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ADOLFO LORENTE
Corresponsal Bruselas
Martes, 17 de julio 2018
Google ha a vuelto sufrir en sus propias carnes cómo se las gasta la Comisión Europea. Solo faltaba conocer la cifra de la multa más elevada jamás puesta por la Comisión Europea y al final, en torno a las 13 horas, se despejó la ... incógnita. Voilà! 4.340 millones de euros. Una cantidad abismal con la que el Ministerio de Sanidad español, por ejemplo, sufragaría sus gastos durante dos años.
La poderosa comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, ha vuelto a ser la encargada de anunciar este nuevo zarpazo al gigante norteamericano por sus prácticas monopolísticas y abuso de posición dominante en el mercado a través de Android, un sistema operativo con el que funcionan más del 80% de los móviles y tabletas de la UE. La sanción marca un hito y casi duplica el listón que, paradójicamente, fue fijado por Google el 27 de junio de 2017. Entonces, recibió una multa de 2.424 millones por beneficiar a su servicio de comparación de precios, Google Shopping. Entonces se batieron todos los récords ya que la más elevada se había puesto a Intel: 1.060 millones.
La investigación comenzó en abril de 2016 y los servicios del Ejecutivo comunitario han concluido que desde 2011, «Google ha impuesto restricciones ilegales a los fabricantes de dispositivos Android y a los operadores de redes móviles para consolidar su posición dominante en los servicios de búsqueda general en Internet». Además de la penalización económica, la compañía «debe poner fin de manera efectiva a esta conducta en un plazo de 90 días» o enfrentarse a «multas coercitivas de hasta el 5 % del volumen de negocio mundial medio diario de Alphabet», la sociedad matriz.
«Google ha utilizado Android como vehículo para consolidar el dominio de su motor de búsqueda. Estas prácticas han privado a sus competidores de la posibilidad de innovar y competir en función de sus méritos. Han impedido a los consumidores europeos beneficiarse de una competencia efectiva en un ámbito tan importante como es el de la telefonía móvil. Esto es ilegal con arreglo a las normas de defensa de la competencia de la UE», recalcó Vestager.
Según la Comisión, Google ha cometido tres tipos de infracciones. Por un lado, ha obligado a los fabricantes a preinstalar la aplicación Google Search y el navegador Chrome como condición para conceder la licencia de su tienda de aplicaciones, Play Store. En segundo lugar, ha realizado pagos a determinados grandes fabricantes y operadores de redes móviles a condición de que preinstalaran exclusivamente la aplicación Google Search en sus dispositivos. Y tercero, ha impedido a los fabricantes que deseaban preinstalar aplicaciones de Google vender un solo dispositivo móvil inteligente que funcione en versiones alternativas de Android no aprobadas por Google (las denominadas «bifurcaciones de Android»).
La comisaria danesa se ha convertido en la bestia negra de las multinacionales estadounidenses. Porque cuando no es por abuso de posición dominante ('antitrust'), como ahora, son las multas por ayudas de Estado ilegales, algo de lo que puede dar fe Apple y los 13.000 millones que debe devolver a Irlanda. De hecho, en el último G-7 celebrado en Canadá, Donald Trump se refirió a ella como «tu dama de los impuestos odia realmente a EEUU» cuando hablaba con el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker. No se sabía su nombre, algo que tampoco sorprende tratándose de Trump, pero sí conocía cómo se las gasta. Hoy ha vuelto a demostrarlo.
Ojo que el momento geopolítico en el que llega este nuevo varapalo a Google es extremadamente delicado con el presidente de Estados Unidos obsesionado con torpedear a la UE ya sea con su particular guerra comercial o en la OTAN. De hecho, estaba previsto que la multa se anunciase la semana pasada, pero como Trump estaba de visita en Bruselas no parecía muy diplomático recibirle con semejante megamulta. A la inversa, seguro que Trump lo hubiera hecho, pero la UE no funciona así.
Para Google, un palo, pero nada traumático. De hecho, la multa podía haberse disparado hasta el 10% de la facturación anual de Alphabet, su matriz. Es decir, que la sanción podría haber rondado los 7.000 millones. Más allá de las cifras, es evidente que lo de Bruselas y Google hace tiempo que dejó de ser un simple caso de competencia. La Comisión está dispuesta a marcar el terreno de juego a base de megamultas para demostrar a la compañía de Larry Page que en Europa no funciona el todo vale o la ley del más fuerte.
Sin embargo, el gigante de Estados Unidos está convencido de que no ha hecho nada malo y que en este caso en concreto, «Android, lejos de causar daños a la competencia, ha hecho que aumente». Recuerda, por ejemplo, que compite directamente con el sistema operativo de Apple, iOS, o que ningún fabricante está obligado a cargar sus aplicaciones a través de Google Play Store o convertir Google Search en su buscador predeterminado.
Lo de hoy solo es un punto y seguido ya que además de los casos de Android y de Google Shopping (que suman 6.700 millones de multas), Bruselas tiene abierto un tercer expediente por prácticas monopolísticas con su plataforma de publicidad online AdSense for Search. Y sí, salvo sorpresa, habrá otra sanción. Y sí, salvo sorpresa, será otra megamulta de varios centenares o varios miles de millones de euros.
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