Los consejeros delegados de BBVA y Banco Sabadell, Onur Genç y César González-Bueno, respectivamente, protagonizaron ayer en público un enfrentamiento dialéctico en torno a la opa que en la actualidad está en manos de Competencia. En un acto sobre el sector financiero convocado en ... Madrid, Genç no dudó en destacar lo que a su entender son aspectos positivos de la operación, mientras que González-Bueno fue contundente al asegurar que «la opa no tiene sentido». Y fue más allá. «La operación no va bien y las últimas páginas del libro están por escribir», advirtió el directivo del Sabadell.
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El consejero delegado de BBVA, Onur Genç, argumentó en torno a la necesidad de ganar tamaño para hacer frente a las enormes inversiones que tiene que afrontar el sector en el proceso de digitalización. La digitalización se impuso inicialmente como una vía para reducir los costes en la banca -menos oficinas y plantilla y más actuación a través de canales telemáticos-, pero en la actualidad se ha convertido en el centro de una carrera competitiva entre bancos. Todos tratan ya de ofrecer la mayor cantidad de productos y servicios a través de los canales telemáticos, a sabiendas de que la población más joven prefiere esa vía de relación con las entidades financieras frente al desplazamiento a las oficinas.
«Los costes fijos en tecnología, derivados de la digitalización exponencial del sector, obligan a las entidades a ganar tamaño para ser más eficientes. Solo en un año, BBVA invierte 3.000 millones de euros en tecnología, de los que 1.000 millones de euros son en España», apuntó su consejero delegado.
En ese contexto, Genç recordó que el proyecto de fusión de ambas entidades contempla ahorros de costes de 850 millones de euros anuales por las sinergias en tecnología. De dos plataformas se pasaría a una y de dos desarrollos diferentes de aplicaciones permanecería solo una. «Esto es muy importante porque deja espacio para crecer», afirmó, al tiempo que remarcó también un mensaje lanzado días atrás por Peio Belausteguigoitia, el responsable del banco en España, con la idea de que «la fusión permitirá aumentar el crédito a familias y pymes».
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Por su parte, González-Bueno reiteró los dos argumentos más conocidos para rechazar la opa. El primero está ligado a lo que a su entender es una infravaloración de las acciones del Sabadell, mientras que el segundo está vinculado al estrechamiento de la competencia que, defendió, se produciría sobre todo en el segmento de las pymes en España.
Todo apunta a que ésta será la tónica habitual de los mensajes de ambas entidades durante un largo periodo de tiempo. Al parecer, la CNMC, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, se inclina por abordar un análisis muy exhaustivo de la operación -lo que se conoce como Fase 2-, que puede aplazar la decisión a las puertas del verano de 2025. Si a eso se añade la autorización necesaria de la CNMV, así como el periodo de aceptación para los accionistas, es más que probable que el escenario final no se conozca hasta el segundo semestre del próximo año.
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