Las cámaras de comercio del Atlántico advierten de la pérdida de competitividad

«Hay riesgo de pérdida de competitividad, de atractivo como territorio y también de influencia», señala el texto aprobado por este colectivo de cámaras de comercio, entre las que se encuentran la Asociación Empresarial de Portugal, las de A Coruña, las del País Vasco, Avilés, Cantabria, Gijón, Lugo, Navarra, Oviedo, Torrelavega, Tui o Burdeos. Las evidencias, han dado a entender, apuntan a que hay un desplazamiento mundial de la actividad económica hacia los países asiáticos y del pacífico. Un desplazamiento de ejes de crecimiento que en el caso europeo está volcado ya hacia los países del Este, que han conseguido atraer en las dos últimas décadas un buen número de inversiones industriales a rebufo de sus bajos costes de mano de obra.

Las cámaras del Arco Atlántico han creado un foro permanente para mantener la comunicación y el compromiso de proponer actuaciones, con objetivos que no son novedosos y resultan ya tópicos. Es el caso de propiciar una mejora en las comunicaciones -las reticencias de Francia a la extensión del tren de alta velocidad hasta Hendaya y la deficiente infraestructura ferroviaria en el norte de España, están en el trasfondo de esa idea-, acelerar las conexiones móviles en 5G, incentivar la colaboración entre los puertos, apostar por una infraestructura de transporte de hidrógeno, desplegar una amplia red de recarga del vehículo eléctrico, afrontar el reto demográfico y la atracción del talento. Esto es, la lista habitual de retos, oportunidades y amenazas que se elabora en torno al desarrollo económico de cualquier zona geográfica.

Con esa estrategia y también porque se considera fundamental recuperar la capacidad de influir y hacer 'lobby' para conseguir los objetivos que se persiguen, las cámaras han respaldado sin duda la aspiración a constituir una macrorregión que agrupe este área geográfica. Un tipo de organismo que está reconocido por la Comisión Europea, que permite una interlocución más directa con las autoridades comunitarias y de la que ya existen cuatro antecedentes: las macrorregiones del Báltico, el Adriático, el Danubio y la denominada región Alpina, al norte de Italia.

«Nuestro objetivo compartido es influir en la agenda europea de manera favorable a nuestros intereses comunes. En este sentido, hago un llamamiento a los estados atlánticos y a las instituciones de la Unión Europea a sumarse a esta dinámica de colaboración», ha señalado Urkullu. El lehendakari ostenta en la actualidad la presidencia de la Comisión del Arco Atlántico, un foro creado por los responsables de las regiones implicadas como aspirante a obtener el reconocimiento de los estados y de la UE.