XXI edición del Maratón Martín iz
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XXI edición del Maratón Martín iz
Tres maneras de correr el Maratón Martín FizPablo Benito Campeón del Maratón Martín Fiz en 2021
De futbolista a maratoniano. La historia de Pablo Benito (Vitoria, 1995) tiene su inicio en una carrera en el pueblo de Tamames, homenaje a su primo Martín Fiz, en la que apenas pudo aguantar un kilómetro corriendo. Pesaba más de 80 kilos. Nueve años ... después, ha completado cuatro maratones, tiene una mejor marca de 2:19 y sigue con ilusión y hambre por mejorar.
- ¿Siente presión por partir como uno de los favoritos del XXI Maratón Mar tín Fiz?
- Me encantaría repetir el triunfo de hace tres años. Es el objetivo que me he planteado y, para ello, me he preparado estos meses. Ojalá la rodilla me respete y pueda hacer una buena carrera. Sé que marca personal no podré hacer, pero intentaré rondar las 2 horas y 20 minutos. El cosquilleo se tiene, lo reconozco.
- ¿Cuándo empezó a correr?
- La fecha no se me olvida. Fue en el mes de agosto de 2015 en una carrera homenaje a Martín Fiz. Eran 7 kilómetros y solo pude aguantar el primero. Los otros los hice andando. Pesaba más de 80 kilos. Yo había sido futbolista en el club Lakua pero había dejado el deporte. Ya en serio y con una buena preparación, debuté en Vitoria en 2019 con 2.41 para preparar el maratón de Sevilla, que era en febrero de 2020. Allí hice 2.29. En un año, rasqué 10 minutos y me di cuenta de que podía seguir progresando en esta distancia.
- ¿Por qué un chico de ciudad decide marcharse a un pueblo de 900 habitantes como es Tamames?
- Es el pueblo de mi familia y las raíces tiran mucho. En 2016 decidí irme a vivir allí. Estaba cansado de Vitoria, sentía que me había estancado. Quise comenzar otra vida y estuve cinco años en Tamames. Empecé a trabajar en un matadero y luego en residencias de mayores. Es un pueblo con mucha vida, aunque solo tenga 900 habitantes. Estáis invitados (risas).
- Tanto Martín Fiz como usted se han convertido en embajadores de esta pequeña localidad salmantina.
- (Risas). Bueno, tal vez. El pabellón lleva el nombre de Martín y a mí me hicieron también un reconocimiento en el Ayuntamiento después de quedar quinto en un Campeonato de España de maratón. Es un orgullo.
- ¿Su vínculo familiar con Martín Fiz ha tenido mucho que ver en su camino en el mundo del maratón?
- Bastante. Somos primos segundos. Mi madre es prima de Martín y mi abuelo, primo también de su padre. La genética de él es inigualable. Pero algo me habré llevado yo, ¿no?
- Vuelve a cambiar su vida tras ganar el Maratón Martín Fiz en 2021. ¿Qué ocurrió?
- Se dieron un cúmulo de circunstancias. Gané el maratón y gracias a eso conocí a meses después a Laura, mi actual pareja, Laura. Decidí regresar a Vitoria. Las cosas del amor (risas).
- ¿Recuerda cómo fue la preparación de aquel maratón de 2021?
- Eso no se olvida. Creo que ha sido el que mejor he preparado. Aunque acabé con 2:28, las sensaciones fueron muy buenas. Martín me aconsejó. Hice muchos kilómetros de preparación y recuerdo que metía las piernas en cubos con hielo. Fue mi pócima mágica. Llegué como una moto. Pude hacer mejor tiempo, pero no quise arriesgar.
- Martín Fiz ha llegado a decir de usted que, al principio, era como un «potro desbocado» en las carreras.
- Es verdad. En mis inicios, cuando competía siempre quería estar con los de delante, pero no llegaba. Los aguantaba un rato, pero luego pinchaba. En eso he mejorada bastante y he aprendido a dosificar y a saber cuál es mi sitio en cada momento.
- Ha trabajado de panadero y ahora en una fábrica de automoción. ¿Le permite organizarse mejor sus sesiones de entrenamiento?
- De panadero trabajaba de noche. Muy duro. Estaba muerto. Y aún así, fui al maratón de Valencia en diciembre de 2022 y conseguí mi mejor marca, 2:19.09 Estoy super contento y me organizo mejor. Trabajar ocho horas, entrenar y conseguir buenos tiempos es complicado. Si me dedicara a esto exclusivamente, quién sabe.
- ¿Se lo ha llegado a plantear alguna vez?
- Nunca se me ha pasado por la cabeza. Yo creo que he llegado tarde al maratón. Si desde pequeño o más joven me hubiese dedicado a ello con el asesoramiento de Martín, quizás podríamos hablar de otra cosa. Nunca es tarde y solo tengo 29 años. Los maratonianos rinden mejor con más edad.
- ¿Qué plan de carrera tiene en la cabeza?
- Lo ideal sería estar con la gente de cabeza de la media maratón hasta que lleguen a meta. Y luego seguir con esos ritmos. Espero ir con más gente. Sé que hay más atletas que vienen con hambre al maratón y eso es bueno.
- Es el único atleta que ha logrado ganar en las tres distancias del evento. ¿Era un objetivo personal?
- Fue algo casual. Después del maratón en 2021, en 2022 gané en el 10k y el año pasado en la media. Me siento orgulloso.
Fernando Masiá Atleta invidente
A este barcelonés de 31 años, la vida le puso a prueba desde el primer suspiro. La enfermedad degenerativa que padece, «síndrome de Usher», le acarreó una sordera de nacimimentos y una ceguera progresiva agudizada desde que cumplió los 18 años. Fernando Masiá sólo tiene una visión central del 5%, el último eslabón hasta la oscuridad total. «Te cuesta asumirlo y tiene su proceso. No tiene cura y el único medicamento válido es la ilusión y las ganas de vivir», afirma.
Dice que, aún con todo, se siente un privilegiado después de estudiar en Pamplona un grado de Administración de empresas, dominar el inglés y haber trabajado en diferentes consultorías. El deporte ha sido siempre su recurso infalible. «Siempre practiqué diferenres deportes como boxeo, esquí y correr. Son endorfinas gratis que te ayudan a pasar malas rachas», confiesa. Ese empuje por, «aprovechar cada instante con visión», le ha traído hasta Vitoria donde mañana se enfrentará a su primer maratón. «Me uní en Barcelona a un grupo de running que se llama «Corremos todos juntos», donde te facilitan guías preparados. De ahí surge mi relación con Tomy López que, además de ser entrenador personal, compite en Ironmans y suma 143 maratones consecutivos por otra buena causa, hacer visible el »sindrome de rett», un trastorno neurológico. Hacemos un buen tamden», celebra después de correr juntos hace dos semanas una media maratón en Castelldefels.
Dice que su vida es, «una cuenta atrás», hasta que sus ojos se apaguen definitivamente, pero se aferra a los destellos y sombras que vislumbra para continuar con ánimo. De los 42 kilómetros que tendrá por delante, teme el famosos muro o, «que las piernas no me den para llegar a meta», reconoce. Desvela entusiamado que Martín Fiz es un mito y que estrenarse en su prueba ha sido una motivación, además de sentirse expectante por conocer Vitoria. «Me han hablado maravillas, así que quiero sentirlo y vivirlo en primera persona», confiesa.
Gabriel Espino Profesor jubilado
Supone rizar el rizo pero a este canario parece que nada se le resiste. Sus 45 años como atleta y otros tantos como docente impartiendo educación física, le han servido para mantenerse en un estado de forma extraordinario y tirar de inventiva para llamar la atención. «Cuando ejercia como profesor nos dijeron que teníamos que ampliar el temario e introduje malabares. Ahí empezó todo», contextualiza. Maspalomas, Madrid y Sevilla han sido testigos de su curiosa habilidad con la que, además, ha ayudado a la ONG Médicos sin fronteras. Después, varias medias y carreras cortas han tenido como finalidad ayudar a las personas que lo han perdido todo tras los efectos debastadores del volcán de La Palma. «He querido echar una mano para que esa gente pueda volver a la normalidad», apunta.
Después de mucho ensayo-error, Espino consigue que las tres pelotas vuelen mientras él avanza a un buen ritmo. «Mi mejor marca es de 4:45 que logré en Madrid. Eso sí, en los avituallamientos y para tomar geles, tengo que parar», explica.
Aunque, en un principio, es reacio a contar sus planes, nos desvela que tiene entre manos un reto mundial. «Quiero correr el siguiente maratón con tres huevos de avestruz. Cada uno pesa un kilo y medio. Lo que hago es vaciarlos y rellenarlos de poliuretano y un barniz especial para que aguanten las caídas. Ya sabréis donde lo realizaré. Ahí lo dejo», añade de forma misteriosa.
Reconoce que puede parece una excentricidad y que ha vivido reacciones de todo tipo. «La mayoría de la gente me respeta. Eso me motiva más. No hago daño a nadie», reconoce.
Entrena en pistas de atletismo y espacios urbanos donde debe sortear coches, bicicletas y perros. «Una vez, hasta un lagarto se comió unas de las pelotas. Tengo muchas anéccdotas», reconoce mientras confiesa que, «correr el maratón de Martín Fiz es todo un honor. En Canarias lo admiramos mucho porque sigue siendo un gran referente», añade.
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