Usuarios de un coche eléctrico recargan su vehículo en una electrolinera situada en una céntrica calle de Bilbao. Pankra Nieto

La automoción vasca se reinventa para el vehículo eléctrico con mil millones de inversión

Mercedes, Gestamp, CIE, Mondragón y más de 300 pymes disparan la actividad ante el escenario clave que fija 2035

Lunes, 27 de marzo 2023, 00:34

Rápido o despacio. No es la velocidad de un coche, sino las diferentes alternativas para impulsar el vehículo eléctrico en Europa que pelean en un gran premio que pone en liza algo más que unos puntos de una clasificación. Está en juego una industria líder ... en Europa, pero que para Euskadi supone una facturación de más de 22.000 millones de euros en todo el mundo y que emplea a cerca de 44.000 personas.

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Rápido o despacio. Es también la diferencia que han evidenciado durante estos meses los gobiernos central y vasco. La amenaza de un veto brusco en 2035 al coche de combustión llevó al lehendakari Urkullu a pedir que se flexibilicen los plazos y que se incluyan más tecnologías. Mientras que la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, defiende con vehemencia que, precisamente, es «prisa lo que hace falta».

Y rápido o despacio es el duelo entre las compañías que hacen del combustible su negocio, como Repsol, y que defienden que «la descarbonización no pasa solo por la electrificación», frente a las eléctricas, como Iberdrola, que insisten en la necesidad de apostar sin freno por la electrificación total en 2035.

Mientras tanto, la venta de vehículos eléctricos en Euskadi, aunque avanza, solo representó el 13% (266) de todos los turismos matriculados en febrero, que fueron 2.017. Según el IHS Markit, la previsión es que la fabricación mundial de coches eléctricos, que en 2022 representó el 14,2% de un total 81,6 millones, se eleve hasta un 29,8% en 2025.

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Fondos europeos

El PERTE activa este año una inversión de 650 millones que lidera la planta vasca de Mercedes

En el plano político, que es donde se juega la partida, la industria de la automoción vasca ha encontrado en Alemania un gran aliado para defender un replantemiento de la abrupta prohibición de la combustión en 2035. El sábado, finalmente, Bruselas anunció un acuerdo para que Berlín levantase su veto a la prohibición de la venta de vehículos diésel y gasolina a partir de 2035. Lo hizo, eso sí, aceptando como excepción que los motores de combustión que funcionen con combustible sintétito -llamado también 'e-fuel'- puedan seguir comercializándose. Y aquí, Euskadi, de la mano de compañías como Petronor, tiene mucho qué decir.

La fecha de 2035 abre una cascada de inversiones que, aunque viene ya desde hace tiempo y se mantendrán en el futuro, en este 2023 vivirán un fuerte impulso con más de mil millones en Euskadi. Los primeros vienen impulsados por el PERTE del coche eléctrico, que este mes ha aterrizado en el País Vasco con los primeros 210 millones de fondos europeos que permitirán apalancar un total de 650 millones en compras. Es el importe de las actuaciones reconocidas a Mercedes Vitoria (512), SAPA Placencia (64), Irizar (55) y Mondragón (19,8).

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La industria en Euskadi, con la excepción de la planta alavesa de Mercedes, que emplea a 5.000 personas y fabrica cerca de 150.000 furgonetas, se centra principalmente en la elaboración de componentes. Es más, de cada diez de estos elementos que se fabrican en España, cinco salen del País Vasco. Destacan tres gigantes: Gestamp, CIE Automotive y la división de automoción de la Corporación Mondragón. Y después, un gran universo de compañías más pequeñas, algunas de raíz familiar, y de otras actividades manufactureras que son el grueso del sector y están más expuestas al cambio.

El espacio para la batería

El siguiente capítulo de inversiones viene liderado por Gestamp, con 250 millones para proyectos estratégicos en sus plantas de tres regiones: Norteamérica, Europa y Asia. El objetivo de la compañía presidida por Francisco Riberas es convertirse en «actor principal en la transición al coche eléctrico». Es la línea en la que centra la mayoría de su acción de innovación desarrollada en 13 centros por el mundo, dos ubicados en Euskadi: en Boroa (Bizkaia) y en Vitoria.

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Desde la empresa explican que, «adaptándose al diferente ritmo de electrificación de cada mercado y de cada fabricante», buscan ofrecer soluciones que pasan por dos objetivos: lograr materiales que contribuyan a aumentar la seguridad pero que sean más ligeros. Y es que las baterías y el motor eléctrico aumentan una media del 40% el peso del coche sumando entre 100 y 600 kilos. Por eso en el diseño del 'Battery Box', el espacio del chasis que alberga estos dispositivos, es de vital importancia ganar ligereza sin perder seguridad.

CIE Automotive

Pone a la venta tres plantas de Alemania para destinar recursos a la nueva automoción

CIE Automotive es otro de los grandes referentes internacionales en la fabricación de componentes. La compañía presidida por Antón Pradera ha puesto a la venta sus tres plantas de forja en Alemania. Según confirman desde la empresa, las instalaciones facturan 230 millones de euros y se espera obtener unos recursos para «otras tecnologías en el contexto de las tendencias de la industria, como la descarbonización o el aligeramiento del coche».

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El área de automoción de la Corporación Mondragón, con una facturación de alrededor de 1.500 millones, recuerda que «la gran mayoría de sus productos y componentes son válidos para el vehículo eléctrico y térmico». Pese a todo, ha fijado como una prioridad de su I+D la adaptación y detección de nuevas oportunidades en la electrificación.

Adaptación

Las empresas de motores invierten buscando cuáles de las otras 20.000 piezas de un coche pueden fabricar

Desde el clúster vasco de la automoción (ACICAE), Gonzalo Garrido, señala que las empresas dedicadas a piezas de motores de combustión han centrado su inversión en «inteligencia competitiva» para detectar cualquier otro de los 20.000 componentes de un coche que seguirán estando en el vehículo eléctrico. Recuerda que entre un 80 y un 75% de esas piezas son necesarias en ambas tecnologías.

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Además, las ventas en el exterior son fundamentales. Más del 50% de la producción vasca se vende fuera de la UE, donde el ritmo de electrificación es mucho más lento, como India, Asia o Latinoamérica.

El combustible sintético ante el reto de abaratarse

El combustible sintético podría ser una solución idónea porque al elaborarse capta tantos gases de efecto invernadero como los que emite el coche al consumirlo. Es, por lo tanto, neutro en CO2 y lo que es más importante, compatible con el parque móvil actual. El problema es que su elaboración con hidrógeno verde es casi diez veces más cara que la del combustible tradicional. De ahí que la pregunta sea: ¿es más económico invertir en mejorar su tecnología para abaratarlo o hacerlo en la instalación de puntos de recarga, red eléctrica y desarrollo de la industria del coche de baterías?

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