A vueltas con la factura electrónica

Salvo en supuestos muy concretos, los empresarios y profesionales están obligados a emitir factura por las operaciones que realizan.

La Ley del IVA exige que, desde el mismo momento de su expedición y hasta el fin del período durante el que debe conservarse, pueda garantizarse la autenticidad de su origen, la integridad de su contenido y su legibilidad.

Esta regulación ya era así cuando solo existían las facturas en papel, pero las dudas se empezaron a presentar con la aparición de las facturas electrónicas. ¿Cómo puede garantizarse la autenticidad de su origen y la integridad de su contenido?

El Reglamento del IVA establece tres posibles formas de garantía: firma electrónica avanzada, intercambio electrónico de datos (EDI) o mediante otros medios que los interesados comuniquen a la Administración Tributaria y que esta hubiese validado.

Pero, ¿una factura enviada por email es válida? La respuesta es que SÍ. Por email y por una infinidad de medios electrónicos que son diferentes del email.

Desde la aprobación del nuevo reglamento de facturación en el año 2013, las tres posibles formas de garantía son, sin más, tres posibles ejemplos, admitiendo dicha norma, como tal forma de garantía, los controles de gestión usuales en la actividad del sujeto pasivo, siempre que permitan crear una pista de auditoría fiable que establezca la necesaria conexión entre la factura y la entrega de bienes o prestaciones de servicios.

Recientemente la Dirección General de Tributos ha emitido una consulta (V2891-18), en la que resume estos criterios y vuelve a reiterar qué se entiende por factura electrónica.

Así, la factura puede ser, además de en papel, en PDF, J¡PG, en lenguaje XML, faxeada o tipo selfie. Da igual.

Lo importante es que, para que sea una factura electrónica, se envíe electrónicamente y se reciba electrónicamente. Si es buena o mala no depende de que se vista de papel o de bytes, depende de que se acredite, por cualquier medio, que es lo que es.

• Temas
• Caso Gürtel