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Muy poco ha tardado la vicepresidenta segunda en iniciar la reparación del deterioro de su imagen provocado por la rocambolesca aprobación de su reforma laboral. Ayer, anunció la apertura de una nueva negociación, esta vez para subir el salario mínimo. Y lo hizo, de manera ... curiosa, adelantando el sentido final de la misma. Así que más que una negociación para decidir será una mesa para enterarse de la decisión. No sé si irá alguno de los convocados, pues les basta con leer el periódico, oír la radio o ver la televisión. La subida será del orden del 3,6% y situará al SMI en los 1.000€, una cifra mágica que coincide con las exigencias sindicales. A primera vista, un 3,6% es algo más de la mitad de la inflación acumulada a diciembre, así que parece una medida sensata y prudente, nada exagerada. Es lo bueno de utilizar la técnica del 'salchichón'. Esa que propone trocear los problemas en rodajas para hacerlos más digeribles y menos indigestos. Los problemas aparecen cuando hacemos la suma total y vemos que, incluida esta propuesta, este Gobierno ha subido el salario mínimo más de un 35,88% desde el año 2018. Y, eso no es inocuo, aunque muchos lo crean así.

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elcorreo Va por más del 35,88%