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Es la ley del mercado, la de la oferta y la demanda, igual que en el supermercado y es lo que rige también para fijar el precio del gas. El combustible que hizo famoso el índice neerlandés 'TTF' -la referencia internacional que rige su precio- ... al elevar su coste hasta los 339 euros el MWh el pasado agosto, cerraba la semana pasada por debajo de los 30 euros. Un desplome del precio que reside en la caída de la demanda que acusó en Euskadi un descenso del 32,2% en los cuatro primeros meses del año.
La causa, varios motivos. Por una parte, la reactivación de la generación renovable en España, que ha requerido menos energía de los ciclos combinados vascos; de otra, el invierno ha sido más suave en lo meteorológico y se une el frenazo de la industria, así como el hecho de tener las reservas de gas bastante llenas. Todo ha conformado un cóctel de ahorro que ha permitido, casi sin esfuerzo, que se cumpla el objetivo asumido por España ante la UE de reducir, al menos en un 7%, el consumo de gas y que el Gobierno vasco concretó en su plan de contingencia.
En Euskadi el descenso fue del 32,2% en los meses de enero a abril de este año y respecto a 2022. Según recoge el último boletín estadístico del operador nacional, Enagás, el País Vasco consumió hasta abril 8.831 GWh de este combustible, 4.202 menos que el año pasado. Una caída que se hace especialmente llamativa en el sector eléctrico, es decir, el gas que se demanda para generar electricidad en las centrales de ciclo combinado. En este caso, los datos hablan de un desplome del 60% que reducen a 1.601 GWh los que se requirieron en 2023 frente a los 3.969 del año pasado.
En lo que se refiere a la demanda convencional, el otro vector que define el consumo de gas y que se centra en el que emplean las industrias y los hogares, descendió un 20% con un total de 7.230 Gwh hasta abril frente a los 9.064 del pasado año. El grueso de este consumo corresponde a la industria intensiva, como la siderúrgica, la de refino, la cementera, la papelera o la del vidrio, todas con un importante peso en Euskadi. De ahí que la desaceleración económica del primer trimestre, que llevó al PIB vasco a crecer solo un 0,4% se identifique como el principal factor de esta caída de la demanda. El factor comparativo pesa, más teniendo en cuenta que en el mismo periodo del año pasado la economía creció el doble, un 1%.
El pasado verano, ante la invasión rusa de Ucrania y el temor a una falta de suministro, Europa se lanzó a una carrera por la adquisición de gas con la que llenar las reservas de cara al invierno. El GNL (gas natural licuado) transportado por barco se convirtió en oro líquido provocando una ruptura del mercado que registró unas subidas de precios que rozaron los 400 euros el MWh. Esas compras llenaron de gas el sistema de reservas y ahora han reducido las compras. Así, la plataforma de La Gaviota, ubicada en la costa vizcaína, tiene hoy un 42% más de combustible que el año pasado con 11.037 GWh, suficiente para cubrir la demanda de casi un año en Euskadi.
Además, el papel de las infraestructuras de gas vascas han ganado en importancia, como la capacidad de regasificación de España, para enviar este combustible a Europa a través de Francia. La conexión pirenaica (Irún y Larrau) aumentó su flujo hasta abril en un 51% con 9.773 GWh.
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