I have a dream!
Pedro Luis uriarte
Martes, 27 de febrero 2018
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Pedro Luis uriarte
Martes, 27 de febrero 2018
Que nadie se asuste porque no pretendo emular el discurso más famoso de Martin Luther King Jr. en aquel lejano 28 de agosto de 1963. Además, lo mío, más que un sueño, ha sido una pesadilla; quizá por dedicarme a ver, todos seguidos, los 789 capítulos de una serie televisiva muy famosa. Así empezaba mi sueño:
En ese celtibérico ‘Juego de Tronos’ en el que se ha convertido la política española, con sus tensiones, corrupción (¡incluso empieza a aparecer algo de sexo!) y en el que vemos con estupor y aprensión cómo el hijo pretende matar al padre, el Reino del Norte está amenazado.
Como ves, un escenario sobrecogedor. Pero la pesadilla sigue:
El duro invierno está llegando y los Caballeros Naranjas han salido de sus cavernas y avanzan espectrales, armados no de flamígeros dragones, sino de un arma de destrucción masiva que hoy se conoce como ‘fake news’ y antes adoptaba otros nombres más reconocibles: mentiras, falsedades, tergiversaciones. Ese ejército letal viene apoyado, además, por una variopinta trompetería.
Todos a una, pretendían derribar un Muro que se había elevado, metro a metro, a lo largo de 140 años, para sustituir, siquiera parcialmente, a otro milenario que parecía inexpugnable y que cayó con estrépito en 1876.
Mientras el Rey del Norte y su corte cavilaban cómo enfrentarse a esa creciente amenaza, el pueblo llano vivía feliz, adormecido en su prosperidad. La habían logrado con mucho esfuerzo y protegidos por aquel Muro que todos ellos creían que se iba a extender, por los siglos de los siglos (¡amén!).
Entre los confiados lugareños solo parecía alerta la ‘Hermandad de los sin rostro’, formada ya por más de 3.600 personas comprometidas y cuyo objetivo fundacional no admitía duda: conocer, difundir y defender aquel Muro. Le habían dado el extraño nombre de Concierto Económico, pero en el Sur, el Este y el Oeste lo conocían con otros mucho más sonoros: Privilegio, Paraíso (pero no uno cualquiera, sino Fiscal) e incluso, ya en los últimos tiempos, Supremacismo (¡!).
Y, en ese preciso momento me desperté, cubierto de un sudor frío, pero con el mensaje bien entendido: debía conocer, difundir y defender ese Muro único, singular. Lo he transformado en mi triple compromiso, como lo es ya el de esos más de 3.600 Lagunak de esa hermandad que llamamos Comunidad del Concierto-Gurea Kontzertua, creada el 28 de febrero de 2016 por seis ciudadanos de a pie, entre los que me encontraba, para conmemorar el 138 aniversario del Concierto.
La sede de esta plataforma cívica es www.comunidadconcierto.com y no tiene ideología (porque el Concierto no la tiene), ni cargos, ni cobra cuotas. Solo pretende despertar a nuestra sociedad civil, concienciarla de la trascendencia del Concierto y conseguir que cada vez más personas asuman el triple compromiso al que acabo de hacer referencia.
En solo dos años, la Comunidad ha realizado una labor excepcional y muy valiosa, sin contar con ningún medio, excepto la aportación de las seis personas fundadoras, en su etapa de lanzamiento ha superado, muy de largo, los objetivos marcados cuando se creó.
Iniciamos ahora la de consolidación de esta singular Comunidad. Persigue dar un gran salto adelante, recabando para ello un mayor compromiso de la sociedad civil, sin perjuicio de necesitar también apoyo desde otros ámbitos. Pero es crítico mantenerla como una verdadera plataforma cívica y, por lo tanto, independiente de todo poder.
¿Merece la pena todo ello? Claro que sí. Porque apoyar el Concierto es asumir nuestra historia, respetar lo legalmente establecido, dotar al autogobierno vasco de verdaderas capacidades, generar estabilidad y, especialmente importante, posibilitar que centenares de miles de personas, las más necesitadas de apoyo público, vivan mejor, más cuidadas y protegidas.
Por encima de su enorme significación histórica, institucional o política, el Concierto tiene un sobresaliente valor social al propiciar un nivel de servicios públicos, pagados con nuestros impuestos (¡cuestión decisiva a no olvidar!), de gran extensión y calidad.
Y ahora sí, aquí va mi triple sueño. A nuestras instituciones y partidos políticos, que tanto esfuerzo y capacidad negociadora han dedicado a ‘construir’ el Concierto (y ahí están los sensibles avances logrados en 2017) me atrevo a sugerirles que hay que dedicar muchos más medios y recursos a que se conozca. También a defenderlo mejor, pues hoy tiene muchos flancos en los que está desamparado y desarbolado.
A nuestra sociedad civil le pido mucho más compromiso con el Concierto para conocerlo, difundirlo y defenderlo en nuestro ámbito personal. Y ello no solo por las razones trascendentes que he apuntado, sino además por algo mucho más próximo y personal: estamos protegiendo nuestros derechos. Defender el Concierto es, además, defender la solidaridad y luchar contra un grave peligro social (y económico): la desigualdad.
Y al dios Destino le pido que ese hermoso superviviente llamado Concierto, que ahora cumple 140 fecundos años, y con el que personalmente me siento tan comprometido, pueda celebrar, allá por el año 2078, sus primeros doscientos años de vida.
Yo no lo veré, pero sí lo deseo. I have a dream!
Obras de acceso gratuito sobre el Concierto y más información en www.elconciertoeconomico.com
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