Eric Domingo y Silvia, rodeados de amigos en los metros finales del maratón de Barcelona. e. d.

Silvia y Eric, más fuertes que la esclerosis

Récord Guinness ·

Madre e hijo baten una plusmarca mundial en el maratón de Barcelona. «Ella se siente en paz cuando corremos»

Viernes, 12 de noviembre 2021, 23:57

Silvia Roldán tiene 58 años y desde hace 21 sufre esclerosis múltiple, pero acaba de completar el maratón de Barcelona, su ciudad natal, y ya piensa en nuevos retos. El lento avance de su enfermedad la obliga a moverse en silla de ruedas, pero que ... no pueda caminar no implica que no pueda volar por las calles de las competiciones donde participa. El domingo lo hizo en la capital catalana para finalizar con una marca de 2 horas, 53 minutos y 28 segundos y establecer un nuevo récord mundial. En este caso, récord Guinness, que es compartido. Porque esta es una historia de dos personas que forman una. Silvia pone la ilusión y el compromiso de hacer frente a una enfermedad que le mina poco a poco. Su hijo Eric Domingo pone las piernas, la fuerza y la voluntad para empujar su silla de ruedas durante más de 42 kilómetros hasta completar la mítica distancia con marcas increíbles. Después, en la meta, llega la recompensa. «Fue un éxtasis total. Se lo prometí y lo logramos, por eso vivir lo que vivimos en la llegada fue inolvidable», explica Eric a este periódico con una voz que delata que días después de lograr el récord todavía las emociones están a flor de piel.

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«La llaman la enfermedad de las mil caras», explica Eric al hablar de la dolencia de su madre que, lejos de hundirles, ha supuesto que ambos den una enorme visibilidad de la esclerosis con su decisión de participar en competiciones y recaudar fondos para la lucha contra este mal. Todo empezó cuando Silvia tenía 37 años y surgieron los primeros brotes «no muy severos. Yo tenía 7 años, era muy pequeño y no me contaron nada para que no me preocupara, pero ya con 14-15 fueron a más y me explicaron lo que sucedía. 'Algún día tendré que ir en sillas de ruedas y no podré hacer casi nada', me dijo».

Eric besa emocionado a su madre al lograr el récord. e. d.

Un referente

Fue en 2016 cuando surgió la posibilidad de hacer algo que cambiaría sus vidas. «Descubrimos que había en Montmeló una carrera para dar visibilidad a esta enfermedad, la Carrera pòr la Esclerosis Múltiple, y nos apuntamos». Fueron tantas las emociones que vivieron que decidieron ir a más. Dick Hoyt, que corrió 32 veces el maratón de Boston empujando la silla de ruedas de su hijo, «fue un referente para todos nosotros», admite Eric. Y el 4 de septiembre de aquel año completaron por vez primera el maratón de Barcelona. «Fue su regalo de cumpleaños», recuerda. Desde ese momento, correr maratones fue el tema de conversación central en casa de Silvia.

Así llegó la primera gran apuesta, buscar el récord Guinness que en ese momento estaba en 3 horas y 1 minuto. «Decidimos ir a Sevilla, porque es una carrera lisa que a priori era favorable, y para que mi madre viajara al sur». Pero las cosas no salieron según lo previsto porque un recorrido favorable para un atleta puede no serlo para una silla de ruedas. «Los adoquines, las vías del tranvía... Encerraba muchas trampas y nos salió mal, incluso al llegar tropecé y caí... fue un drama», recuerda con decepción.

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Pero lo peor estaba por llegar. La pandemia lo paralizó todo y cuando el mundo comenzó a recuperar el ritmo Silvia dio positivo por covid el pasado agosto. «Lo pasó fatal y llegó un punto en que nos dieron la alternativa de entubarla o tratarla, pero con pocas esperanzas. Pensamos en lo peor, pero en ese momento decidí hacer la solicitud de récord Guinness para el maratón de Barcelona. Se lo conté y fue cuando mi madre empezó a reaccionar, a pelear contra la enfermedad y a salir adelante. Al mes estaba en casa dispuesta a prepararse para el maratón, porque ella también ejercita su mente, su concentración, para afrontar tres horas en la silla de ruedas. Y llegamos a la salida plenos de motivación», evoca Eric.

Eric impulsa la sillade ruedas de Silvia: «Le prometí el récord cuando en agosto mi madre estaba en la UCI con covid»

La Behobia

En casa, ante su gente, ambos volaron durante los 42 kilómetros. «No podía fallar. Me dejé la vida», explica. Eso sí, el 2,53 no entraba en los planes. «Salió todo demasiado perfecto, pero es que ese día estaba todo en orden, la cabeza, las piernas, la motivación...». Y si las fuerzas decaen, ahí está su madre para animarle. «Mi madre no calla en todo el maratón. Tengo historias para aburrir. Va animando a la gente, disfruta a tope, y eso me ayuda a seguir. Saber que mi madre se siente libre y en paz cuando corre no tiene precio. Para ella es una sensación semejante a la de volar».

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Así que Silvia y Eric ya tienen nuevos desafíos en mente para seguir volando juntos. «Para 2022 nos gustaría estar en la Behobia-San Sebastián. La hice en solitario y me encantaría que mi madre viva ese ambiente».

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