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«Es el momento de la inversión». Así lo señaló este viernes el presidente de Kutxabank, Anton Arriola, en una reunión con 400 directivos del banco vasco. Y es que el máximo dirigente de la entidad insiste en la necesidad de recuperar un espacio entre ... las empresas que la caja ha perdido en los turbulentos años que sucedieron a la crisis financiera de 2008. La banca ha llegado a un nuevo escenario con la subida de los tipos de interés que le ha llevado a duplicar sus ganancias. Un fenómeno que el sector financiero traduce como una normalización del negocio tras años muy complicados.
Kutxabank cerró 2023 con unas ganancias de 510 millones que proyecta mantener este año. Una excelente noticia para sus accionistas, que son tres: las antiguas cajas de ahorros convertidas en fundaciones bancarias. BBK con un 57%, la guipuzcoana Kutxa, con un 32% y la alavesa Vital, con un 11%. Son estas entidades las propietarias del banco, las que le marcan la ruta y, por ello, las que reciben también el 60% de sus ganancias desde 2020 -hasta entonces era el 50%-.
En los últimos cinco años estas fundaciones han recibido 920 millones del banco vasco. La cantidad en 2023 ascendió a 306 millones, mientras que el presupuesto para lo que se conoce como obra social fue en ese ejercicio solamente de 65 millones entre las tres. Una dinámica que ha ido reforzando la capacidad financiera y aumentando el patrimonio y las cuentas corrientes de las propietarias de Kutxabank.
Con esta última inyección, los recursos financieros para poder invertir con los que cuentan las fundaciones ascenderán a 1.000 millones. Se trata de una cantidad nada desdeñable que empuja a buscar un mayor protagonismo en el impulso a las empresas. EL CORREO ha confirmado que BBK reforzará la dotación de 132 millones que mantenía para este fin en el desarrollo de una apuesta en la que lleva trabajando los dos últimos años y que ha defendido su presidente, Xabier Sagredo. Fuentes de la Fundación Vital confirman también a este diario que su objetivo es el de alcanzar un fondo de 40 millones para dotar de «solidez de económica a nuestra acción social y cultural» y reforzar las inversiones de actividades de su grupo. Asegurados esos movimientos, analizan ahora la participación en empresas y otro tipo de acciones financieras. Desde Kutxa Fundazioa afirman que su objetivo es «contribuir a que las empresas guipuzcoanas puedan llevar a cabo sus planes materializando inversiones como accionistas».
Pero lo difícil es pasar de las palabras a los hechos, sobre todo atendiendo a los balances de las fundaciones y el destino que dan a sus recursos. Según las auditorías de cuentas de 2022 estas partidas ascendían a 762 millones de euros (473 de BBK, 210 de Kutxa y 67 de Vital). De ese dinero, solo el 27% está destinado a inversiones en empresas o valores cotizados: un total de 216 millones (BBK con 132, Kutxa 37,7 y Vital, con 46). Pero de forma directa en compañías solo en seis empresas (Iberdrola, CAF, Vidrala, Arteche, Red Elécrtica y ViveBiotech). El 71% restante, 533 millones (340 de BBK, 172 de Kutxa y 20,6 de Vital) estaban como saldos de cuentas corrientes o en depósitos disponibles como tesorería, es decir, guardados en el colchón.
Son cifras a las que muchos agentes financieros vascos creen que se podría pedir más para reforzar el tejido empresarial de Euskadi. El propio Gobierno vasco ha intervenido con la creación de fondos públicos o el clúster financiero vasco para tratar de acercar su apoyo a las compañías frente a la pérdida de arraigo y alejamiento de centros de decisión de Euskadi.
Además, Kutxabank ha venido en los últimos años realizando varias desinversiones empresariales forzada por la regulación del Banco Central Europeo (BCE). Se trata de salidas como la de Euskaltel, Ibermática, NH Hoteles, Itínere, Enagas, Deoleo o la reducción de su posición en CAF. El propio presidente de Kutxabank, Anton Arriola, señalaba en una entrevista a EL CORREO que la decisión sobre estas inversiones empresariales correspondía a los propietarios del banco, las fundaciones.
La Fundación BBK debe mantener el fondo de garantía, alrededor de 230 millones que actúan como seguro por si necesita una inyección y que el Banco de España fijó a cambio de la no salida a bolsa de Kutxabank. Aún con eso, ha desarrollado una cartera empresarial de inversiones que asciende a 132 millones, aunque solo el 33% está invertido en empresas. Son 43,7 millones que se reparten Iberdrola (14,4 millones), Vidrala (13,3) y Arteche (5). El resto, 87,3 millones, está depositado en diferentes fondos indexados a la evolución de la bolsa. Además, tiene una pequeña aportación de 1,3 millones en el fondo ABE Capital impulsado por el Gobierno para el desarrollo de empresas vascas y apoyo de su crecimiento.
En el caso de Kutxa Fundazioa, las inversiones empresariales ascienden a 37,7 millones de los que 18,1 están en la constructora guipuzcoana de ferrocarriles CAF. En la primera compañía de fabricación de vectores virales para tratar cánceres o enfermedades raras, ViveBiotech, tiene invertidos 1,3 millones. Y la mitad de las inversiones de la entidad guipuzcoana, un total de 17,6 millones, están gestionadas por una sociedad instrumental, Iturle. Responsables de Kutxa Fundazioa han evitado desvelar el destino de esas cantidades a preguntas de este periódico.
La Fundación Vital mantiene invertidos un total de 46 millones pero muy repartidos en carteras de poco riesgo con acciones de cotizadas como Iberdrola, Repsol, Ferrovial y Telefónica. Destacan los 7,5 millones en bancos de inversión y los 700.000 euros en el fondo ABE Capital.
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