a más mujeres que ocupan cargos directivos, «pero aún queda mucho camino por andar». Destaca que se ha abierto una brecha en los puestos intermedios ocupados por mujeres: «Es como si existiera una fuerza de gravedad oculta que discrimina por género, tirando a las mujeres hacia la base».

Numerosos informes y estudios realizados por el FMI señalan los beneficios macroeconómicos de la equidad de género. «Se podría aumentar el PIB entre un 2 y un 5%, lo cual constata que somos muy rentables. Creo que todos deberíamos interiorizar que cuando una mujer avanza ningún hombre retrocede», apunta. El premio que le ha otorgado AED supone un «estimulante» para seguir trabajando duro. Además es un impulso para la nueva generación de mujeres directivas. «AED allana el camino y garantiza ese relevo generacional».