La ingeniería vasca Sener anunció ayer la firma de un contrato para ampliar la capacidad de procesamiento de una planta regasificadora, una de las principales que existen en Europa, situada junto al puerto de Rotterdam, en Holanda. El contrato se enmarca dentro de la fiebre ... que existe en estos momentos en el Viejo Continente para garantizar la seguridad del suministro de energía, tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
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Sener ha visto relanzada su actividad en el área de energía a raíz de la guerra, cuando era la actividad que más había descendido en su demanda de proyectos en los últimos años. A la ampliación de esta planta, se suma la preadjudicación para construcción de otra regasificadora en Alemania -será la primera del país-, así como dos contratos recientes para transformar dos plantas de generación de carbón en ciclos combinados, también en Alemania.
La terminal de Rotterdam como puerta de entrada de gas en Holanda se construyó en 2011, con una capacidad para tratar 12 BCM -la unidad habitual de medida del gas natural- cada año. Propiedad de una sociedad creada por las compañías Gasunie y Vopak, se ampliará a 13,5 BCM mediante la instalación de nuevos equipos, cuyo diseño y construcción se ha encargado a Sener. La ingeniería vasca no ha revelado el presupuesto de este nuevo encargo.
Las plantas regasificadoras permiten almacenar en tanques el gas que es transportado hasta el puerto por grandes buques metaneros. El almacenamiento se realiza a una temperatura similar a la que ha tenido en el barco, menos 160 grados centígrados, lo que permite que durante el almacenamiento el combustible se mantenga en estado líquido. La propia planta cuenta con equipos dedicados a calentar ese líquido, para que el metano vuelva al estado gaseoso y pueda ser inyectado así en la red de distribución.
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Las dificultades de suministro de gas que ha generado la invasión de Ucrania y la creciente tensión con Rusia han reavivado muchos proyectos de construcción y ampliación de plantas regasificadoras en Europa que estaban paralizados. Es el caso de la instalación que Sener tiene preadjudicada en Brunsbütell, Alemania. La licitación de ese proyecto comenzó en 2019 y un año más tarde, en junio de 2020, fue seleccionada la oferta que habían presentado de forma conjunta Sener y al constructora española ACS. Desde entonces y hasta hace apenas dos meses, la iniciativa había languidecido en los despachos, como consecuencia de la crisis generalizada que había desatado la pandemia. La urgencia se ha desatado ahora, después de que numerosos países europeos se hayan visto en la necesidad de buscar fuentes alternativas de suministro de gas, ante un hipotético corte del gasoducto que les une con Rusia.
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