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Al mercado financiero le ha gustado la iniciativa del grupo Siemens de poner algo de tierra de por medio con su división de generación y electricidad y gas, que incluye también poner distancia con dos empresas vascas que en la actualidad están en su esfera ... de control: Siemens Gamesa y el antiguo grupo Guascor. Las acciones de la multinacional se revalorizaron ayer un 4,6%. Mientras tanto, los títulos de Siemens Gamesa también recibieron un impulso alcista del 2,48%, en un contexto en el que nadie es capaz de adivinar si el plan que está a punto de implantarse será bueno o malo para la compañía vasca. De momento tan sólo genera incertidumbre y pocas certezas, aunque los responsables de la firma alemana aseguraron ayer que no cabe esperar cambios sustanciales en Gamesa.
Siemens anunció en la noche del martes la decisión de su consejo de administración de segregar en una nueva sociedad todos sus activos ligados a la generación eléctrica y el gas. Entre ellos, el 59% que controlan en Siemens Gamesa. Entre los pocos detalles que se han desvelado, figura el anuncio de que esa nueva sociedad que será la futura propietaria de esos activos cotizará en Bolsa y Siemens retendrá una participación inferior al 50%. Al menos en los primeros compases, la primera ejecutiva de esa nueva compañía será la norteamericana Lisa Davis, que en la actualidad es vocal del consejo de administración de Siemens Gamesa.
En el entorno de Siemens Gamesa hay una mezcla de preocupación -provocada porque ahora el futuro es más incierto que hace tan sólo unos días y renace el miedo a la deslocalización- y también prudencia. Tanto el Gobierno vasco como Iberdrola, el otro socio de referencia en Gamesa, declinaron ayer valorar el movimiento de la multinacional germana. Todos quieren esperar a ver los pequeños detalles del proceso, para poder tener una opinión formada. Mientras tanto, el sindicato UGT mostró ayer su deseo de mantener una reunión con algún miembro del Gobierno central y también de la compañía en España, con el fin de conocer el alcance real de la estrategia.
¿Qué pretende Siemens con este movimiento? La versión oficial está clara y da muchas pistas. Quiere poner distancia con los negocios de generación eléctrica y centrarse en la digitalización y la automatización industrial. De paso, con la salida a Bolsa de la división de generación y gas, obtendrá previsiblemente una suma millonaria de fondos, para dedicar a nuevas inverisiones en las áreas que ha considerado que son su futuro. Hace ya algún tiempo que persigue formalizar una operación corporativa con su división ferroviaria -intentó una fusión con la francesa Alstom que fue vetada por la Comisión Europea- y en el pasado reciente ha tomado iniciativas similares. En 2014, sin ir más lejos, Siemens se desprendió por completo de su negocio de electrodomésticos, que vendió a Bosch, aunque permite que se siga comercializando con su marca.
Algunos analistas internacionales han señalado en las últimas horas que Siemens quiere evitar que le suceda algo paracido a lo que le ocurre a la norteamericana General Electric. El hundimiento de buena parte del negocio de generación eléctrica -sobran por ejemplo dos tercios de la capacidad mundial de fabricación de turbinas de gas-, ha puesto en peligro al conjunto de la corporación, que no levanta cabeza. En definitiva, la firma alemana quiere desprenderse de negocios industriales bastante maduros y con rentabilidades ajustadas, para centrarse en otros más incipientes de alto valor. Ayer mismo, Standard & Poor's estimaba que con esta segregación, la rentabilidad de Siemens va a crecer de una forma importante. Una clara conexión con lo que sucedió en la Bolsa a lo largo de la jornada.
En ese contexto, además, algunas fuentes apuntan que Siemens Gamesa será la 'joya de la corona' de la compañía que está a punto de nacer -su salida a Bolsa está prevista para finales de 2020-, después de haber encarrilado su rentabilidad y tener dentro algunos negocios con gran futuro y perspectivas de alta rentabilidad. En especial el de la generación en alta mar. La empresa vasca aportará, aproximadamente, un tercio de la facturación anual de la nueva multinacional energética europea.
30.000 millones anuales es la facturación estimada de la nueva compaía que surgirá tras la escisión de Siemens.
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