Urgente Un conductor herido al volcar su coche en la carretera de Santo Domingo, que registra importantes retenciones

La historia de las relaciones económicas y tributarias entre los cuatro territorios forales de la Vasconia peninsular y el Estado español es una historia de continuas tensiones, de intentos de cercenar derechos antiquísimos por parte española contrarrestados por dignos esfuerzos de la parte vasca por mantener sus libertades que, no obstante, han ido retrocediendo en términos históricos. El actual Concierto y el Convenio navarro son, por tanto, los restos de la libertad de que gozaron un día alaveses, vizcaínos, guipuzcoanos y navarros. No es, ni de lejos, la situación ideal pero sí es el mejor instrumento de que disponemos en este momento para regular las relaciones tributarias con el Estado español.

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Los continuos ataques a las libertades vascas tienen su continuación en los ataques al sistema de Concierto que, de forma implícita o a las claras, siguen protagonizando los sucesivos ministros de Hacienda españoles. Todo vale con tal de intentar mantener la inestabilidad y tratar de conseguir que la ciudadanía vasca perciba que el Concierto y el Convenio están en peligro y que es mejor mantenerse en silencio, no vayamos a perder lo poco que aún tenemos. Nada nuevo bajo el sol, al menos desde Cánovas del Castillo.

Tampoco oiremos jamás a un Gobierno de España explicar que con el actual Concierto las haciendas vascas gestionan solo la mitad de lo que pagamos en impuestos ni tampoco reconocerán que pagamos al Estado más de lo que nos corresponde por población o por PIB.

Defenderemos el actual Concierto ante cualquier ataque y trabajaremos para ampliar y mejorar las capacidades que nos reconoce, exigiendo una relación efectiva de igual a igual con el Estado, pero sin olvidar jamás que aspiramos a superar este sistema y a la plena soberanía.

La sinfonía inacabada que hoy es el Concierto Económico debe completarse hasta convertirse en uno de los pilares fundamentales del futuro Estado vasco. Como en Dinamarca o en Noruega. No aspiramos a más, pero tampoco a menos.

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