La contratación de una empleada del hogar cuesta 600 euros más al mes que en 2018

Todo ello ha hecho que el coste para las familias empleadoras se dispare. En concreto, el salario para una jornada completa junto con las cotizaciones a la Seguridad Social ha pasado desde los 1.024 euros hasta los 1.618 (las cifras no incluyen la cuota que corresponde al trabajador). Se trata de un aumento de casi 600 euros al mes, un 58%, que encarece notablemente este servicio al que muchos hogares vascos recurren para el cuidado de mayores y niños, además de para las labores de casa.

El desglose es el siguiente. En primer lugar el salario mínimo, que ha pasado de 858 euros en 12 pagas en 2018 a 1.323 este año, después de que el Gobierno haya aprobado un nuevo incremento del 5% para el presente ejercicio, en medio de un duro enfrentamiento con la patronal CEOE.

A ello hay que sumar que las cotizaciones sociales a cargo del empleador han engordado desde los 166 euros hasta los 294 en los últimos seis años. El motivo está en que han subido las bases y, además, desde octubre de 2022 se cotiza por el desempleo al entrar en vigor la normativa que reconoce el derecho al paro de estas trabajadoras. Es un porcentaje del 5,5% para el empleador, aunque la Seguridad Social lo bonifica en un 80%. Además, desde 2023, se aplica también el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) -un 0,58% de la base- para financiar las pensiones. La cotización a cargo de la empleada también se ha incrementado de forma considerable, desde los 40 euros hasta los 84, si bien a veces lo asume el empleador.

Ese es el cálculo para una jornada completa. Para un contrato de 4 horas al día el coste sería la mitad, al pasar de 525 euros en 2018, cuando empezó la escalada del SMI, hasta los 816 euros.

Este aumento de costes para las familias ha supuesto una reducción del número de trabajadoras en alta en la Seguridad Social en Euskadi. Así, si en 2018 había contabilizadas 29.758, al cierre de 2023 la cifra era de 28.152, lo que supone 1.600 menos, un 5%. Pero el registro solo aporta datos de cuántas empleadas del hogar hay cotizando, no de cuántas horas trabajan y, por tanto, no se puede saber si estas se han reducido.

«Para los hogares que tienen una persona contratada a jornada completa para el cuidado de mayores o niños no hay más opción así que asumen el aumento de coste y tratan de tenerlo todo en regla para no tener problemas», explican en la Gestoría Gabiola de Bilbao, que apunta que aún no se han publicado las bases de cotización de 2024.

En la Asociación de Trabajadoras del Hogar de Bizkaia recuerdan, sin embargo, el elevado nivel de fraude en el sector. «No hay impacto por el aumento del coste porque lo que se hace es defraudar. Me acaba de llegar un caso de una trabajadora que cobra 700 euros pero solo le cotizan por 250. Es un ámbito en el que se sigue pagando mucho en 'negro'. A las internas, por ejemplo, se les abona el fin de semana en B», apunta su asesora, Isabel Otxoa.

También denuncia que, por mucho que haya subido el SMI y las cotizaciones, contratar a una empleada del hogar para el cuidado de mayores dependientes «sale mucho más barato que pagar una residencia porque no se hace como se debería, con dos personas, una para el día y otra la para la noche».

Según la asociación, la mayor parte del trabajo como internas lo realizan trabajadoras extranjeras, generalmente latinoamericanas, que casi en un 44% está en situación irregular lo que propicia los abusos.