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El año pasado, Euskadi volvió a liderar la tasa de absentismo laboral de España a pesar de que la pandemia hizo que descendiese frente a la que registró en 2019: según el informe que este lunes presentó Adecco, se redujo en dos décimas y ... quedó en el 9%. Debido al incremento generalizado de esta variable en el resto del Estado, la diferencia con la media nacional -7,1%- cayó a la mitad y quedó en 1,9 puntos porcentuales.
Medido en tiempo de trabajo perdido, Euskadi también lideró el ranking de absentismo con 136,2 horas por cada empleado. Pero, paradójicamente, fue la comunidad que más logró disminuir esa variable: cayó en algo más de 14 horas, lo cual supone un 9,7% menos que en 2019.
En el conjunto de España, Adecco estima que se perdieron casi 1.700 millones de horas de trabajo por culpa del absentismo laboral, algo que tiene un coste económico estimado en 36.900 millones de euros, nada menos que el 3,3% del PIB nacional. «Los sistemas sociales más generosos y protectores fomentan el absentismo laboral», sentencia Javier Blasco, director de Adecco Group Institute. «Hay quienes creen que en el País Vasco la incidencia es superior porque el peso de la industria es mayor y los trabajos son más duros. Pero lo cierto es que la enfermedad común multiplica por cinco a los accidentes laborales y es el principal motivo del absentismo laboral», explica a este diario.
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En opinión de Blasco, la situación de Euskadi se explica, en gran medida, por el mayor peso de los convenios colectivos en las empresas. «Muchos incluyen complementos a la incapacidad temporal que son un incentivo para quedarse en casa», comenta. No obstante, reconoce que, si bien en el País Vasco se dan más bajas, son más breves que las de regiones como Extremadura o Andalucía. «A más formación, menos absentismo. Porque los sueldos suelen ser más elevados y el trabajador pierde más. Y a más paro, también menos absentismo, porque la gente teme por su empleo», explica.
Curiosamente, Blasco señala que la pandemia ha tenido el efecto contrario al de las crisis, que suelen reducir el absentismo. «No solo porque ha habido más enfermedad, sino porque se ha incluido también a los contactos de contagiados que han tenido que permanecer confinados», comenta.
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Pero no todo ha sido negativo: Adecco también señala el efecto que han podido tener medidas como el teletrabajo, que, según refrendan las estadísticas, ha llegado para quedarse: el 23% de las empresas encuestadas asegura que desea implantar el trabajo en remoto -casi cuatro puntos más que en 2019-, y solo el 21% descarta por completo adoptarlo -nueve puntos menos-.
En gran medida, este cambio se debe a que solo el 9% de las empresas considera que el teletrabajo tiene un impacto negativo en la productividad de la empresa, mientras que el 63% lo considera positivo o muy positivo. Un 44% afirma que su ideal sería un modelo mixto en el que dos días a la semana se trabajan desde casa. Es una fórmula que permite aprovecharse tanto de los beneficios que tiene el sistema presencial, como las facilidades para trabajar en equipo, como de las ventajas del teletrabajo, entre las que están la flexibilidad o la facilidad para conciliar.
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Por otro lado, la pandemia ha hecho también que muchos se den cuenta de la otra cara de la moneda, el presentismo -estar en el puesto de trabajo sin ser productivo-, del que Adecco dice que es «un fenómeno igualmente pernicioso». Se trata de un problema cuya percepción ha crecido un 16% en el seno de las empresas.
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