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El grupo de fondos de inversión que son propietarios de la mayor parte del endeudamiento del Grupo Celsa ha emitido un comunicado a primera hora del día en el que señala con claridad a los propietarios de la compañía, la familia Rubiralta, como el principal ... escollo para alcanzar un acuerdo que permita el rescate por parte del Gobierno español y con ello evitar la quiebra. El grupo es propietario de la factoría Nervacero, situada en la localidad vizcaína de Trapagaran, así como de dos instalaciones en Álava que pertenecen a la filial Celsa Atlantic. A primera hora de la tarde, Celsa ha contestado con otro comunicado, no menos duro, en el que traspasa la responsabilidad de los acreedores, a los que acusa directamente de querer hacer un gran negocio poniendo en riesgo el mantenimiento de la firma. «Nunca han financiado la compañía ni se han interesado por su plan estratégico», señala Celsa sobre la actitud de los fondos.
Celsa había solicitado un multimillonario rescate al Gobierno español, dentro del plan de ayudas concedidas para superar los problemas generados por la pandemia en algunas compañías y que se ha estructurado con 10.000 millones de euros a través de la Sepi. El grupo público ya ha aprobado la concesión de créditos por importe de 550 millones de euros, pero condicionados a que los fondos acreedores y los propietarios de la compañía alcancen un acuerdo. Un pacto que, aseguran los fondos, no llega por culpa de la posición que mantienen los propietarios.
En síntesis, Sepi ha exigido que los fondos renuncien y perdonen una parte importante de 2.200 millones de deuda que Celsa ha contraído con ellos. La compañía aspira a una condonación de 1.200 millones de euros. En realidad, los fondos compraron esta deuda a los bancos que habían firmado los créditos y con descuentos muy importantes. Una razón que ha animado a los propietarios a exigir a su vez la renuncia a buena parte de esos créditos. Los fondos aseguran que están dispuestos a aceptar una rebaja de la deuda, pero consideran inaceptable que la familia Rubiralta retenga el 100% de las acciones de la compañía, pese a que los propietarios del grupo tan solo van a invertir 50 millones de euros en la recapitalización de la empresa. Los fondos, según el comunicado emitido hoy, exigen que haya un reparto del valor que se puede crear en la empresa a futuro gracias al proceso de saneamiento y admiten que los Rubiralta controlen la mayoría de las acciones. También niegan que tengan entre sus planes proyecto alguno de deslocalización de la producción o de los centros de decisión.
El rescate del grupo Celsa se mueve ya en el mismo filo de la navaja, ya que el Gobierno tiene de plazo hasta el próximo día 30 para aprobar la concesión de los 550 millones de ayudas financieras al grupo. Ese día finalizará el plazo negociado con la Unión Europea para conceder ayudas a empresas que puedan justificarse por el efecto de la pandemia.
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