Desigual futuro para la industria vasca

El sector de la automoción es clave para la economía vasca. Las 300 empresas aglutinadas en Acicae, con gigantes como Gestamp o Cie Automotive a la cabeza, facturan 19.311 millones de euros, el equivalente al 25% del PIB vasco, y dan empleo a 100.000 personas, todo ello sin incluir a Mercedes-Vitoria. Y es un área de actividad que está sufriendo por «la situación de confusión generalizada» que se ha creado en torno al diésel. «Las nuevas regulaciones medioambientales, los cambios tecnológicos y los mensajes desafortunados de algunos responsables políticos hacen que el consumidor frene la compra de vehículos nuevos y opte por los usados, mucho más contaminantes. Es no es bueno para la industria», explican en el clúster.

A ello se suma que es un sector cíclico, afectado por las incertidumbres internacionales (Brexit, guerra comercial...) y la ralentización económica. «Venimos de años récord de crecimiento, lo que hace que cualquier ajuste a la baja se note más», señalan los responsables de Acicae, Con todo, mantienen sus previsiones de acabar el año con un crecimiento de entre un 3% y un 5% (esta última tasa fue el incremento del año pasado). Su confianza se apoya en la «gran diversificación realizada», con más de 300 plantas repartidas en 32 países.

Esta semana, sin embargo, no ha sido muy alentadora para el sector, convulsionado por la fusión exprés entre Fiat y PSA. Gestamp anunció el jueves que revisaba a la baja su previsión de ingresos y Ebitda para todo el año, lo que le supuso un severo castigo en Bolsa que arrastró a Cie Automotive.

El potente sector vasco de la energía está recibiendo el impulso de las renovables, un mercado en el que Euskadi está muy bien posicionada con multinacionales de la talla de Iberdrola y Siemens Gamesa. Según explica José Ignacio Hormaeche, director general del clúster vasco de energía, las cifras consolidadas de estos dos gigantes disparan la facturación total hasta los 55.000 millones de euros, aunque la gran mayoría de las 380 empresas de este área tienen un tamaño mucho menor. La producción en Euskadi supera los 14.000 millones de euros, de los cuales más del 40% de destina a exportación, y el empleo generado en la comunidad alcanza las 23.500 personas.

«Las empresas vascas han aprovechado el buen comportamiento de los mercados internacionales por el crecimiento a nivel global de las inversiones en generación renovable (eólica y solar) y en infraestructuras», resume Hormaeche, que también recuerda su participación en las subastas de nueva potencia realizadas por España. La única pega a esta expansión, matiza, es la fuerte presión en costes, que se está tratando de compensar con innovación .

No sólo las energías renovables están creando oportunidades, sino todo lo que supone la transición hacia una economía descabonizada. Valga de ejemplo las numerosas empresas vascas (Ibil, Ormazabal, Ingeteam, ZIV...) involucradas en la industria de la recarga del coche eléctrico.

Aparte de lo 'verde', el clúster también percibe cierta mejora en la facturación del 'oil&gas', aunque los márgenes no se han recuperado.

El sector aeronáutico vasco, aglutinado en Hegan, es uno de los afectados por los aranceles impuestos por Trump a varios países de Europa tras recibir la aprobación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para tomar represalias por los subsidios otorgados a Airbus. No obstante, la directora del clúster, Ana Villate, explica que todavía es pronto para evaluar su impacto. «Hay que esperar a que las autoridades estadounidenses confirmen qué productos y en qué condiciones se van a aplicar», señala.

Hegan ya precisó en un análisis preliminar que en principio los aranceles no afectarían a los componentes exportados por sus socios a EE UU (245 millones de euros), sino únicamente a las aeronaves terminadas en Europa. Pero claro, si los aviones Airbus se encarecen un 10%, el consorcio apretará a sus proveedores.

Por el momento, Villate se limita a apuntar que «cualquier barrera o conflicto comercial es negativo y no hace más que ralentizar la economía».

Pese a estos problemas, el clúster mantiene sus previsiones de «continuar la trayectoria de crecimiento de la última década». En concreto, Hegan estimó en primavera que la facturación aumentaría un 4% respecto a los 2.457 millones de euros de 2018. Ese año se exportaron 1.630 millones y el empleo rondó los 15.000.

El sector está dando muestras de fortaleza con operaciones como la compra por parte de Aernnova de la británica GE Humble. Como telón de fondo cabe destacar que Airbus ha aumentado un 50% sus beneficios, lo que contrasta con la crisis de Boeing.

El ferrocarril tiene ante sí un futuro optimista ligado en gran medida a su carácter sostenible frente a otras alternativas. Así lo cree Mafex, la asociación española que aglutina a esta industria y en la que Euskadi tiene un considerable peso. En concreto, la comunidad autónoma supone un 40% del negocio nacional y de las exportaciones, que en total sumaron 3.500 millones de euros en 2018. El sector está integrado por multinacionales de referencia como la guipuzcoana CAF y por un amplio tejido empresarial auxiliar compuesto por pymes.

Según explica Mafex, el volumen de negocio a nivel mundial del sector crece desde 2011 y se espera para los próximos años tasas de crecimiento medio anual del 2,6%. Destaca especialmente «la gran oportunidad» que supone el proceso de liberalización del transporte ferroviario de pasajeros que se materializará a finales de 2020. De hecho, al viernes se conocieron los tres grupos que han presentado ofertas para competir con Renfe en el AVE, entre los que figura Talgo.

Mafex pide que se aproveche este hito a nivel nacional y europeo para «situar al ferrocarril como eje principal de las políticas de transporte, debido a que su mayor sostenibilidad permite mitigar el cambio climático».

La asociación considera que España necesita de una política de Estado estable y a largo plazo porque, a su entender, la incertidumbre no ha permitido apuntalar las mejoras en materia de inversión. Asimismo cree injusta la falta de reciprocidad que se encuentra en muchos mercados frente al aperturismo y transparencia de Europa.

«El año 2019 está siendo muy revuelto». El director general del clúster Siderex, Asier San Millán, no quiere resultar alarmista pero reconoce que en el sector se están acumulando varios factores muy negativos que están haciendo mucho daño a los productores de acero, corazón de la industria y buen termómetro de su evolución.

Entre esos elementos en contra, cita en primer lugar las disputas comerciales entre EE UU y China. «Los aranceles de Trump nos han afectado y además han hecho que todo el producto que no entra en EE UU venga a Europa. No obstante, también incide en la distorsión que supone el exceso de producción china y «sus políticas comerciales poco éticas».

Tras la guerra comercial destaca otros impactos negativos como los altos costes de la energía -una queja recurrente en el sector desde hace tiempo-, la incertidumbre del Brexit, las sanciones a Irán (supusieron la pérdida de un contrato millonario para Tubacex) y, sobre todo, los problemas de la automoción. «Es uno de nuestros clientes estrella al que se dirigen gran parte de nuestros aceros especiales y aleados y no está pasando su mejor momento», apunta.

Entre enero y agosto las exportaciones de acero vascas cayeron un 9,4% hasta los 1.610 millones de euros, lo que da una idea de la situación. Sin olvidar que el gigante Arcelor Mittal, propietario de la ACB, ha iniciado en Asturias su mayor parada en la última década. Pero se ve algo de luz al final del túnel. «Los precios internacionales del acero implican que habrá una recuperación en 2020», afirma San Millán.

Lógicamente, la situación del sector de fundición no es muy diferente a la del acero. El secretario general del clúster, Marcial Alzaga, hace especial hincapié en el impacto derivado de los problemas de la automoción, el principal

cliente. «Las fundiciones férreas y no férreas más orientadas al automóvil han sufrido en general descensos en la producción y por lo tanto otras como las del sector del troquel se han visto también afectadas», señala. Por contra, añade que «otros clientes como el sector eólico de pieza grande o el ferrocarril se han comportado mejor, aunque tras el verano se ha notado ralentización en todos los casos».

El futuro también se presenta sombrío a causa de la incertidumbre en torno al automóvil. «La crisis del diésel ya ha parado infinidad de proyectos para nuestras empresas y habrá que ver cómo evoluciona la cuestión. Para nuestro sector la transición eléctrica supondrá un cambio en cuanto a materiales, piezas, tecnología...», advierte Alzaga.

Aparte del automóvil, el sector también ha acusado la desaceleración económica y la guerra arancelaria, aunque no sea de forma directa. «Las piezas de fundición se han librado de los aranceles, pero nuestros competidores de terceros países han inundado con sus productos el mercado europeo», se queja. También se lamenta de los costes energéticos.

El clúster de fundición está formado por 89 empresas, el 78% pymes. Facturan 2.120 millones y emplean a 11.400 personas. Exportan el 65% de su producción. Casi la mitad de las firmas ha visto caer sus ventas en el exterior.

La máquina-herramienta, agrupada en la asociación AFM, afronta un año a la baja después de haber encadenado récords. Las cifras de 2018 fueron espectaculares. Se logró una facturación de 1.796 millones de euros tras crecer un 5,4% y un incremento de las exportaciones del 10%, hasta los 1.363 millones de euros. Ya sabían que iba a ser difícil repetir la hazaña y la evolución de 2019 ha confirmado sus temores. «Cerraremos el ejercicio con cifras de facturación y exportación parecidas o levemente inferiores a las de 2018», señala el presidente del clúster, César Garbalena.

Y eso que la elevada cartera de pedidos heredada del año pasado les ha servido de amortiguador. En 2019 están sufriendo «un moderado retroceso de encargos en el sector de arranque y algo mayor para la deformación».

Su principal preocupación está en la situación de Alemania, unas dificultades que vinculan al sector de la automoción.

La quiebra de La Naval en 2017 supuso un gran golpe para el sector, pero el Foro Marítimo Vasco asegura que se está superando. Para empezar, señala su director gerente, Javier López de Lacalle, los otros tres astilleros vascos -Zamakona, Balenciaga y Murueta- están teniendo carga de trabajo abundante. «A junio de 2019 habían obtenido el 19% de los nuevos contratos firmados en el conjunto de España, un 2% más, y el 21,5% de la cartera de pedidos, con un incremento del 3,5%. En total tienen 12 unidades en cartera.

Por otro lado, López de Lacalle asegura que el efecto negativo en la industria auxiliar causado por la liquidación de La Naval «ha sido absorbido entre el resto de astilleros, otras firmas del sector y también por la industria eólica 'offshore'». En este momento el problema es más de la escasez de determinados profesionales como tuberos, soldadores o caldereros. «Se están contratando fuera», dice.

La digitalización es, junto con la transición energética, la principal tendencia de la economía global y la industria del conocimiento y la tecnología digital asociada en Gaia es una de sus beneficiarias. «Las empresas están realizando una gran inversión para adecuarse a la transformación digital y eso supone demanda para nosotros», subraya Tomás Iriondo, director general del clúster. Estas necesidades de adaptación a los nuevos tiempos en materias como ciberseguridad o manejo de datos están proporcionando un fuerte crecimiento al sector. En 2018 las 254 empresas asociadas incrementaron su volumen de negocio un 4,3% hasta los 5.171 millones de euros. La previsión para este año es un incremento de entre el 3,5% y el 4,5%.

Ante este tirón, el principal problema del sector radica en la falta de perfiles adecuados, con formación en ciberseguridad, internet de las cosas, analítica de datos y programación.

Con un volumen de facturación estimado en 1.550 millones de euros (200 de ellos procedentes de exportaciones), un 6% superior al de 2018, y la creación de unos 435 empleos, este año se vislumbra ya como uno de los mejores para este sector, según señala María Pascual de Zulueta, responsable del Basque Health Clúster, que reúne a cerca de 75 empresas asociadas.

De hecho, destaca el crecimiento récord de las farmacéuticas, el anuncio de importantes inversiones por parte de 'biotechs' vascas y que grandes empresas de dispositivos médicos se instalen definitivamente en Euskadi y ejecuten aquí su I+D.

Pascual de Zulueta señala que a diferencia de otros sectores, en el de biociencias y salud no se observan tendencias negativas derivadas de la desaceleración económica ni por los efectos del Brexit, salvo de forma muy puntual y poco significativa en alguna empresa.

Si hay un sector de moda en estos momentos ese es, sin duda, el del medio ambiente. Y Aclima es muy consciente de ello y de las oportunidades que todo lo relacionado con la lucha contra el cambio climático ofrece. «El medio ambiente puede ser palanca de cambio del resto de sectores», señala Xabier Caño, presidente del clúster vasco. «Aclima apuesta por hacer que el medio ambiente impulse al resto de sectores vascos a través de la sostenibilidad», afirma el máximo responsable de una asociación que reúne a 104 integrantes, 74 de ellos empresas y el resto centros tecnológicos, universidades e instituciones, y que emplea a más de 5.200 personas.

El sector ambiental vasco ha mantenido en los últimos años un crecimiento sostenido, alcanzando en 2018 una facturación de 3.715 millones de euros. De ellos, 1.940 millones correspondieron a los asociados a Aclima, un 3% más que en el ejercicio anterior. Una evolución que espera mantener en este 2019.

El sector de la movilidad y la logística vive inmerso en un profundo cambio tecnológico que ofrece grandes oportunidades, pero también exige un gran esfuerzo en innovación, según destaca la presidenta del clúster vasco, Luz Pérez. «Los socios dedicados a ámbitos como la electromovilidad están registrando crecimientos exponenciales», apunta.

Según explica Pérez, el clúster agrupa a un macrosector industrial con empresas de muy diferente perfil, desde operadoras dedicadas al transporte a empresas para las que la logística tiene importancia estratégica. En total lo integran 107 socios, con una facturación de 12.000 millones de euros, de la que un 28% procede de la exportación. El sector da empleo a 65.000 personas y destina un 4% de sus ingresos a I+D+i. La dificultad para encontrar algunos perfiles es motivo de inquietud, si bien llevan trabajando tiempo en ello el Gobierno vasco y las universidades.