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– ¿Le preocupa lo que sucede en la Corporación Mondragón, tras el anuncio de dos importantes cooperativas que parecen dispuestas a abandonarla?
– En principio ... no es una buena noticia que dos empresas industriales relevantes quieran salir del grupo. Pero estoy segura de que la corporación va a seguir compacta y continuará con los valores cooperativos de siempre. También con ese criterio que han mantenido de ser competitivos para tener recursos suficientes, seguir invirtiendo y generando empleo.
– En su opinión, ¿estamos ante una crisis seria del grupo?
– No es la primera vez que se produce una situación de este tipo. En el pasado salieron del grupo Irizar y Ampo; las dos empresas continuaron su camino. Tengo que reconocer que, tras la crisis de Fagor y el debate interno que se produjo, creía que todo estaba normalizado y la realidad es que no.
– Puede ser que en un modelo capitalista como el que vivimos, valores como la solidaridad entre empresas o una cooperación tan profunda tengan un futuro limitado.
– El cooperativismo sigue vigente, aunque hay quien prefiere ser cortoplacista frente a una visión de largo plazo. Se lo escuché al expresidente de Eroski Agustín Markaide, y estoy de acuerdo. El espíritu cooperativo también está ligado a esa visión de largo plazo para generar mecanismos ante una crisis que se pueda producir. Y también para ser competitivos en el futuro. Creo que quizá en algunos casos esté primando el corto plazo.
– Le hago un cambio radical de asunto. Creo que tiene usted un pequeño lío con los vertederos…
– No tengo líos con eso.
– Si uno lee las declaraciones del alcalde de Vitoria, por ejemplo, saca otra conclusión.
– A ver, tenemos que ser conscientes de que, cuando hablamos de economía circular, el objetivo es utilizar la menor cantidad de materiales nuevos y aprovechar al máximo el reciclaje. Pero no todos los materiales son reciclables. Pasa, por ejemplo, con el fibrocemento.
– Y en ese caso, ¿cuál es su propuesta?
– Meterlo en celdas especiales para que, cuando tengamos la tecnología necesaria para ese reciclaje, lo podamos sacar y hacerlo. Y, en este caso concreto, la propia UE ya nos ha dicho que tenemos que tener controlado ese material para 2032. Incluso hay una ley estatal que dice que para 2028 todos los ayuntamientos tienen que tener un inventario del fibrocemento que haya en el municipio y una planificación sobre cómo lo van a gestionar en celdas en determinados vertederos.
– ¿No le suena parecido a lo de los parques eólicos? Todo el mundo de acuerdo con la generación renovable, pero mejor en el patio del vecino.
– Pues sí, pero cuando hablamos de autogestionarnos al máximo también tenemos que darle una solución a este tipo de cuestiones. No sirve lo de que esto que yo tengo aquí lo llevo a otro sitio para que no me moleste.
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