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ander carazo y JUAN CARLOS BERDONCES
Miércoles, 1 de julio 2020
El coronavirus ha dejado la economía de Álava en una situación de «extrema dificultad». Con esta rotundidad se pronunció ayer el diputado general, Ramiro González. Y no sólo por la consabida caída en la recaudación fiscal -la previsión es cerrar el año con 540 ... millones de euros menos, lo que tendría un impacto en el presupuesto foral de 2020 de 100 millones-, sino por las malas noticias que empiezan a arrojar algunas empresas. Arcelor acaba de anunciar el cierre de su planta en Salvatierra el próximo 31 de julio. Tubacex no descarta una posible reestructuración si persiste el descenso de la demanda ya que ahora esta al 50% de su capacidad de producción. Y la dirección de Mercedes Benz en Vitoria ya ha trasladado a su plantilla la necesidad de reducir gastos: a la vuelta de las vacaciones de agosto, la principal industria vasca puede verse obligada aplicar un nuevo ERTE si no llegan pedidos.
Así que cuando la oposición le reclamó desde la tribuna de las Juntas Generales que no redujese la inversión en diferentes líneas, González avisó que «ni un mago» sería capaz de mantener todas las partidas que se le vienen reclamando. El dirigente del PNV consideró contraproducente que los grupos políticos actúen «como si no hubiese crisis».
Porque las noticias «son muy preocupantes», prosiguió. No solo en Álava y en Euskadi -la recaudación fiscal en la comunidad autónoma descenderá en un 9,6% y se ingresarán 2.800 millones de euros menos-, sino en el entorno más próximo: el cierre de la planta de Siemens Gamesa en la localidad navarra de Aoiz también tendrá impacto negativo en la economía vasca
«La crisis es seria, con unas consecuencias que ya afectan a nuestras empresas, trabajadores y autónomos, y todavía no ha llegado lo peor», alertó el diputado general durante su intervención en el pleno de la Cámara foral. Y por ello, «es importante que hablemos con absoluta claridad y sinceridad. Hay muchas personas con ERTE y habrá que ver la evolución de sus empresas».
En Álava «muchas veces hemos presumido de que teníamos una economía fuertemente externalizada que exporta el 60% de lo que produce a países muy avanzados como Estados Unidos, Reino Unido, Francia o Alemania»; pero ahora también «están sufriendo de manera muy importante esta crisis», resumió el máximo dirigente de la Diputación.
De hecho, la balanza comercial descendió un 69,2% en abril -el último dato oficial- en el territorio, que acusó sobre todo la parada de la producción de sus dos grandes motores industriales, Mercedes y Michelin, que no exportaron ni furgonetas ni neumáticos, respectivamente. Álava registró el peor dato de Euskadi, pero las ventas en el extranjero también cayeron en Bizkaia un 51,5% y en Gipuzkoa, un 44,3%.
Ramiro González también tuvo que salir al paso de las críticas de la oposición por la menor disponibilidad económica que tendrán los municipios alaveses en el Fofel, el fondo de financiación de las entidades locales, que se reducirá en 57 millones de euros. «La Diputación ni da ni quita. Es el modelo de riesgo compartido. A más recaudación, más financiación para todos: Gobierno vasco, haciendas forales y ayuntamientos. Y a menos recaudación, menos financiación», explicó el jefe del Ejecutivo foral, que destacó que los consistorios tienen una mayor capacidad de reacción gracias a su importante nivel de remanentes.
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Sobre el presupuesto foral de 518 millones de euros, el descenso en la recaudación tendrá un impacto de unos cien millones. Pese a ello, el mandatario jeltzale dejó claro que «no pienso tocar» partidas como los 72 millones para el pago de sueldos de los trabajadores de la Administración foral, una cifra similar consignada para el pago de deuda y los 216 millones en transferencias al Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS).
Con una previsión de descenso del Producto Interior Bruto (PIB) en Euskadi del 8,7% para este año -muy superior a la caída del 3,6% que se había anticipado en abril-, el empleo también puede verse duramente afectado. «Cuando por fin habíamos bajado del 10%» en la tasa de paro antes de que estallara la pandemia, recordaba recientemente el diputado general de Álava, los peores indicios apuntan a una subida hasta el 13,7% a final de año, que supondría la perdida de 68.000 puestos de trabajo en Euskadi.
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