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La huelga de los estibadores en el Puerto de Bilbao, que hoy cumple 20 días, esta causando graves problemas a las industrias que usan la terminal hasta el punto de obligarles a parar la producción. Es el caso de la alavesa ECN Cable Group. « ... Vamos a tener que parar mañana. Tenemos 3.500 toneladas de aluminio atrapadas en el muelle porque no dejan que las muevan. Sin esa materia prima no podemos seguir», explica el presidente de la compañía, Dámaso Quintana.
La empresa, que emplea a un centenar de trabajadores, fabrica cables de aluminio para el sector eléctrico. La mercancía que necesita para reanudar la producción llegó en barco hace semanas pero, según denuncia Quintana, los estibadores en huelga no permiten que se cargue en los camiones. «No se puede levantar y ahí está retenida mientras nosotros tenemos que parar», critica.
El de ECN Cable Group es un ejemplo más de las consecuencias que está teniendo la huelga. Otras grandes compañías como la ACB de Sestao o Haizea Wind también han reconocido graves dificultades para enviar producto o recibir los suministros que necesitan para producir. Las empresas estibadores aglutinadas en BilboEstiba –Cosco, Bergé, S.L.P y Toro y Betolaza– han denunciado que los piquetes sobre los trabajadores no portuario están impidiendo el 90% de las operaciones de suministro a las industrias.
Este es uno de los asuntos que se ha tratado en la reunión de hoy entre empresas y sindicatos, que ayer reanudaron las negociaciones tras 20 días de huelga. Más que abordar el fondo del conflicto, las conversaciones se han centrado en rebajar la tensión mientras se mantenga el paro y se ha llegado a un principio de acuerdo.
Dentro de este diálogo para evitar el caos las empresas van a atender la reclamación de las centrales –Coordinadora, UGT, ELA, LAB y Kaia– de que se vuelva a contratar al centenar de trabajadores de la ETT Randstad. Las firmas estibadoras justificaron esta medida en que «boicotearon» el cumplimiento de los servicios mínimos un fin de semana, pero para los sindicatos se trataba una clara represalia por haber secundado la huelga. Por eso han centrado la presión sobre los trabajadores contratados por las empresas con otra ETT distinta para realizar tareas complementarias como la carga de camiones.
Estas conversaciones para 'desescalar la tensión' son un primer paso después de la espiral de acusaciones en la que habían entrado las partes tras el inicio de la huelga el pasado 9 de octubre. Pero es poco probable que se desconvoque el paro ya que, según ha señalado a EL CORREO el presidente del comité, Alberto Dañobeitia, «para eso se necesita llegar a acuerdos».
Y aún queda muy lejos un pacto que zanje el conflicto de fondo, que se centra en la negociación del nuevo convenio colectivo en el marco de la nueva normativa que impone la liberalización de la estiba. Uno de los principales frentes es el de las tareas complementarias, que suponen un tercio de la carga de trabajo de los estibadores –los 320 fijos de BilboEstiba y los 103 de la ETT Randstad–. Las empresas sostienen que la nueva regulación las deja fuera de su órbita y que las pueden contratar con otro personal, mientras que los sindicatos defienden que el convenio se las asigna a ellos.
No hay una solución fácil. El acto de mediación ante el Consejo vasco de Relaciones Laborales (CRL) no rindió frutos. No se avanzó en la conciliación solicitada por los sindicatos y estos rechazaron el arbitraje propuesto por las empresas y que supone el sometimiento al laudo arbitral.
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