![«Debemos invertir más en educación y menos en obras»](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/02/12/roldan-kmZ-U2101503016062SAE-1200x840@El%20Correo.jpg)
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El economista Toni Roldán (Barcelona, 1983), director del Centro de Políticas Económicas de Esade (EsadeEcPol), fue diputado en las Cortes Generales entre 2016 y 2019 de la mano de la eclosión de una nueva política que se quedó vieja demasiado pronto. Fue el portavoz económico ... de Ciudadanos, representando lo que se calificaba como el sector progresista de la formación. No se arrepiente, pero recalca que no piensa volver. Ahora se centra en una visión más académica con el objetivo de buscar soluciones «factibles» a los problemas que afectan a España. Acaba de coordinar el libro 'Un país posible, manual de reformas políticamente viables' (Deusto), un trabajo en el que participan una treintena de especialistas de diferentes áreas que abordan los «desafíos actuales». La obra se centra en ofrecer datos, y pone el foco en cuestiones como la educación, la productividad, el conocimiento...
– Hablan de un país «posible», ¿pero es factible?
– Ese es un esfuerzo que hemos realizado.La mayoría somos economistas y es verdad que a veces tendemos a pensar en lo que funciona solo sobre el papel. Se trata de poner en marcha pequeñas reformas que puedan tener un impacto. Le pongo un ejemplo: se ha visto que cuando se implantan programas de refuerzo en matemáticas en grupos muy vulnerables se reduce de forma clara el fracaso escolar.
– ¿Y en un país que se mueve más por las tripas que por la razón, tiene recorrido el análisis científico?
– Esa es la reivindicación que hacemos. Si los debates se hacen en plan escuela pública versus concertada, religión versus laicismo... pues es muy difícil que te pongas de acuerdo en nada. Hablemos de cosas concretas.
– Ustedes hablan de «una calidad institucional mejorable».
– Muchas veces se hacen las políticas a dedo, no se evalúan. El mejor ejemplo son las políticas activas de empleo. Van sumando programas, pero casi nadie se ha parado a pensar en su resultado. Lo hizo la AIReF y demostró que no sirven para reemplazar a los trabajadores. Hay que analizar más los datos porque se dan cosas surrealistas. Se puede acceder a datos del universo laboral alemán con cifras que facilita el propio Gobierno alemán, pero los números equivalentes en España no puedes verlos.
– Hay otra frase lapidaria. «Las empresas que más crecen no suelen ser las más productivas, sino las que mantienen más cercanía con el poder político».
– Sí, hay que hacer un esfuerzo para que las instituciones o la cercanía al poder influyan menos. En su momento se hablaba del capitalismo de amiguetes, de la casta y de todo eso. Pero lo más preocupante es la productividad. Con Europa estamos divergiendo y no convergiendo.
– ¿Y a qué se debe?
– Hay muchas razones. Tenemos el tamaño de las empresas, que son muy pequeñas, la baja inversión en innovación, tenemos mucho retraso en muchos indicadores... Pero ponemos el foco en el capital humano. Tenemos un problema muy grande en lo que se refiere a la atracción de talento. Hay que apostar realmente por el conocimiento, porque después generas empresas punteras que permiten generar empleos de altísima calidad. Es importante gastar en rehabilitación de edificios, pero una vez que colocas las ventanas, ¿qué haces?
– ¿Se invierte mucho en carreteras y trenes y poco en educación?
– Totalmente. De cada diez euros de los fondos europeos, ocho se están gastando en obras, en infraestructuras físicas. Y a este país le que le falta es un plan, digamos, de infraestructuras humanas con mucha inversión en educación. Hay que aprovechar todo el talento que tenemos. Y no se trata solo de hablar de excelencia. Un estudio en Estados Unidos señalaba que la posibilidad de ser inventor es diez veces más alta entre los más ricos. Por tanto, si tú mejoras las oportunidades de los que están abajo, aumentas la posibilidad de que haya más inventores y mejoras la productividad.
– Critican a los políticos que optan por «soluciones fáciles». El problema es que la ciudadanía quiere cosas concretas, que haya buenos trenes, por ejemplo.
– Claro, se trata de buscar el equilibrio. Tú puedes optar por ofrecer soluciones fáciles y quizás equivocadas o explicar la complejidad del mundo. En España se hicieron en otras épocas reformas complicadísimas, se explicaron a la ciudadanía y ésta las entendió. Hace falta un poco de conciencia en los nuevos políticos de que tú no estás ahí para hacerte fotos en Instagram, sino para explicar y convencer a la gente sobre lo que hay que hacer.
Toni Cantó y el coche diésel
– ¿Y están las cosas como para explicar la «complejidad del mundo»?
– Es muy difícil. Durante mi época en política trataba de elaborar discursos con datos, con evidencias... Y no me hacía caso nadie. Luego salía Toni Cantó y decía en un minuto que todos eran muy malos y se llevaba todos los titulares.
– Dedican una parte a la transición verde. ¿Las protestas de agricultores y ganadores no evidencian que algo está fallando?
– Hay una idea central. Tú no puedes hacer esta transición verde de espaldas a la gente. Tienes que explicarla bien, compensar a los perdedores, decir que habrá que cambiar algo nuestro modo de vida... Pero no decir 'ahora no te dejamos entrar en la ciudad con tu coche diésel porque sí'. Porque eso para la gente que tiene dinero está muy bien, pero si vives en las afueras porque no puedes pagarte un piso en el centro, tienes que llevar a tus hijos al colegio, tienes un diésel y no puedes cambiarlo, ¿qué? Al final sufren los más vulnerables y si no les compensas se te van a poner en contra.
– ¿Cuáles son los puntos fuertes y los déficits de Euskadi?
– Hay cosas muy interesantes, como la formación dual, Ikerbasque... Pero tampoco hay que hacerse trampas al solitario. Hay elementos que ayudan a tener un papel destacado: infraestructuras muy potentes, una o dos universidades de primera línea mundial y un coste de vida relativamente bajo. Y no está claro que Euskadi cumpla bien ninguno de ellos.
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