Una operación de la que no existía conocimiento previo y, sobre todo, que no había sido solicitada. La oferta de BBVA para fusionarse con Banco Sabadell ha generado estos días cierto malestar en las filas del banco con sede en Alicante. Tanto, que el consejo ... de administración de la entidad se está tomando el tiempo necesario para decidir sus próximos movimientos, obviando la presión de BBVA que, en la carta remitida al consejo de Sabadell el pasado día 30 –firmada por el presidente de la entidad, Carlos Torres– aseguraba estar preparado «para avanzar de inmediato en la operación», prácticamente obligando al banco a sentarse a negociar.
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Tres días después, Sabadell no ha reunido todavía a su consejo para tomar una decisión. Y –aunque todo puede pasar y nadie descarta un encuentro en fin de semana– es previsible que esa crucial reunión se demore ya hasta el lunes. «Se reunirán en los próximos días», se limitan a señalar fuentes de la negociación.
En ese esperado cónclave los consejeros de la entidad tienen tres caminos a elegir: dar el 'sí quiero' sin rechistar al plan de BBVA para crear la primera entidad de España por activos y la segunda por volumen de crédito y depósitos; cerrar de un portazo la puerta a la fusión, como ya ocurrió en la anterior intentona de 2020; o, la opción más probable según las fuentes consultadas, aceptar el inicio de las negociaciones. «Eso no implica que la operación vaya a llegar a buen puerto de inmediato», apuntan. Y es que lo normal en este tipo de procesos es, primero, intentar apretar un poco más y que se mejoren algunos puntos de la oferta, tal y como coinciden los analistas consultados.
En este punto, para Sabadell resulta clave presionar para mejorar el reparto de poder planteado por BBVA, donde la entidad plantea tres sillones no ejecutivos para Sabadell y uno de ellos con cargo de vicepresidencia.
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Todo apunta a que Sabadell también mostrará cierta disconformidad con la fórmula escogida para la fusión: un canje de acciones que descarta por completo el pago de al menos parte de la operación en efectivo.
Los analistas consideran que, en este último punto, hay poco margen de maniobra, incluso a pesar del repunte en Bolsa experimentado por Sabadell desde que se conoció la operación, de un 8,6, que ha estrechado la prima ofrecida por BBVA del 30% inicial al 20%. Una subida que sitúa su capitalización por encima de los 10.000 millones de euros. Hace cuatro años, apenas rondaba los 2.500 millones.
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Más allá de las posibles discrepancias, el mercado coincide en que la oferta de BBVA es ahora mejor que la de 2020. De ahí la premura con la que se han desarrollado los acontecimientos y que tan poco ha gustado a Sabadell. El martes 30, y tras una información de la cadena londinense Sky News, BBVA confirmaba a la CNMV su interés por la entidad.
Según la versión oficial, el banco fue consciente de ese interés apenas cuatro minutos antes de que se informase públicamente al mercado, dejando en shock a inversores, analistas y a la propia entidad, que no esperaba un acercamiento de ese calibre y tan decidido por parte de BBVA. Solo 24 horas después, se conocían los detalles de la oferta. «Normalmente estas operaciones se manejan con antelación, hay conversaciones previas... pero no ha sido el caso», insisten las fuentes consultadas.
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