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Acaban de abrir oficina en Bilbao en lo que es una especie de segunda vida, una reconstrucción tras una voladura súbita y traumática. En 2002, una de las cinco grandes firmas mundiales de servicios profesionales y auditoría, Arthur Andersen, saltó por los aires, se disolvió ... como un azucarillo en medio de importantes sanciones de la Administración norteamericana, después del conocido como 'escándalo Enron'. Una compañía energética a la que la firma auditaba y asesoraba al mismo tiempo y cuya balance resultó ser más falso que un billete de tres dólares.
Aunque el Tribunal Supremo acabaría por eximir a la firma de responsabilidades, la sentencia llegó tarde. Las acusaciones de haber primado la facturación global que obtenía de Enron pesaron sobre la calidad de la auditoría. Paso a paso, aunque solo para ofrecer servicios legales, la firma sigue un camino de renacimiento que le ha llevado a estar ya presente en 180 países. Su director en España, José Vicente Morote, defiende que en muchos ámbitos del asesoramiento, sobre todo en el tributario, actuar con profesionales locales es «imprescindible».
- ¿Se sienten herederos de aquella firma que cayó víctima de un problema de credibilidad?
- Sin duda. Después del 'caso Enron', unos socios de la firma, un tanto visionarios, deciden quedarse con la marca en el proceso concursal. Lo hicieron porque consideraron que era totalmente injusto lo que había sucedido y pensando que en algún momento serían capaces de reflotarlo. Con mucha paciencia, cuando el Tribunal Supremo absolvió a la firma de cualquier responsabilidad, decidieron relanzar la marca a nivel mundial. Y la primera decisión que tomaron fue contactar con antiguos socios de la firma en todo el mundo para ese nuevo proyecto. Y en eso estamos.
- Pero no ofrecen los mismos servicios que la antigua firma.
- No, porque aprendimos la lección. En nuestro ADN está que nunca volveremos a hacer auditoría. La regulación cada vez es más restrictiva, hay países en los que ser auditor ya es incompatible con cualquier otra actividad en una misma firma y aunque no se descarta que en el futuro entremos en la consultoría, estamos centrados en el asesoramiento legal y fiscal. Así no tenemos los conflictos que tienen otros.
- En esta 'segunda vida', ¿cuáles son ya sus cifras en España?
- Este año cerraremos con una facturación cercana a los 70 millones de euros y somos ya unos 500 profesionales.
- ¿Cuales son sus previsiones para el País Vasco?
- La idea que tenemos es que en un par de años tendremos unas 70 personas trabajando aquí. Ahora estamos eligiendo equipos y queremos contar con profesionales muy potentes en todas las disciplinas.
- ¿Por qué Bilbao?
- Porque es una plaza muy importante en la economía española, con una industria muy potente y tenemos muchos clientes que operan aquí y a los que necesitamos dar un servicio local. Hay firmas que deciden concentrar su principal fuerza en Madrid, pero nuestra filosofía es diferente en eso.
- Cuando os acercáis a una empresa para ofrecerle vuestros servicios, ¿apreciáis alguna reticencia por aquello del pasado?
- No, lo cierto es que siempre lo explicamos como introducción, pero creo que ya no tiene influencia.
- Visto desde la distancia se puede pensar que el mercado del asesoramiento legal ya esta saturado. Y aun así ustedes se animan a abrir oficinas donde no estaban.
- Sí, allí donde pensamos que hay hueco. Y lo hay.
- En el asesoramiento fiscal, ¿es posible dar un buen servicio sin profesionales locales? En el País Vasco, sin ir más lejos, tenemos tres legislaciones en impuestos como el IRPF o Sociedades con algunas diferencias entre ellas. La macedonia normativa es curiosa.
- En el País Vasco y Navarra eso de actuar en local es imprescindible. Hacerlo de otra forma sería un error. Lo tienen que hacer profesionales de aquí, con un profundo conocimiento. Y pasa en otras disciplinas como el asesoramiento urbanístico, por ejemplo.
- La legislación camina a exigir cada vez más responsabilidades los asesores fiscales. ¿Cómo lo ve?
- Pues complicado. Esto nos está llevando a ser muy cuidadosos. Es más, ahora antes de acep tar a un cliente te ves obligado a hacer un análisis con mucho detalle de todo su entorno, aunque sin miedo. Esto ya no es como antes, que aceptabas a todos los que cruzaban tu puerta.
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