Ayesa culmina la integración de la vasca Ibermática que desaparece como marca

Uno de los emblemas tecnológicos de Euskadi, Ibermática, ha cerrado este jueves un capítulo importante de su trayectoria. Tras ser adquirida por la compañía andaluza Ayesa el pasado 2022, el proceso de integración se ha dado por finalizado y se evidencia de un modo simbólico con la eliminación de la marca comercial.

Las siglas de Ibermática desaparecerán del mercado y quedarán para bautizar a una fundación que la compañía pondrá en marcha. Ayesa mantiene la apuesta por la estructura vasca que cuenta con casi 2.000 trabajadores y dos centros en los parques tecnológicos de Miramón, en San Sebastián, y Zamudio, en Bizkaia. La suma de las dos firmas se convirtió en 2022 en el quinto proveedor de soluciones digitales en España.

Ayesa, la compañía impulsada por la familia Manzanares, que tiene también lazos con Euskadi, es una de las tecnológicas que más ha crecido en los últimos años. Un proceso para el que ha ido adquiriendo empresas como Ibermática gracias a la financiación obtenida con la entrada en su capital del fondo norteamericano A&M. La compañía se coloca como uno de los principales agentes del sector en España -reconocida como el mejor proveedor de IT- donde el crecimiento con compras y fusiones empresariales ha sido clave. Cuenta con presencia en 23 países y un total de 12.000 empleados.

El objetivo, explica Ayesa en un comunicado, es seguir manteniendo esta línea de crecimiento con compras que le han llevado a superar los 700 millones de euros facturación en 2023, lo que supone multiplicar por más de dos la cifra en dos años. La expansión, insiste, será con una «estrategia multiterritorial que permite mantener las raíces en los territorios de origen y estar cerca de los clientes». Su objetivo es ser uno de los principales proveedores de servicios tecnológicos, almacenamiento de datos, servicios SAP, inteligencia artificial y ciberseguridad. Líneas estratégicas que son determinantes en la transición digital de la economía.

El caso es que Ibermática termina así un camino que inició en 1960 en San Sebastián con la puesta en funcionamiento de una de las primeras calculadoras. La empresa, luego, fue impulsada en 1973 con la Caja de San Sebastián y Telefónica y creció hasta ser hoy proveedor de servicios que los ciudadanos utilizan con asiduidad, como la aplicación digital de Kutxabank, la solicitud de cita «online» en Osakidetza o la implantación del sistema de facturación electrónica, Ticket Bai.

El último año en que presentó resultados en solitario fue en 2021, cuando alcanzó los 276 millones de euros, muy cerca de Ayesa, con unas ventas entonces de 322 millones. El caso es que Kutxabank, que llegó a tener un 47% de la compañía, vendió parte de sus títulos al fondo ProA Capital en 2013. Desde entonces, el banco vasco inmerso en un proceso de venta de participaciones empresariales, fue liquidando las acciones hasta vender las últimas en el verano de 2022. En la empresa estaban también como propietarios la ONCE y varios directivos que vendieron también sus participaciones.

La marca seguirá viva a través de la fundación en la que Ayesa residenciará todas las tareas de investigación, desarrollo e innovación. Este grupo de trabajo se residenciará en el País Vasco, desde donde también se gestionará otro de los cometidos de Ibermática Fundazioa: la formación y su 'Junior University'. Una línea de trabajo para dar respuesta a la necesidad de contar con profesionales formados con perfiles que son los que más demandan las compañías.

La tercera función de la fundación dará continuidad a la sensibilidad que la empresa ha tenido siempre con las personas discapacitadas marcada por la presencia de la ONCE en su accionariado. Se creará un Centro Especial de Empleo para la inclusión laboral.

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