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El próximo mes de octubre, las haciendas vascas recibirán una especie de paga extraordinaria. Un ingreso 'novedoso', que algunas estimaciones cifran en torno a los 200 millones de euros y que ni siquiera figuraba en los presupuestos aprobados para este año, tanto por las diputaciones ... como por el Gobierno vasco. Es una de las primeras consecuencias de la última reforma del Impuesto de Sociedades, aprobada el pasado mes de marzo, que pese a tener en la rebaja de los tipos nominales su elemento más llamativo, incorporaba también algunas perlas para aumentar los ingresos. La primera de ellas –no será la única–, llegará en forma de pago anticipado del Impuesto de Sociedades.
Las empresas sometidas a normativa foral –la mayor parte son medianas y pequeñas– liquidan el Impuesto de Sociedades a finales del mes de julio. En ese momento pagan el tributo que corresponde a los beneficios que hayan tenido en el ejercicio anterior. Así, el pasado julio, las empresas pagaron el tributo correspondiente a sus beneficios de 2017. La última reforma fiscal aprobada en el País Vasco instauró un mecanismo que hasta ahora no se aplicaba en Euskadi –sí lo utiliza la Hacienda central– y que se pondrá en marcha el próximo mes: un pago anticipado, a cuenta de la liquidación que las empresas deberán realizar en julio del próximo año para liquidar su impuesto por los beneficios de 2018. Hasta ahora, tan sólo las grandes empresas vascas que tributan con normativa del Estado abonaban pagos a cuenta en Sociedades.
Este pago anticipado se realizará una vez al año –siempre en el mes de octubre– y será equivalente al 5% de la base imponible del impuesto en el ejercicio precedente. Unas bases imponibles, por otra parte, que han experimentado un sensible crecimiento en los dos últimos ejercicios, como consecuencia de la mejora generalizada en los resultados de las empresas. No llegan aún a las cifras 'mágicas' previas a la crisis, pero han recuperado una parte de la rentabilidad perdida en la recesión. El pago deberá ser realizado por todas las empresas vascas –se estima que la cifra puede rondar las 2.500–, que superan los 10 millones de euros de ventas anuales o tengan una plantilla superior a los 50 trabajadores. En el caso de grupos de empresas –'holdings'– se toma como referencia la cifra agregada de todas las sociedades que lo componen.
Aunque en realidad no supone un aumento de impuestos para las empresas –lo que anticipan en octubre lo descontarán luego en la liquidación del próximo julio–, lo cierto es que para la Administración es un auténtico lujo. Algo así como recibir un crédito a tipo cero por parte de las empresas, por un periodo de diez meses. Nada diferente, por cierto, a lo que hacen todos los trabajadores cada mes con sus nóminas, al adelantar a Hacienda una parte del IRPF que deberán abonar por la totalidad del año. Las haciendas forales, aunque notarán en julio del próximo año el descuento de este anticipo, volverán a recibir la 'paga extra' apenas dos meses más tarde, en octubre de 2019, lo que permite consolidar desde ahora este aumento de ingresos en los cálculos presupuestarios.
Por si fuera poco, la recaudación anual de impuestos va viento en popa. Al menos así se desprende de los resultados cosechados por la Hacienda de Álava hasta finales de agosto –no se conocen por el momento los datos de Gipuzkoa y Bizkaia–, que arrojan un aumento de ingresos del 8,3% en comparación con el mismo periodo del pasado año. Hay que tener en cuenta que las administraciones vascas hicieron sus presupuestos con una estimación de caída de los ingresos fiscales del 0,75%, lo que asienta la tesis de que este año puede batirse un nuevo récord de recaudación y también que el Gobierno vasco, lejos de finalizar el año con déficit, lo hará con superávit.
En la recaudación de Álava hasta agosto destaca un aumento del 24% en el Impuesto de Sociedades que abonan las empresas; un 15,3% en el IRPF, producto de un aumento del empleo y también, aunque moderado, de los salarios, junto a un alza del 11% en el IVA. Un dato que está ligado a la positiva evolución del consumo y que contrasta con el aparente agotamiento del empuje de la demanda interna que revelan los análisis sobre la evolución del conjunto de la economía vasca.
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