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Saltan las alarmas en la siderurgia con cifras en 2022 que hacen retroceder a la industria a valores de la pandemia. El crecimiento de los costes energéticos ha frenado la actividad en un 20%. Así lo ha señalado la Unión de Empresas Siderúrgicas (UNESID) este ... miércoles en la reunión de su asamblea anual al señalar que su producción se ha caído hasta los 10,5 millones de toneladas, unas cifras que ponen al sector ante los datos de 2020, cuando el país se vio obligado a parar en seco durante un trimestre entero por el coronavirus.
El impacto para Euskadi es grave, ya que las siderurgias vascas representan casi la mitad de toda España y dan empleo a 15.000 personas. Este sector supone en el País Vasco algo más del 7,5% de su PIB con compañías como Arcelor Mittal en Sestao, Olaberria, Bergara o Zumarraga, Sidenor, Aceros Olarra, Nervacero o las tuberas Tubacex y Tubos Reunidos.
Así, Arcelor lleva más de un año con paradas intermitentes en sus plantas vascas y recurriendo a expedientes de regulación de empleo temporal (ERTE), mientras que Nervacero tampoco está en una producción normalizada con un conflicto en sus accionariado que toma tintes de culebrón. Solo el sector de los tubos para petróleo y gas, en los que se encuadra la actividad de Tubacex y Tubos Reunidos, salva la situación con cifras muy sólidas de negocio.
El caso es que los datos presentados esta mañana reflejan un grave descenso, además de en la producción, en la demanda. Las entregas, con 995.000 toneladas mensuales, son menos que las registradas en 2020 (1,02 millones al mes). Según ha explicado el presidente de UNESID, Bernando Velázquez, además, «lo preocupante es que estas pérdidas sucedieron mientras la economía española creció el 5,5%».
La asociación empresarial no duda en señalar el problema energético que, en 2022, por la guerra en Ucrania disparó los precios de la electricidad hasta los 200 euros el MWh y a los 100 euros, en el caso del gas. Unos costes que provocaron paradas y que, además, forzaron a las empresas a acogerse a varios ERTE. Velázquez ha recordado que el sector del acero «ha sido siempre muy sensible a la evolución de los costes del mercado». Así lo demuestra que en España las importaciones de acero de fuera de la UE hayan crecido en una búsqueda de productos más baratos.
En 2022, las compras nacionales a productores europeos cayeron de 506.000 toneladas mensuales a 470.000. En cambio, fuera de los Veintisiete, esta cifra creció de las 334.000 toneladas mensuales a 348.000. Son datos que evidencian el 'dumping' que, según denuncia el sector, ejercen los países asiáticos como China o India, que elaboran sus materiales con menos exigencias ambientales y pueden competir en precio. En este sentido piden que se acelere la tramitación del Mecanismo de Ajuste en Frontera. Un arancel ya aprobado por la Eurocámara y el Consejo y que prevé entrar en vigor en 2026 para cobrar una tasa a los productos que entren en la UE sin la debida acreditación de sostenibilidad.
La falta de aplicación de los fondos europeos en el PERTE de descarbonización de la industria, que contempla inversiones de más de 3.000 millones, es otro de los puntos que ha solicitado UNESID para facilitar la puesta en marcha de medidas en las empresas para suavizar el impacto del coste energético. De momento, esta línea no se ha activado, queda para después de las elecciones y solo ha comprometido 450 millones para el proyecto de Arcelor en Asturias.
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