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Se nota a la legua que es ingeniero. Expone ideas complejas con frases contundentes, sencillas, que dejan poco lugar a la duda. No hay superficie de engaño en lo que dice. Quizá por ello reconoce que no se prodiga demasiado en público porque es cualquier ... cosa menos diplomático. Sin demasiado esfuerzo puede convertirse en una fábrica de polémicas. Pone el bisturí en el punto exacto pero... sin anestesia. Es, desde hace años, uno de los empresarios y directivos de prestigio del País Vasco. Mikel Barandiaran, toda una vida profesional dedicada a las telecomunicaciones y la tecnología punta, consejero delegado y fundador de Dominion -una empresa que tiene en la actualidad algo más de 12.000 empleados y que está presente en 35 países-, no teme a la inteligencia artificial. Está convencido de que la inteligencia humana es imbatible e insustituible.
- No le resultará extraño si le digo que pese a ser una empresa tan grande es difícil visualizar lo que hace Dominion.
- Es que es una empresa transversal. Digamos que hacemos servicios y soluciones pero en muchos sectores. No hay una gran diferencia en hacer un tendido de alta tensión o uno de fibra óptica. Nuestro valor añadido es buscar la eficiencia en todo eso con herramientas tecnológicas. Mantenemos redes de energía, de telecomunicaciones, de infraestructuras industriales. También abordamos proyectos completos, por ejemplo construir un hospital, pero en realidad nuestro objetivo es amarrar su mantenimiento durante, por ejemplo, 15 años.
- Cualquier empresa trata de buscar la excelencia. ¿Se puede ser bueno en tantas cosas?
- Se puede ser bueno gestionando, por eso a nuestras personas les exigimos que tengan una capacidad diferencial.
- ¿A qué se refiere?
- No buscamos empleados, al menos en el 'top 100' de los directivos. Me gusta contratar empresarios. Ese es el perfil del talento que buscamos. Alguien que es capaz de tener las habilidades de un empresario, como liderar o asumir riesgos. Gente que trate la empresa como si fuera suya.
- ¿Además de tener tecnología propia y capacidad de gestión puede identificarme otra clave de una buena empresa?
- Estar muy diversificado, no depender de un país y no permitir que un cliente se adueñe de tu cuenta de resultados. Si sucede, estás muerto. El éxito de una empresa a veces radica en decir no a un cliente. Nosotros, que trabajamos con algunas empresas en Perú, en Chile o en Colombia, nos hemos negado a hacerlo con ellos en España. No nos gusta ser subcontratistas sino socios.
- Le he escuchado alguna vez una frase rotunda, esa de que en una empresa lo que no son cuentas son cuentos.
- Siempre me dicen que queda feo, pero es que si no ganas dinero no hay nada más de lo que hablar. No hay crecimiento, no hay empleo...
- De cada 100 euros que obtiene la empresa, ¿qué parte la consiguen en España?
- Si hablamos de facturación, España aporta unos 500 millones de los 1.200 de ingresos. En margen de contribución, el 85% lo obtenemos fuera.
- ¿Y en el País Vasco?
- No más del 0,3%.
- Eso es ser profeta en la tierra de uno. Vamos, que el arraigo de una empresa no es directamente proporcional a los ingresos que obtiene en su entorno.
- Esto es muy personal pero yo vivo más tranquilo así. Mire, yo pierdo un contrato en México y me da igual. Pierdo uno en Euskadi cuando creo que me lo merecía y... me han destrozado el fin de semana. No está mal un esquema que permite generar valor aquí y hacer el negocio fuera.
- Una de las últimas áreas de actividad que han anunciado es la inversión en renovables. ¿Siguen la moda?
- En realidad estamos desde hace tiempo y la verdad es que no tenemos vocación de ser propietarios de parques. Creo que hacemos bien el desarrollo, el diseño, la financiación, la operación y el mantenimiento, pero no queremos ser propietarios de parques. Lo que ocurre es que, a veces, para proteger toda esa cadena de valor, inicialmente tenemos que ser propietarios. Por eso nos hemos buscado socios.
- La aventura de comercializar electricidad fue...
- Fallida. Nos mató el covid. El precio de la energía y los impagos nos pusieron en nuestro sitio. Sin generación no tenía sentido, por eso hemos vendido nuestra cartera a Repsol. Es una característica que tenemos. Cuando algo no funciona lo soltamos rápido y no le cogemos cariño.
- A propósito del arraigo, ¿han tenido alguna vez la tentación de deslocalizar la compañía fuera de Euskadi?
- No, el centro de la compañía no. Aquí estamos muy a gusto. Pero admito que tenemos muchas dudas sobre nuestra cotización en la Bolsa española. Ahí estamos un poco frustrados. La Bolsa española debería plantearse promocionar con inversores extranjeros las sociedades que cotizan aquí.
- ¿Coincide con la idea de que la fortaleza económica del País Vasco está en crisis desde hace ya varias décadas?
- Creo que aún nos queda una gran capacidad de gestión y todavía tenemos unas buenas compañías industriales. Tampoco estoy disconforme con la capacidad de generación de talento. Si le tengo que poner una pega diría que nos vendría bien tener mejores comunicaciones. No lo veo mal.
- Pero seguro que ustedes sufren también esa carencia del momento, la del talento.
- Como todos. En esa línea vamos a crear una especie de fábrica de talento. Hay un montón de talento por ahí. Vamos a tratar de captarles, traerlos a nuestra sede, apadrinarlos con nuestro equipo directivo y ponerles en nuestro portaaviones de 35 países. Queremos generar un buen semillero para la compañía y seguro que para otras empresas del entorno.
- En esa lucha de atracción y retención de talento de las empresas, ¿no cree que es un hándicap la inclinación de los jóvenes mejor preparados en irse fuera? Para ellos el mundo no tiene puertas.
- Sí, y ahí creo que influyen muchas cosas. Una, la lucha de cada uno para impedir el desarraigo familiar. Y hay que trabajarlo mucho. Pero para que haya arraigo tiene que haber empresas con un formato de trabajo moderno. Y no vale tener una, tiene que haber muchas para poder saltar de una a otra. Y apoyo institucional.
- Apoyo institucional, ¿en qué?
- Por ejemplo, medidas fiscales para facilitar que nuestro 'top 100' sean accionistas de la compañía. Eso significa arraigar una empresa con sus propios ejecutivos. Pero... ya sé que esto de ser empresario ahora está mal visto.
- ¿Lo siente así?
- Sí. Ahora el que te quiere mucho te llama emprendedor... como para no herir. Hay un deterioro progresivo de la imagen del empresario en Euskadi. Quizá es una consecuencia de estar inmersos en el populismo.
- ¿A usted también le asusta la inteligencia artificial?
- En absoluto. En realidad es inteligencia estrecha.
- La capacidad, por ejemplo, para fabricar imágenes... ¿tampoco?
- No, tampoco. A mí me encanta la fotografía y esto se hace desde hace mucho tiempo con un programa de retoque fotográfico. Y hay muchas herramientas para identificar un 'deepfake'. No sé a qué vienen tantos nervios. Mi padre ya definía un ordenador como un tonto muy rápido. Esto es parecido. Nadie podrá descansar totalmente en la inteligencia artificial. La inteligencia humana es insuperable.
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