Confebask cree que hay «mucha preocupación por las empresas que se van y poca por atraer inversiones»

«Vamos en la dirección contraria a la del resto. Mientras en Estados Unidos y en el resto de Europa hay una auténtica preocupación por adoptar medidas para atraer inversiones, aquí nos preocupamos de los que se van. Y ni siquiera sabemos cuantos se van porque no tenemos la impresión de que sean muchos», ha matizado el director de Confebask, Eduardo Arechaga. «En Euskadi hay mucha preocupación por las empresas que se van y poca por atraer inversiones», ha remarcado la presidenta de la organización, Tamara Yagüe.

Entre los empresarios ha cobrado cuerpo la sensación de que esta iniciativa, que partió de un primer impulso dado por Bildu en la cámara vasca, responde a una estrategia ideológica de corte populista. Yagüe ha indicado que «en los decretos de concesión de las ayudas públicas ya se establecen con claridad los compromisos que deben asumir las empresas», al tiempo que ha dado a entender que se pueden generar numerosas reticencias.

Los empresarios siempre han establecido un paralelismo entre «las condiciones de salida y las de entrada», como concepto amplio. Así, siempre han defendido que a menores dificultades para realizar ajustes de plantillas le sigue una mayor facilidad para contratar nuevos empleados». Es, apuntan, la lógica que ahora permite que se cree empleo en el País Vasco con una tasa de crecimiento ligeramente superior al 1% del PIB -hace apenas una década había que sobrepasar el 2,3% para conseguirlo- gracias a una reforma laboral que ha simplificado y abaratado los despidos. Ese mismo paralelismo lo aplican ahora ligado a la Ley de Subvenciones. «Es muy probable que quienes están pensando en invertir en Euskadi no lo hagan o lo hagan en otra parte, porque se añaden problemas a una hipotética salida», ha insistido Eduardo Arechaga.

Por otra parte, Confebask cree que hay que ser muy prudentes en torno a la evolución de la economía el próximo año, ya que persiste la atonía y las dificultades en los mercados más próximos -especialmente en Alemania- y no hay todavía signos de una recuperación sólida. Así, creen que el PIB crecerá el 1,6% -el Gobierno vasco, más optimista, cree que lo hará en un 2,1%- y que el único motor que tirará del carro será la demanda interna. Esto es, el consumo de las familias y la inversión, ya que no se espera dinamismo de la demanda ajena al País Vasco.

Hay, sin embargo, sensación de optimismo en torno al empleo ya que pese a ese incremento limitado de la economía puede haber creación neta de puestos de trabajo. Con ello, apuntan desde Confebask, la tasa de desempleo a finales de 2024 se situaría ya por debajo del 7% -el último dato es del 7,5%-, para consolidar que es el mejor dato de los últimos quince años. En 2008 se produjo una auténtica escalada del desempleo como consecuencia del inicio de la crisis inmobiliaria, para alcanzar en ese año el 8,1%, frente al 3,8% que se había contabilizado al cierre de 2007.