Bruselas controlará el destino del dinero, pero no habrá 'hombres de negro'

Por ello, Torres advierte de la importancia de «acelerar el calendario de ejecución», y esto se consigue presentando pronto los proyectos. Estos planes de reformas e inversiones serán evaluados por la Comisión Europea para ver si refuerzan el potencial de crecimiento, la creación de empleo y la transición ecológica y digital. Deberán ser aprobados por mayoría cualificada en el Consejo (15 Estados miembros que representen el 65% de la población de la UE). Y el desembolso de cada tramo dependerá de que se confirme que están cumpliendo las metas pactadas, para lo que la Comisión pedirá opinión a los Veintisiete. Si pasa ambos filtros, se desembolsará.

Aún así, con que un país considere que hay incumplimientos, podrá pedir una cumbre de líderes. Es el «freno de emergencia» para contentar a Holanda. Pero el matiz del acuerdo está en el «excepcionalmente»: solo se daría si se considera que «hay graves desviaciones» de cumplimiento. «Ningún país podrá vetar los proyectos, aunque sí complicar su aprobación», explica Torres, que valora una condicionalidad «menos estricta» que la de 2008. Esta vez no habrá 'hombres de negro' vigiando nuestras cuentas; sólo se comprobará que las inversiones se destinen a los proyectos previamente aprobados.