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La patronal vasca Confebask quiso mostrar este lunes un ejercicio de optimismo realista, al anunciar que la recuperación económica está ya en ciernes y comienza en 2021. Pero sin obviar que aún existen muchas incertidumbres y que la segunda ola de la pandemia ha supuesto un duro golpe que aún dejará sentir sus efectos en los primeros meses del nuevo año. En este contexto, y a pesar de la «debacle» económica que ha supuesto el patógeno, la superación de esta crisis será mucho más rápida que la anterior de 2008. En aquella ocasión se tardó una década en retomar el mismo nivel de actividad, mientras que en esta, y gracias a las medidas adoptadas, Confebask confía en que se logrará en sólo dos años. Así lo subrayó el presidente de la patronal, Eduardo Zubiaurre, al asegurar que «prevemos que Euskadi recuperará su nivel prepandemia en 2022, una salida en consonancia con la de los países de la zona euro y un año antes de lo que se prevé para la economía española».
La demora de la economía de España se debe a su alta dependencia de los sectores de ocio y turismo, mientras que en Euskadi las actividades que mejor han aguantado han sido los Servicios y la Construcción y una parte de la industria, a pesar de que la aeronáutica, el refino de petróleo y los bienes de equipo han resultado muy castigados y aún tardarán bastante tiempo en salir de la recesión y recuperarse.
La grandes cifras del 'Informe de Coyuntura Económica' de Confebask muestran que la pandemia provocará este año una caída del PIB del 9,2%, una reducción de 22.000 trabajadores afiliados a la Seguridad Social y más 18.000 desempleados adicionales en las listas de Lanbide, con lo que la tasa de paro se elevará hasta el 11,3%.
De cara a 2021, Zubiaurre estima que, a pesar de que la segunda ola de la pandemia «ha venido a complicar las cosas», es posible que para el conjunto del año el PIB vasco crezca «un relevante 7,2%, aunque todavía insuficiente para recuperar todo lo perdido en 2020», en medio de una «recesión sin precedentes».
Confebask destacó el acierto que han supuesto medidas como los ERTE y los programas de financiación empresarial, de la mano de los créditos con avales ICO y Elkargi para pymes y autónomos; así como los aplazamientos de pagos de impuestos y de cotizaciones sociales.
En 2021, Confebask reconoce que el mercado laboral no tendrá el mismo dinamismo que el PIB. Así, «se prevé que empiece a recuperar parte del empleo perdido, aunque todavía a ritmos modestos»:de hecho, la tasa de paro «apenas bajará» del 11%. La mayor actividad se traducirá fundamentalmente en la activación progresiva de los cerca de 30.000 trabajadores vascos que aún están en ERTE y se podrían contabilizar 5.000 nuevos afiliados netos a la Seguridad Social.
Para seguir conteniendo la destrucción de empleo y ayudando a las empresas, Zubiaurre reclamó al Gobierno de Pedro Sánchez que amplíe la vigencia de los ERTE más allá de enero de 2021; y, también, que se elimine la prohibición de despedir en los seis meses siguientes. Dijo que muchas empresas no podrán cumplir con ese requisito y podrían optar por no continuar aplicando expedientes temporales.
Lo que rechaza la patronal vasca es la subida del Salario Mínimo Interporfesional de forma generalizada, porque muchas empresas no podrían asumirlo y se destruiría más empleo. También pide que los fondos europeos de Netx Generation lleguen a las pymes directamente o a través de nuevos pedidos.
El director general de la patronal, Eduardo Aréchaga, insistió en que «el mundo ha cambiado» y hay que afrontar los nuevos retos. El primero y más importante es el sanitario: «Aquí nos lo jugamos todo. Si no hay salida sanitaria no va a haber salida económica ni en materia de empleo», enfatizó. La gran esperanza está en la vacunación, pero hasta que sea generalizada emplazó a la sociedad a seguir extremando las medidas de precaución. También abogó por adaptar el sistema asistencial a otras posibles crisis sanitarias. Apuntó asimismo a la necesidad de abrazar la digitalización y el reto de la sostenibilidad medioambiental, que condicionará toda la actividad económica e industrial.
Y aunque ahora parezca lejano, Confebask volvió a insistir en el problema demográfico que tiene encima Euskadi: no hay jóvenes suficientes para el relevo generacional. Será necesario por ello recurrir a la emigración cualificada, que los jóvenes adecúen su elección de formación a lo que demandan realmente las empresas y que la Seguridad Social mantenga las bonificaciones del contrato de relevo.
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